Nuestros Salarios de Post-Guerra:

Bolivares

Existen casos extremos en el cual ciertas economías nacionales luego de escenarios bélicos conmocionaron a sus ciudadanos y su poder adquisitivo debido a un fenómeno muy cruento llamado la hiperinflación, que consiste básicamente en el descontrol de la inflación en la que los precios aumentan rápidamente al mismo tiempo que la moneda pierde su valor real y la población tiene una evidente reducción en su patrimonio monetario.

De forma estandarizada se coloca en un escenario tal cuando la inflación supera los tres dígitos anual (100%) a lo largo de tres años o hay teorías que afirman que para que se de ésta debe superar el 50% mensual.

Casi siempre las economías hiperinflacionarias son consecuencia de escenarios de grandes guerras, pudiendo resaltar en la historia a la República de Weimar (Alemania 1921-1923) y casos enigmáticos como en la Hungría de 1946, tenían algo en común, éstas economías se destruyeron luego de sus capitulaciones en la I y II Guerra Mundial, así como también en los 90’s el caso serbio donde luego de múltiples guerras en los Balcanes producida por la separación yugoslava estos países se vieron azotados por picos inflacionarias extremas donde llegaron a imprimirse billetes de hasta 500 mil millones.

Podemos ubicar en este contexto a Venezuela que a pesar de que el BCV no emita informes periódicos hay serios catedráticos que fijan a nuestra inflación alrededor de 487,6% en la tasa anualizada, y la mensual en un incremento constante que la lleva a un 26% según datos de la consultora Econométrica.

Si bien existen catedráticos de la economía como ciencia que aseguran no estar dentro de un momento hiperinflacionario, para la ciudadanía existe un indicador fehaciente como lo es el salario, quien es el arma más escuálida que posee el venezolano como medio de subsistencia en este desastre económico, según datos del CENDES un individuo necesita alrededor de 16 salarios mínimos para poder adquirir la canasta básica alimentaria, sin contar los servicios que hacen que se engrose esta cifra a 22.8 salarios mínimos para ejercer una vida con las necesidades básicas cubiertas, eso nos lleva a 251.100,00 Bs al mes, que vienen siendo las ganancias de un trabajador promedio en casi dos años.

Esto hace que esta estrepitosa picada en la economía venezolana se asemeje a un escenario sacado de un libro de historia contemporánea de aquellos países europeos luego de cruentas guerras que atestaron su suelo padecieron de hiperinflación, llevando a sus ciudadanos a crisis humanitarias tal como la que hoy se gesta en nuestra nación. Estos países arrastraron a sus ciudadanos a tener salarios de hambre debido a conflictos fuera de sus fronteras, hoy nosotros llevamos esta pesada cruz como consecuencia de lo que puede hacer una pésima gestión en el manejo y planificación de una economía nacional.

Para que nuestros pueblos puedan aprender de la historia de cómo países sumidos en grandes bancarrotas con ciudadanos en la miseria; en tan solo pocos años, con nuevos gobernantes y buenos ajustes y manejos de la economía pudieron recuperarse y hoy pueden gozar de ser consolidados y pujantes mercados en sus regiones y a nivel mundial, eso debe enseñarnos que solo ejerciendo presión como ciudadanía unida y consciente se puede impulsar al desarrollo a una nación y que éstos momentos críticos queden como tristes episodios de aprendizaje en la cual un pueblo entero siempre debe tener en la conciencia social a la hora de no dejar a sus gobernantes destruir una nación.

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