UN ERROR OLÍMPICO, POR JUAN CARLOS FERNÁNDEZ

 

Por Juan Carlos Fernández

 

Los medios de comunicación, el uso coloquial de los términos deportivos e incluso la misma Real Academia Española, han fomentado el uso de la palabra “Olimpiadas” como sinónimo de los Juegos Olímpicos, pero, ¿Son realmente lo mismo?

 


 

juegos olimpicosIsabel II, Reina de Inglaterra, en el momento culminante de la ceremonia de apertura, asumió su rol como Jefe de Estado del país anfitrión y pronunció las únicas palabras que le permite el Comité Olímpico Internacional: “Declaro inaugurados los Juegos de la trigésima Olimpiada”.

Con estas sencillas 8 palabras, la Reina decretó el inicio de los vigesimoséptimos  Juegos Olímpicos. Exactamente. Londres 2012 marcará el final de la 30ª Olimpiada y será la edición número 27 de los Juegos Olímpicos. ¿Por qué esta confusión numérica? Pues porque “Juegos Olímpicos” y “Olimpiadas” no son lo mismo, en realidad, son exactamente lo opuesto, aunque el uso indiscriminado de ambos términos suela provocar la confusión.

Los Juegos Olímpicos son las competiciones deportivas, celebradas cada cuatro años, donde participan los mejores atletas de todo el mundo; en cambio, las olimpiadas son esos períodos de cuatro años que transcurren entre cada edición de los juegos y que se contabilizan incluso si no se realizan las actividades deportivas.

Estas diferencias, aunque la Real Academia Española trate de obviarlas, existen desde la antigua Grecia. Los Juegos Olímpicos se remontan al solsticio de verano del año 776 antes de Cristo, cuando los griegos comenzaron a celebrarlos en la ciudad de Olimpia, en el Peloponeso, en honor al dios Zeus. 

Desde ese instante, los juegos se hicieron tan populares que inclusive las guerras eran suspendidas momentáneamente para que los atletas pudieran ir a Olimpia a competir. Los griegos empezaron a utilizar la palabra “olimpiada” como medida de tiempo y se hizo costumbre entre ellos contar el tiempo en olimpiadas, es decir, periodos de 4 años.

londres JPVolviendo al desfase numérico que supone el hecho de que Londres 2012 sea el fin de la 30ª Olimpiada y constituya la edición 27 de los Juegos Olímpicos, es pertinente recordar que olimpiada es una medida de tiempo y que se cuenta incluso si no se realizan los juegos.

Ahí está la clave. Las Olimpiadas se han contabilizado desde Atenas 1896, cuando aparecieron los juegos modernos; por el contrario, los Juegos Olímpicos han sufrido 3 interrupciones por las 2 Guerras Mundiales. A causa de los conflictos bélicos, no se celebraron Juegos en 1916, 1940 ni 1944. Sin embargo, los períodos de cuatro años denominados Olimpiadas siguieron contándose y de ahí el citado desfase.

A pesar de que diccionarios del mundo entero, incontables estudios históricos y hasta el propio Comité Olímpico Internacional comparten la teoría antes explicada, la Real Academia Española se empeña en obviar estos datos y define “Olimpiada” como sinónimo de Juegos Olímpicos. Al buscar esta palabra en el diccionario, la primera acepción dice: “Competición universal de diversos deportes que se celebra modernamente cada cuatro años en un lugar previamente determinado”. Y apenas en la tercera definición, añade: “período de cuatro años comprendido entre dos celebraciones consecutivas de juegos olímpicos”.

Sobre este tema  el reconocido periodista catalán y experto en Juegos Olímpicos, Martí Perarnau, dejó una frase que, en sí misma, enfatiza concretamente lo que sucede con el debate de términos: “confundir Juegos Olímpicos con Olimpiada significa una barbaridad mayúscula que va mucho más lejos que la confusión lingüística, es un vicio que ha sido alimentado por la incultura deportiva, los medios de comunicación y, finalmente, en un esperpento indigno, la Real Academia de la Lengua Española y la Fundación Fundéu”.

 

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