“Desde Allá”: el precio de la intimidad

Desde allá 1

El cine venezolano sigue proponiendo nuevos temas y géneros. Ya lo hicieron, por ejemplo, las cintas “La casa del fin de los tiempos” de Alejandro Hidalgo, y “Hermano” de Marcel Rasquin, pues innovaron en la producción nacional con sus historias de terror y deporte respectivamente. Cada vez nos alejamos más de la denuncia social, y nos centramos en profundizar en el drama, un género complejo y a la vez muy heterogéneo en sus temáticas.

“Desde allá” forma parte de esta tendencia. Narra la historia de Armando, un hombre maduro que le paga a chicos jóvenes para verlos desnudos. Para esto, se sumerge en una de las zonas más pobres de su ciudad, Caracas, y así conoce a Elder, un adolescente que se convierte en objeto de su obsesión. En principio Elder lo rechaza, pero pronto nace entre ellos una relación totalmente inesperada.

Estos dos personajes vienen de dos entornos diferentes, pero tienen en común que ambos tuvieron un pasado familiar difícil. También ocurre que se compensan: la energía de Elder es buena para Armando y rompe con la monotonía de su vida, y la seguridad que le brinda Armando a Elder es reconfortante, en medio de la incertidumbre que lo rodea. Las relaciones paternas fallidas, la homosexualidad, la soledad y la supervivencia en una ciudad hostil son los temas principales.

Desde allá 2El ritmo de la narración es considerablemente lento. Los planos son largos y contemplativos y la edición es en ocasiones atropellada. De todas maneras la propuesta narrativa y estética es interesante: el ritmo pausado, los silencios en las escenas, los diálogos cortos (es elogiable que no se sobre expliquen las situaciones), son algunos elementos que hacen que nos sumerjamos en la historia. La cámara suele enfocar sólo una parte de la imagen, por lo que nuestra concentración va siempre dirigida los protagonistas y su mundo interior.

El audio también tiene sus pros y contras. Por un lado los sonidos de la ciudad están muy bien captados y nos sitúan en la bulliciosa Caracas. El ruido es una constante en cada escena, y está presente de fondo sin interferir con la acción principal. Por otro lado el registro de las voces no es de la mejor calidad, dificultando a veces la comprensión del guión.

Su director, el venezolano Lorenzo Vigas, se inicia con esta película en el mundo del largometraje de ficción. Ha dirigido documentales (la reconocida serie televisiva “Expedición” por ejemplo) y un corto que también trata sobre el trauma paterno: “Los elefantes nunca olvidan”. Quiere rodar otro film, “The Box”, que junto al cortometraje y “Desde allá” formarían lo que él considera una trilogía.

En cuanto a la selección de los actores, Vigas es un admirador del trabajo de Alfredo Castro -el reconocido actor chileno de “El Club” (entre otras películas)-, y por eso fue su primera opción para el personaje de Armando. El resultado habla por sí solo, ya que para interpretar un rol con pocos diálogos, pero con tantas emociones de fondo, se requiere de las destrezas de un actor con una carrera sólida como la de Castro. Por otro lado, con Luis Silva, el joven Elder en la pieza, nos hemos llevado una alegre sorpresa, puesto que es ésta su primera actuación. Su inexperiencia jugó a su favor, ya que su interpretación es natural y se sirvió de sus vivencias personales (proviene de uno los peores barrios de Caracas).

La cinta ha ganado siete premios, entre los cuales destaca el León de Oro en el Festival de Venecia de 2015. A partir de septiembre el público venezolano podrá sumergirse en la densa atmósfera de “Desde allá”. Con propuestas como ésta, no es difícil apoyar al cine nacional. Así, nos sentimos identificados con nuestro gentilicio, y no dejamos de lado la calidad que está volviendo a emerger en estas producciones. Cada vez la vara sube un poco más.

Sabrina Tortora
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