Negocios entre cúpulas
Al estilo de la crónica de Gabriel García Márquez, en Venezuela, la mayoría sabemos que el gobierno de Maduro está a punto de fallecer. Podemos más o menos distinguir a los homicidas, algunos en uniforme militar, otros con la gorra tricolor del 4F y los más reconocibles por supuesto, llevando la camisa de la Unidad. En el futuro próximo, apuñalaran la gestión del hijo de Chávez, que en la actualidad, ya no tiene dinero, no cuenta con el apoyo popular, ni controla todos los poderes ¡Maduro está en jaque!
Ante esta realidad, la pregunta que se hace necesaria ya no es si Nicolás va a salir, sino ¿cuándo y que viene después? Tomando como asesor a la historia, que revela en las caídas de regímenes nefastos de las ultimas décadas del siglo XX, la necesaria transición negociada, a la cual están apostando casi todos los factores de poder en el país, militares, psuvistas y la Mesa de la Unidad, puesto que ninguno de ellos, quiere mancharse la camisa Oscar de la Renta con sangre, que tarde o temprano se derramara, al menos que se llegue a la real conciliación de las partes, siguiendo con el teatro actual del revocatorio.
No creo que este en planes de la MUD, que se lleve a cabo las elecciones para este año, luchan mediáticamente por ese fin, para no decepcionar a su electorado, pero no les conviene llegar a la presidencia de una vez. Por su parte, el gobierno moverá todo el poder que le queda, para llegar al 2017 con Maduro, y luego entregarlo a las urnas electorales como un cordero al altar de sacrificio, para mantener viva la imagen invencible del magnánimo de los mediocres, en la mente de sus fieles seguidores, que siguen venerando su nombre en medio de la desgracia; regalándole al partido más infame desde el FEI (Frente Electoral Independiente) de Pérez Jiménez, el oxígeno necesario para poder seguir haciendo vida política, en la Venezuela pos revolución. Si el revocatorio es en Enero o en los meses que le siguen, el vicepresidente asume el gobierno, hasta que termine el periodo presidencial 2013—2019. El PSUV tendrá dos años más, para ser el partido de gobierno.
Llego a esta conclusión, al notar que ninguna de las partes cuenta con el apoyo popular real suficiente, como para que su poder se base en la fuerza de las masas, (En el 2002 fueron muy importantes para salvar a Chávez) además, en el futuro cercano, se tendrán que tomar medidas económicas muy duras, que desgastaran el gobierno de cualquiera que llegue a Miraflores, a lo que hay que sumar, que los militares, metidos hasta el cuello en cientos de crímenes, no van permitir una cacería de brujas entre sus filas, así que lo mejor, lo más político para los intereses de estas elites, es negociar por debajo de mesa.
El trato según mi hipótesis es el siguiente: El gobierno interino manejado por el chavismo, va a asumir el rol de la transición, intentando quedar como Gorbachov en nuestra propia perestroika, dándole vida política al PSUV en las próximas décadas, llevando sobre sí, las primeras y más duras medidas económicas, para que después de las elecciones que van a perder de seguro en el 2019, la oposición, no tenga que asumir las consecuencias de las medidas, permitiendo que la conflictividad, sea más moderada y se pueda gobernar, algo que respaldaran los militares, que harán lo posible por mantener el orden sin reprimir a lo Pinochet, (no quieren mancharse el uniforme y caer en las manos de un Juez Garzón) mientras terminan de lavar todos los millones robados, para dejar sus cargos a las próximas generaciones castrenses, que vivirán el descredito de 20 años de corrupción extrema.
Ya se ha demostrado muchas veces, en Venezuela y en todo el mundo, que en política, parafraseando a Maquiavelo, o se gobierna con la popularidad del pueblo o negociando con la elite, en este caso los políticos tendrán que hacerlo con la segunda, arriesgándose a una probable explosión social, que de ocurrir, será para los dirigentes un daño colateral, que no tendrá a nadie haciéndose responsable.
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