¿Suicidio o Deslinde?

Por Víctor Bolívar

@victorabolivar

 

 

 

El exagerado personalismo y la desconexión con el sentimiento nacional, son el talón de Aquiles de la llamada “Revolución”. El aparataje comunicacional y el aberrante uso de recursos públicos en campaña, que alguna vez garantizó el éxito electoral, no son hoy en día suficientes para evitar la creciente pérdida de popularidad del proyecto socialista en Venezuela.

 

La inflación que cerró el 2015 en tres dígitos, índices de escasez galopantes y el monstruo de la inseguridad, son serios problemas, que van a agravarse, y cuyas soluciones requieren un exhaustivo análisis y una decisiva e inmediata acción.

 

El seguir negando la realidad, aunque ha funcionado en los últimos 17 años, ya no es una opción eficaz para el Chavismo. El último resultado electoral, es una muestra de ello       –millones de millones invertidos en una campaña para intentar tapar el sol con un dedo, y hacerle creer a sus seguidores que los altos costos de la vida, la escasez generalizada de productos y la inseguridad, sólo son inventos de la “derecha maltrecha”, definitivamente no funcionó–.

 

La lógica indica que debe haber un “golpe de timón” para cambiar de rumbo. Sin embargo, las connotadas estrellas del Chavismo sólo proponen radicalizarse aún más e insistir torpemente en lo mismo. Esto sólo busca reconstruir la polarización (seriamente herida el pasado 6D), que ha sido el piso político de la “Revolución” desde sus comienzos. El plan orquestado por los mismos responsables de la derrota electoral, pretende ejecutar las más extremas decisiones para conducir al oponente al otro extremo y así dirigir sus pasos, todo ello por supuesto, sin importar el alto costo que ello implica para un país que requiere con urgencia la toma de decisiones consensuadas.

 

La pregunta es ¿qué pasará con el Chavismo? ¿Se dejará arrastrar por quienes lo están conduciendo al barranco o se sacudirá a sus torpes dirigentes? Es un hecho notorio, que independientemente de las bien marcadas diferencias políticas que podamos tener quienes adversamos al gobierno y quienes lo apoyan, a todos sin excepción nos conviene que salgamos de esta crisis. Nadie duda que la inseguridad es mucho más que una sensación, y la escasez y la inflación más que una guerra económica.

 

El Chavismo si quiere sobrevivir a este creciente descontento, debe deslindarse de sus torpes líderes e incorporarse al juego democrático. Casi 33% del electorado no es una cifra desdeñable, para un proyecto político responsable de una crisis de la magnitud de la que vive hoy el país. Si todavía les queda algo de sensibilidad social o al menos de olfato político, deben exigirle a sus líderes acción y no los mismos discursitos trasnochados que para nada ayudarán en la solución de la grave crisis, esencialmente política, económica y social que enfrenta hoy en día Venezuela.

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