Madres de la protesta

Por Ivanna Méndez

@IvannaMendezM

 

 

 

Hace tres meses antes de que comenzaran las protestas, nadie se imaginaba lo que estaría a punto de comenzar, una situación de crisis que se convertiría entonces en nuestra nueva realidad en la que la represión y la violencia fuesen cosa de todos los días, sus principales protagonistas: los estudiantes. Sin embargo solemos olvidar el hecho de que todo esto no afecta solamente a aquellos que protestan sino a todo su entorno, en este caso particular, las madres, quienes han demostrado gran fortaleza y valentía apoyando a nuestros jóvenes en la lucha por una Venezuela mejor.

 

El día 28 de febrero cerca de las 7pm fueron apresadas en Altamira alrededor de 40 personas, a continuación las madres de tres de los jóvenes detenidos (Ana Sierra, Elizabeth Arandia y Marilu Duque) nos cuentan sus historias, responden algunas preguntas acerca de su experiencia y lo que significó para ellas todo lo ocurrido.

 

Antes de lo que ocurrió, ¿qué opinaba sobre la protesta? ¿siempre estuvo de acuerdo en que su hijo participara en ellas?

 

AS: Siempre estuve de acuerdo con la protesta porque he protestado desde estos 15 años para acá. He ido a casi todas las protestas, el vio y aprendió eso: la lucha de la protesta contra lo que estamos viviendo, entonces por supuesto que no podía negarme a que fuera.

 

De siempre yo he salido a protestar, he dejado a mi esposo en la casa porque no podemos salir los dos pues nunca se sabe que va a pasar y menos ahora. Desde siempre he salido a protestar y seguiré saliendo.

 

Siempre existe un miedo, en esta ocasión más porque estaban reprimiendo mucho pero yo confiaba en el, en su madurez y sabía que en el momento que las cosas se pusieran violentas el se iba de ese lugar y yo lo buscaba.

 

¿Qué sintió ese día al saber que su hijo estaba detenido?

 

AS: Yo hablaba con el cada cinco minutos prácticamente, cuando me enteré de que estaban reprimiendo lo llamé y me dijo que me quedara tranquila que en ese momento no había represión , a los quince minutos volví a llamar y ya el celular me salía apagado. En ese momento casi muero porque sabía que algo había pasado pero no sabía que. Como pude fui a la plaza y fue que me entere que se lo habían llevado y ahí fue peor, al saber que lo habían llevado y no sabía para donde, ya sabemos que les ha pasado a algunos de los muchachos que se han llevado. Gracias a Dios y al Foro Penal que ha actuado tan diligentemente casi inmediato sacaron una lista donde el estaba, me dirigí a Fuerte Tiuna, me quedé mas tranquila, allí pasó la noche, al día siguiente fue presentado y hasta el momento está en libertad bajo régimen de presentación, por supuesto no puede volver a la calle y eso a el lo tiene un poco mal pero a mi tranquila porque como sabemos que están reprimiendo sin mirar atrás.

 

Alguna vez pensó en la posibilidad de que podría ir detenido mientras manifestaba

 

AS: A pesar de las represiones, nunca lo pensé porque el es muy maduro y consciente. Cuando el veía que empezaban la represión, el llamaba y yo lo buscaba. Ese día cayó porque fue a buscar a unos amigos que no estaban en ese momento con el y cuando fue a buscarlos lo agarraron, le hicieron una emboscada. Ni el mismo se lo cree, pues siempre fue muy precavido.

 

¿Cuál fue su reacción en el momento que se enteró de que su hija estaba detenida?

 

EA: Sentí una desesperación muy grande, una angustia totalmente inmensa, porque no sabia que le podía pasar, nada mas ella llamarme y decirme que estaba detenida, yo primero pensé que estaba jugando conmigo, desde ese momento el corazón se me puso pequeñito, no aguantaba las ganas de llorar. Al principio fue muy fuerte, pero trataba de resolver, primero llame a mi hermana después llame a mi hermano, comunicándome con ellos, pues nosotros somos muy unidos. Para mí fue una gran angustia, porque la siguiente llamada que recibo me dice que la están llevando a Fuerte Tiuna. Pensé lo peor. Están actuando con mucha maldad y entonces pensé que ella pudo haber sido otra Génesis, otra Geraldine, ese era mi temor, y esa gente no reconoce todo el daño que pueden hacer. Fueron horas de angustia, no volvi a dormir hasta el domingo. La espera en el Palacio de Justicia fueron horas interminables, horas en las que uno realmente experimenta que cuando va a amanecer es cuando es más oscuro. Todas las cosas que pasaron allí fueron terribles, el frio que fue inclemente. Recuerdo que bajó un diputado y nos dijo que nos fueramos y yo quedé sorprendida, una señora que estaba allí empezo a llorar porque ella no se quería ir. Entonces le pregunte al señor:“¿usted tiene hijos ahí metidos, tiene familiares, tiene un primo, tiene un hermano?” me contestó que no y yo le dije: “por eso es que usted dice que nos vayamos, pero como yo se que aquí la maldad es muy grande, yo no se si me vayan a soltar a mi muchacha a las 3 de la mañana y ellos no saben donde estan metidos, yo lo lamento señor gracias por su consejo pero si quiere usted se puede ir, usted no tiene nada que hacer aquí ni nada que buscar yo si tengo alguien a quien esperar que es mi hija”. Es una angustia terrible, es algo que no quiero volver a vivir, se lo he dicho a mi hija. Para saber que es lo que siente una madre, se tiene que ser mamá.

