Situación actual de los docentes de la UCV (trabajo especial)
Ser profesor actualmente: labor de superhéroes

Ser profesor actualmente: labor de superhéroes

Uno de mis deseos ha sido siempre llegar a ser Profesora, pero en Venezuela la crisis nos aleja de nuestras más grandes aspiraciones. Este trabajo muestra las dificultades que vive hoy un profesor universitario. Conocer las historias acá presentadas es una forma de volver a soñar.

 

De niños siempre nos preguntaban ¿Qué quieres ser cuando seas grande?, para aquel entonces era una pregunta muy fácil de responder, porque desde muy pequeños nos enseñaron a relacionar el ser alguien, con alguna profesión, y aún más particularmente con el dinero que se gana ejerciendo una profesión – dejando de lado infinitas variables, entre ellas, por ejemplo, la importancia y valoración del oficio- así que muy ilusionados algunos respondían: médico, ingeniero, arquitecto, periodista, abogado, veterinario, etc… Basándose más o menos en qué tanto podían beneficiarse económicamente dedicándose a esto o a aquello. Reduciendo un poco el problema a asuntos de dinero.

Otros –por el contrario- soñamos en algún momento con ser superhéroes, porque nos cautivó el hecho de poder salvar a la humanidad. En particular, quería además ser profesora, más tarde me enteraría que existe un vínculo muy fuerte entre uno y otro. Así pues, estos últimos crecimos con al menos las ganas de transformar al mundo en un lugar mejor.

De grandes nos dimos cuenta de dos cosas importantes: la primera, que no necesitamos de una profesión para ser alguien- aunque haya alguno que otro que lo piense- pero que una profesión sí nos puede hacer mejores seres humanos, mejores ciudadanos; y la segunda, que los superhéroes no existen. Al menos no como nos lo contaron.

Pienso en los profesores universitarios y se me viene a la mente una vaga y moderna idea de superhéroe. Paulo Freire expuso una vez que «La Educación no cambia al mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo».  ¿Y no es esa la labor de un superhéroe? ¿No es ésta la labor de nuestros profesores?

En la coyuntura actual la idea parece cada vez menos descabellada, hoy nuestros profesores no sólo tienen la tarea de intentar llenar al mundo de gente mejor, sino que además deben sortear los obstáculos de la situación económico-política que vive Venezuela: inflación, escasez e inseguridad. Y eso, se ha convertido en un trabajo sobrenatural.

Si bien es cierto que lo especial de la labor de los profesores es que va a ofrecer una retribución que va mucho más allá de la forma monetaria, es innegable también que éstos necesitan ciertos beneficios para vivir una vida de calidad, con dignidad. Y es algo que este contexto les está robando. Ni en los peores escenarios de ficción los héroes han acabado tan desesperanzados.

La pauperización

La ley de universidades dicta que los miembros ordinarios del personal docente y de investigación se dividen en cinco: Instructor, Profesor Asistente, Profesor agregado, Profesor Asociado, y Profesor Titular. Éste último representa el máximo escalafón que puede alcanzar un profesor universitario en el país.

Entre uno y otro escalafón existen ciertas condiciones a cumplir, entre ellas: años de dedicación a la actividad académica, estudios de pregrado, posgrado y doctorado, y la presentación de trabajos de investigación o de artículos de corte científico. Es decir, para pasar de Instructor a Titular se amerita de todo un proceso académico.

Dentro de estas categorías ya mencionadas existen otras referidas al tiempo de trabajo que emplea cada profesor. Esto varía desde dedicación exclusiva hasta tiempo convencional.

En teoría, el sueldo de un profesor universitario está sujeto por lo tanto a estas dos variables: cargo que ocupa y tiempo que emplea.

Sin embargo el tema del sueldo de los profesores es un problema bastante grave y con diferentes matices. Ello porque la crisis que atraviesa el país ha salpicado en todos los ámbitos; incluso el universitario. El salario de un docente de la Universidad Central de Venezuela (UCV), así como el de docentes de todas las instituciones, no está acorde a la realidad económica actual, lo que no sólo ha originado la pérdida de las condiciones básicas de vida sino además la pauperización de la profesión académica.

 

Guayoyo en Letras tuvo la oportunidad de entrevistar a tres profesores universitarios que han trabajado en la UCV, con el fin de conocer su experiencia.

Ser profesor actualmente

¿Cómo sobrevive un profesor universitario con un sueldo que no está acorde al contexto actual venezolano?

“Lo primero es que uno vive humillado, porque yo considero que no me están dando la posibilidad de ejercer la carrera con la cual me siento bien, que es la carrera de investigador, de docente.” expone el profesor Mauricio Phelan. A lo que agrega que según parámetros nacionales e internacionales los profesores universitarios están bajo la línea de pobreza, situación que califica de muy dura.

