El cinismo y el humor: sobre el debate en CNN

Por Ricardo Del Bufalo

@RDelBufalo

 

 

 

El debate estudiantil transmitido el pasado jueves en CNN fue polémico por el cinismo de los participantes oficialistas. Dijeron, entre otras cosas, que es falso que en Venezuela asesinaron a decenas de miles de personas al año (“sí, esto es Iraq”, dijo irónicamente la única muchacha) y que los colectivos paramilitares chavistas no están armados. Sí, es en serio.

 

El cinismo es una negación de la realidad. Al cínico le muestran un video de unos motorizados disparando a los manifestantes opositores y dice “eso es un montaje” o “esos son opositores disfrazados”. El presidente Maduro asegura que no quiere colectivos armados en el chavismo, pero cuatro días más tarde afirma que están trabajando por la patria y que si están armados es porque se sienten en la obligación de hacerlo. Como si no fuera suficiente contradicción, los estudiantes del debate niegan que los colectivos tienen armas.

En la actualidad, el cinismo es una forma de la ideología, argumenta Slavoj Žižek. La ideología, en el sentido marxista, significa “falsa conciencia”: ellos no lo saben, pero lo hacen. Esto quiere decir: la persona está engañada por el sistema capitalista, lo que hace que el obrero, en lugar de insurgir ante su patrón explotador, apoye el orden de explotación y se ponga de su lado. Una especie de síndrome de Estocolmo. Pero en la actualidad, la ideología no es una falsa conciencia, sino una “falsa conciencia ilustrada”: sí saben lo que hacen, pero aún así, lo hacen. Saben que los motorizados están armados, saben que nosotros sabemos, pero aún así lo niegan. Es decir, la ideología es “una mentira, pero una mentira que se vive como verdad”.

 

El chavismo ideologiza de esta manera. A través de los miles de medios de comunicación que tiene el Estado-Gobierno-Partido (es lo mismo) no informan, sino que transmiten pura propaganda que lo único que ofrece es una forma de interpretar la realidad. Digamos: ofrecen una narrativa, un relato, para que sus simpatizantes sepan cómo interpretar los hechos. Puede ser ilógico ese relato, no importa, lo que importa es que sea verosímil. Una foto, una declaración, un tuit, cualquier cosa basta para darle verosimilitud.

 

Por ejemplo: el moreno de lentes dice que la violencia es un problema que existe, pero que es magnificado por la “guerra mediática” en contra del gobierno nacional. Otro ejemplo: el catire dice que en Táchira no hay manifestaciones, sino que el estado está siendo atacado desde Colombia como parte de un plan de “golpe de Estado”. Él sostiene la tesis de que Leopoldo López convocó a la marcha del 12F en coordinación con Álvaro Uribe, quien tiene nexos con paramilitares colombianos, que son los que están atacando al Táchira. ¿Cuál es la prueba? Una foto de Leopoldo y Uribe dándose la mano. Es un relato que se sustenta en una foto. O sea, que se podría hacer el mismo relato con esta foto. Esta verosimilitud es lo que hace que la mentira se viva como verdad.

 

Ahora, ¿cómo se combate ese cinismo? No basta con desenmascarar la realidad, con mostrar videos de motorizados disparando, pues “el cínico está al tanto de la distancia entre la máscara ideológica y la realidad social, pero pese a ello insiste en la máscara”. Entonces, ¿cómo se pone en evidencia la mentira del relato? Con el humor.

 

El chiste es una forma de hacer saber las contradicciones en las que incurre el cínico. Suscribo un chiste con el que Žižek ejemplifica esto: un científico muy reconocido recibe una visita en su casa de campo. El visitante nota que detrás de la puerta hay un objeto supersticioso que previene a los malos espíritus de entrar en el hogar. El amigo lo interpela y le pregunta por qué, si él es científico, cree en esas cosas supersticiosas. El científico responde “yo no creo en eso, yo no soy supersticioso, pero lo tengo ahí porque me dijeron que funciona aunque no crea en él”. El científico, en este caso, es el chavista.

 

Con la risa, la contradicción cínica queda revelada. Las cargas semánticas implicadas en el mecanismo que excita la risa suelen estar alimentadas por la opinión pública, por lo que la sociedad considera cierto, normal, evidente. Entonces, ¿cómo mostrar que el cínico está creyendo en la máscara? No basta con una reducción al absurdo, con decir que el relato es ilógico, como el tuit sobre Leopoldo y los gringos.

 

Es indispensable la risa en este procedimiento. El chiste sería el siguiente: como la violencia es un problema maximizado por los medios de comunicación, el gobierno les impide comprar papel a los diarios, no les renueva la concesión a las televisoras, saca del aire a CNN, etc. Eso hace que la gente, sometida por los malandros, sienta un alivio y diga “menos mal, ya van a empezar a bajar los homicidios”.

 

Ese falso alivio, alimentado por lo que la mayoría que no es cínica asume como cierto (los homicidios no están maximizados, sino que cada año aumentan) es el que muestra al cínico con la máscara en la mano. La falsa actitud dice que lo que el ideologizado cree como solución es tan solo una manera de darle verosimilitud a un relato que solo busca encubrir la realidad.

En lugar de refutar un argumento ideologizado de un chavista es preferible hacer un chiste de lo que está diciendo.

 

 

 

Bibliografía:

 

Zizek, Slavoj. El sublime objeto de la ideología.

 

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