 

¿Qué lección le deja como madre esta experiencia?

 

EA: La leccion es que vi a mi hija aprender, ella ya sabe que hay otros metodos para poder protestar. La importancia de las madres es apoyar 100% a los hijos, en lo bueno y en lo malo, porque nosotros vivimos en un pais donde hay que aprender del ensayo y el error, nadie aprende de cabeza ajena, todo el mundo tiene que tener sus propias experiencias, y yo como madre siempre los voy a apoyar, fue mi hija la que estuvo alli, pero tambien cuando me llamó un amigo mío que le pasó algo así, yo movi todo , porque se lo que es pasar por eso y siempre van a tener mi apoyo. Nuestro rol al ser mujeres , es ser muy valientes, tener pensamientos correctos y precisos, nunca dar el brazo a torcer, sin miedo, sin temor, si a ti te acompaña la verdad, no puedes tener miedo.

 

El suyo fue un caso particular, ¿qué ocurrió exactamente ese día?

 

MD: Ese 28 de febrero estaba yo en la cama y le pregunto a mi hijo: “¿Daniel a dónde vas?”, “a la libertad por Venezuela a Altamira y si no vuelvo es porque me fui con Venezuela” me respondió. Ese día no llegaban, yo llamaba y ninguno me contestaba y ahí empezó mi angustia, “algo pasó algo salió mal”. Ahí fue cuando me llamaron y me dijeron que estaba en el Core 5, pero no estaba ahí, fue mentira. A el lo ruletearon. A mi hijo lo golpearon y le reventaron la cabeza y lo ruletearon lleno de sangre en la moto. La guardia le decía que lo iban a dejar morir desangrado. Fue cuando llego un comandante y dijo: “al muchacho no lo toquen más, nos lo llevamos al Hospital Militar”, fue cuando se lo llevaron, a todas estas yo no sabia que el estaba en el Hospital Militar, nos enteramos a través de twitter. Yo voy y cuando lo veo con la venda y la camisa ensangrentada comencé a llorar y me dijo: “no tengas miedo”, yo le respondi “yo no lloro por mi, lloro por ti hijo y por lo que te pueda pasar”. El hecho de ver a mi hijo esposado fue muy fuerte, yo les dije “mi hijo no es un asesino, no es un terrorista, es un estudiante”. Afortunadamente así como hay guardia mala hay guardia buena, mi hijo siempre dice “el comandante me salvó la vida”.

 

¿Su hijo esta desmoralizado?¿observa que la protesta ha perdido su fuerza?

 

MD: El no está desmotivado, al contrario, el cree en esto. Y pienso que de no haber sido por esta protesta, no se hubiera hecho notar en el mundo, gracias a las manifestaciones el mundo tiene los ojos puestos en Venezuela, ha valido la pena. Creo que cada estudiante manifiesta a su manera, de los que han detenido y de los que se tienen que estar presentando, por lo menos mi hijo tiene medida de presentación y sabe que no puede estar en eso, pero el manifiesta a su manera, no en manifestaciones ni en Altamira pero lo hace dialogando con la gente, buscó otra manera de hacerlo.

 

¿Cuál es el papel de las madres en todo esto?

 

MD: Darle fuerza a los muchachos, mucha fuerza, sentirnos fuertes para apoyarlos y también nosotros salir a la calle con ellos, manifestaciones, marchas. Acompañar y dar la cara por ellos. Los que ya no puedan ir, las madres vamos, en ese caso estoy yo, porque el no puede estar en eso, porque si se llega a presentar un problema, injustamente, sabemos que los llevan a la cárcel, en cambio nosotras las madres ocupamos el puesto de ellos ahora.

 

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