A pesar de sentirse agredido por las condiciones en la que vive, comenta: “eso me da fuerzas al mismo tiempo, porque yo siento que cada clase que dicto, cada papel que escribo, cada ponencia que hago es un triunfo frente a la mediocridad y al autoritarismo”.

Por otro lado, la profesora Damely Reyes explica: El sueldo de un profesor no corresponde realmente a todo el esfuerzo que tienes que hacer como docente en la universidad. Todo lo que te exigen para poder dar clases no corresponde con lo que la universidad te puede retribuir.

El tema de los cestatickets es un punto importante, pues los profesores universitarios no han recibido el aumento en este tipo específico de beneficio. Por lo que siguen cobrando 7mil bs, a diferencia de los 13mil bs que cobra el personal obrero de la universidad. La profesora Damely comenta que de esos 7mil, por lo menos la mitad se gasta pagando el seguro que ofrece el Instituto de Previsión del Profesorado (IPP).

Más adelante Reyes agrega: Yo vivo en La Vega y desde me gradué no he podido salir de ahí, puesto que  no cuento sino con el ingreso que me da sólo para mantener a mi familia. Ahorita no conseguimos con qué abastecer lo mínimo en el hogar, lo que puedo conseguir lo consigo a través de otras personas porque con el cargo administrativo y de docente en realidad no me da tiempo de hacer las colas.

La situación es tan insostenible que ninguno parece vivir exclusivamente del sueldo que devenga como docente. El profesor Erly Ruiz por su parte, comenta que cuando se dedicaba a dar clases en la UCV, mantenía cinco trabajos alternos. El que menos ingreso le ofrecía era el de profesor en la casa que vence las sombras.

Infografía qué puede comprar un profesor

¿Por qué seguir dando clases?

A pesar de la coyuntura histórica actual, los profesores apuestan a continuar con su labor. Es evidente que para ellos la profesión de docente representa mucho más que un trabajo. Es como diría Phelan: “una misión”.

Seguir dando clases básicamente porque “Cuando la Universidad está cerrada uno no tiene con quién rebotar ni con quién repicar las ideas” explica el profesor Erly. En este sentido se amplía el concepto de universidad como un espacio no sólo para el conocimiento teórico abstracto sino para el diálogo con el otro. Dejar de dar clases sería perder estos espacios de retroalimentación.

Por otra parte, la profesora Damely plantea otro punto “es un tema de vocación y de ayudar a ese grupo de estudiantes  que todavía tiene una esperanza de formarse por una Venezuela mejor”. Abandonar las aulas es abandonar la alternativa, el cambio, la esperanza de transformación social que tanto necesitamos y ansiamos. Idea que el profesor Mauricio complementa: yo creo que seguir dando clases es una forma de resistencia, es una forma de protestar, es una forma de enmendar los errores que pudimos haber cometido en mi generación, formando nuevas generaciones.

 

¿Vocación o masoquismo?

Para la profesora Damely el seguir ejerciendo es una mezcla de ambos, pero se inclina a pensar que es más por vocación. “Es una convicción, es un tipo de sensibilidad social, o sea de tratar de ayudar al que está a nuestro alrededor a pesar de no poder cubrir las necesidades básicas que tenemos”. Más adelante compara la labor docente con la labor social.

Por su parte, Mauricio Phelan piensa que es más bien una forma de resistencia, porque simplemente él está haciendo lo que le gusta y dejar de hacerlo significaría rendirse frente a un régimen que apuesta porque dejemos de pensar, de reflexionar, de criticar y de proponer. “Si yo pienso que seguir aquí es masoquismo es una manera de aceptar que me ganaron, que me vencieron. Yo creo que todavía hay mucho por delante, mucho por hacer”, explica.

Por otro lado Ruiz se inclina por la idea de que es más bien una suerte de oportunidad para actualizarse constantemente, para “tener como profesor mis herramientas conceptuales, epistemológicas y metodológicas al día”, comenta.

Lo mejor y lo peor de ser profesor universitario

“Lo mejor, ver el resultado de profesionales bien capacitados (…) Pero también lo peor es saber que la gente que tú formaste es parte de esto, y están atentando contra la universidad y es triste”, expone el profesor Phelan.

Damely Reyes toca el tema de los pocos beneficios sociales como lo peor de ser profesor universitario. Comenta que un docente hoy no tiene oportunidad de obtener una vivienda o un carro, sino que por el contrario cuenta con menos de lo básico para subsistir. En cuanto a lo mejor, explica: “Lo mejor es que mañana, pasado, en algún momento, ves el éxito de tus estudiantes y sabes que tú contribuiste de alguna manera a que ellos lo lograran, y eso es gratificante”.

