Encantado de conocerte
Dicen que el realismo mágico es auténticamente latinoamericano y debe ser verdad, aunque del otro lado del mundo también existe la magia, y si no, pregúntenle a los holandeses, ingleses, alemanes; allí abundan los duendes, hadas, demonios, cohabitan con los humanos y hasta se metamorfosean en ellos. Pero no hay como nuestros dioses y demonios, son únicos. Los de aquí son rumberos, alegres, destellantes, nada que ver con los demonios oscuros de Harry Potter.
La magia es fuerte y ha llegado a colarse en los palacios gubernamentales, sin embargo, ningún grupo espiritualista ha logrado doblegar gobiernos, menos, acelerar su salida, sólo los Orishas han conseguido, según el pueblo cubano, endulzar al régimen, y esto también debe ser verdad, si vemos cómo el 25 de marzo de 2016 ocurre el milagro del siglo, que por cierto, fue justo en viernes santo: la visita de los legendarios Rolling Stone a la sufrida Isla de Cuba.
En esta oportunidad el agradecimiento fue tal, que el escenario donde se presentó Jagger y su banda, estuvo adornado con imágenes de Changó, Eleguá, Yemayá. Ellos, fueron los invitados de honor. Mick, combinó los colores de su ropa justo con los símbolos divinos, y su larga lengua emblemática se confundía con los ojos saltones de las deidades que entre una tonelada de kilovatios, que jamás ha gastado Cuba, parecían danzar con el mítico cantante al ritmo de Satisfaction.
Pero la memoria tiene patas cortas, quien iba a imaginar hace 40 años que la vieja banda británica pisaría suelo cubano. Nadie. Hace 40 años sólo mencionar a Beatles o cualquier grupo de idioma anglosajón era arriesgarse y exponerse a castigos tan severos como ser enviado a los campos de concentración que el régimen cubano llamaba eufemísticamente: Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) que no eran otra cosa que la emulación de los castigos siberianos durante la época de la Unión Soviética, en versión tropical.
Nadie habla de eso. Ni los gobiernos latinoamericanos ni el propio régimen cubano. El episodio de las torturas en esos campos de concentración quedó sepultado en la memoria colectiva, tan hondo, como los cuerpos de miles de músicos, intelectuales, homosexuales, cristianos, etc. que los Castro desaparecieron, sólo por tener y defender gustos y aficiones no permitidas por la doctrina castro-comunista, como por ejemplo, la música Rock y la literatura no complaciente.
Marilyn Bobes en su novela Fiebre de Invierno dice en alguno de sus pasajes que el grupo Peace, hizo furor en los 70, allá en Cuba, aunque ninguno de sus músicos tuviera idea de lo que era un pentagrama ya que tocaban de oído, pero escuchar un cover era un aliciente en medio de tantas restricciones. El Rock estaba prohibido y acceder a él era peligroso; dice Bobes que quien hablara de los Beatles, era catalogado como un diversionista blasfemo. De hecho, los discursos de Raúl Castro para la época dejan ver su repudio hacia los jóvenes que tenían esos gustos, llamándolos vagos, mariquitos de pantalones apretados, etc.
Pero gracias a Dios, a los Orishas, y a las lechugas verdes, los tiempos cambian y este año, se cristalizó el sueño de antiguos rockeros que tuvieron que quedarse en la isla por diferentes razones y que se hicieron viejos como el mar esperando el milagro de la libertad. Ese aún no ha llegado, pero sus majestades satánicas sí, y son quizás el anuncio de que el viento sopla diferente.
En un país donde el tiempo se detuvo en los 60, lo postmoderno viene a sorprender aun cuando haya convivido con ellos clandestinamente todos estos años y una muestra es el afiche que rodó por toda La Habana en los días del concierto, donde se muestra el rostro del Ché con la lengua de Mick Jagger. Cosas de muchachos, diría mi abuela, pero lo cierto es que las lecturas a este tipo de imágenes, no cesan.
¿Qué piensan las mentes revolucionarias? Que son modernos y demócratas. ¿Qué piensan los viejos rockeros? Que ahora si pueden morir tranquilos. ¿Qué piensa Mick Jagger? No lo sabemos, pero suponemos que piensa que de alguna forma se ha ganado la gloria por haber logrado visitar al pequeño infierno. Seguro no ha dejado de pensar en que su mejor pieza, Simpatías por el Diablo, se convirtió en una profecía. Quizás ahora también pueda morir tranquilo, porque ha saludado a Su Majestad Satánica caribeña con una reverencia y su amable: PLEASED TO MEET YOU!
Culturales, Medios de Comunicación, Análisis del Discurso. Comprometida con Venezuela
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