El «Por ahora´´ y el «Por venir´´

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José es un venezolano que trabaja tiempo completo, es taxista en las noches y los fines de semana «mata tigritos´´. Sin duda alguna, es alguien trabajador.

Es un mecánico de un taller de frenos y trabaja al cien por ciento para arreglar la mayor cantidad de vehículos cada día y así cobrar comisiones extras. Durante su hora de descanso, su almuerzo es un plato compuesto de un revoltillo de las sobras de comidas anteriores, no puede estar gastando dinero en almuerzos, y en cambio agradece a Dios y bendice las manos de su esposa. Al final, en la Venezuela de hoy, el sólo hecho de tener «algo´´ de comer, es una bendición.

Después de la hora de descanso, continúa la jornada laboral. Cada vehículo que recibe, es una nueva falla que arreglar. Se toma su tiempo y pacientemente empieza a trabajar, es cortes con el cliente e incluso le explica el problema del carro. Sonríe y continúa dando lo mejor de sí en su trabajo.

Cobra los quince y último de cada mes. Antes de emprender el largo viaje de regreso a casa en autobús, guarda gran parte de lo que cobró en efectivo dentro de su ropa interior y la otra mitad la esconde dentro de sus medias. Terminaban siendo costumbres para sortear la inseguridad en caso de robo dentro del autobús.

Vivía en una  zona popular muy alejada de la ciudad. En su humilde casa lo esperaba el amor de sus hijos y esposa. Él estaba sumamente agotado después de un día de trabajo, sin embargo no lo demuestra ante su familia. Después de cenar, se va a dormir para que a las siete de la noche, salga con el viejo Fiat uno de su vecino para «taxear´´.

Después de darle parte de su dinero a su esposa para que fuera a pernotar en las afueras de un mercado (esperaban que consiguiera algo para poder comer un plato de comida completo), José inicia su jornada diurna al centro de la ciudad para ganar un poco más de dinero haciendo carreras.

A las 10 José ya está de regreso a casa, parte de los bolívares ganado los escondía igualmente dentro de su ropa o en el interior del carro. A medida que avanzaba la noche, la inseguridad agarraba más forma y esperaba allí afuera en las oscuras calles de la ciudad. Su retorno estuvo marcado por el miedo y las ansias de poder llegar a casa a salvo.

Los sábados y domingos se levantaba temprano, mientras su esposa  estaba en el mercado. José vendía bolsas de basura y platanitos en la avenida. Allí finalizaba su larga jornada de trabajo para poder echar adelante a su familia.

El problema de José era que después de tanto trabajo. Su dinero aún no alcanzaba. Las cuentas no le daban por muchas horas extras que trabajara. Su dinero se diluía en deudas y deudas, en un miserable mercado sin productos regulados (inalcanzables entre tantas colas), y algún que otro producto comprado a un bachaquero. La frustración de José nunca lo detuvo a la hora de trabajar, sin embargo, este venezolano ignoraba la inflación voraz de la cual era víctima.

Este venezolano como muchos otros más, trabajan sencillamente por el «ahora´´. Dejaron  de visionar y soñar por un futuro desde hace mucho tiempo. Por muy humilde que fuera este futuro, las cuentas ya no dan. El «por venir´´ terminó siendo mera palabra muerta.

El día a día queda resumido a cálculos matemáticos de cómo rendir un quince y último, que se evapora en la poca comida que ofrece un mercado. Nuestros días terminan en la incertidumbre que representa vivir (si se pudiera aplicar tal verbo) en uno de los países más inseguros del mundo. Ya no se piensa en el mañana o cómo mejorar su calidad de vida con su esfuerzo en el trabajo. En la Venezuela de hoy, no se puede vivir… si acaso se sobrevive.

A pesar de que nos quitaron la capacidad de ahorro, la cualidad de ser visionarios o sencillamente la capacidad de invertir. Además, ignorando el gran éxodo de venezolanos, considero que es de valiente seguir en pie ante la crisis, seguir esforzándose sorteando todas las trabas para intentar seguir en Venezuela. Son estas acciones, son estas personas luchadoras como José que le dejan al país un capital humano invaluable (mismo que ha emigrado en los últimos años). No tenga la menor duda, que este mismo capital humano que hace vida en Venezuela construirá un nuevo país sobre las cenizas de estas «moribunda´´ 5ta República. Allí empezará nuestra «Por venir´´

Elías Castro
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