Para  Erly lo peor de ser docente universitario es que los estudiantes reduzcan el trabajo del profesor a una simple figura instrumental, mientras que lo mejor es “tener la oportunidad de ver la creatividad de la gente fluir. Porque sí, uno como profesor tiene mucha creatividad, tiene mucho inventiva, pero la universidad es ese sitio donde poder ver que mucha gente desarrolla esas ideas que nunca que habías imaginado”, expone.

 

¿Qué le diría a alguien que quiere ser profesor universitario?

Para muchos ésta no es ni siquiera una opción, pero hay alguno que otro valiente que parece considerarlo, con respecto a ello la profesora Damely opina: “Lo primero que haría sería preguntarle si está realmente convencido de tener esa sensibilidad social de no trabajar por un sueldo”. Por otro lado si la persona está dispuesta a convertirse en profesor universitario sabiendo las condiciones, le daría la bienvenida. Pero piensa que esto amerita una previa reflexión, ya que en Venezuela no se valora la profesión docente.

Por su parte, Mauricio Phelan comenta: le diría que es como asumir un sacerdocio, ser misionero. Las condiciones de trabajo, las condiciones económicas, son muy duras para un profesor universitario. Yo creo que hay que decirle las cosas como son y, por esa base, que tomen la decisión.

 

¿Qué opina del paro como forma de protesta frente a la situación actual?

Esto frente a las medidas tomadas por la APUCV en ocasiones pasadas y también frente al rumor de cierre técnico de la UCV. Desde sus particularidades estos profesores piensan:

 

“Creo en los paros dependiendo del paro, a veces el paro nos desgasta, el paro nos desmoviliza. El paro, sobre todo cuando no se obtienen resultados, nos desmoraliza.” explica Phelan. En particular este profesor sigue y apuesta por trabajar, seguir en contacto con los estudiantes, producir y denunciar lo que pasa en Venezuela “la falta de libertad, la amenaza a los derechos fundamentales”, dice.

La profesora Reyes comenta que muy poco se une a los paros, pero que últimamente los paros del personal obrero la obligan a pararse en las actividades por motivos de inseguridad. Agrega que el paro no es tomar vacaciones como muchos piensan, y plantea otros mecanismos de protesta: “a través de las mismas marchas que ahora no están permitidas, a través de comunicados, de mensajes, de poemas –como lo hizo una vez la generación del 28-, podemos buscar mecanismos de protestas que no necesariamente tienen que ser con ausencia de actividades”.

 

En síntesis ¿Qué representa ser profesor universitario en el contexto actual?

Mauricio Phelan: Es una manera de resistirse frente a la mediocridad, al totalitarismo, al oscurantismo, a la opacidad, a la falta de libertad. Ser profesor es una manera de enfrentar por la vía civil, por la vía intelectual, por la vía de la producción de conocimientos, el autoritarismo.

Por su parte, Damely Reyes considera que representa una tarea muy difícil, porque toca poner en la balanza entre aquello que te gusta y lo que necesitas para sobrevivir. Esta profesora tiene esperanza en que las políticas públicas cambien y se valore lo que de verdad se tiene que valorar.

 

Más crisis

El deterioro en el ámbito universitario es innegable, esto se debe a las distintas problemáticas que atraviesa la UCV: que van desde las inapropiadas condiciones estructurales, la falta de postulación a los concursos de oposición, la deserción,  hasta los bajos sueldos que devengan los profesores. La formación académica de las nuevas generaciones se ve gravemente afectada por la crisis y es algo en lo que coinciden los tres profesores entrevistados.

Si comparamos los sueldos de nuestros profesores con otros profesores de Latinoamérica quedamos muy mal parados. Estamos muy lejos de las cifras más bajas. El deterioro en el que nos encontramos es alarmante.

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Mientras tanto el Gobierno parece tener otras prioridades, como “condonar la deuda de Nicaragua o mantener pilotos de carreras en el exterior”, como expone Phelan.

Cada vez son menos los bachilleres interesados en ingresar en la Escuela de Educación, pero ¿quién los puede juzgar?

Para los que alguna vez hemos soñado con ser profesores universitarios ésta es una situación paradójica. Particularmente, rechazo esta situación económica insostenible, pero por otro lado admiro mucho más la labor docente.

Con ello me refiero a la labor seria, es decir, a esos profesores que llegan a la escuela y apuestan por una educación de calidad, aquellos que nos hacen crecer tanto de manera académica como de manera humana. Aquellos que como Phelan dicen “ésta es una forma de resistencia”, o que como Damely o Erly deciden quedarse porque éste es el lugar y el contexto propicio para generar y para cultivar nuevas ideas, nuevas formas de vida y nuevas formas políticas.

A los que se quedan, a los que trabajan, a los que guían y enseñan, a los superhéroes con capa de sabiduría. A ellos, mis respetos. Gracias por su labor.

 

Anyelmary Fassano
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Guayoyo en Letras