Una nueva etapa de lucha ha comenzado
Editorial #330 – Y tú, ¿qué propones?

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Hace tiempo dijimos que apostar todo al referendo revocatorio era un error. Que teníamos que tener un plan B. Que lo que hoy estamos viviendo no podía tomarnos por sorpresa. Debido a eso, nos llamaron «divisionistas» y «pesimistas». Llegaron incluso a  acusarnos de buscar “destruir la Unidad”.

Hoy, ante los últimos acontecimientos, lo único que sorprende es que algunos todavía se sorprendan. Desde hace mucho, si se ponía un poco de esfuerzo –y sensatez-, se podía haber hecho el diagnóstico correcto de la realidad que enfrentamos. Sin embargo, inexplicablemente, muchos prefirieron optar por lo que los gringos llaman “wishful thinking”, y ver solo lo que querían ver: un camino fácil que nos sacaría de esta desgracia en alguna “fiesta electoral”.

El revocatorio fue el último intento –pasamos en los últimos tres años por dos elecciones presidenciales, una de gobernadores, una de alcaldías, y las parlamentarias- en las que un sector opositor se creyó su propia mentira: que podíamos alcanzar el cambio político en Venezuela si lográbamos ser una “abrumadora mayoría” en alguna elección y no por alguna otra vía constitucional.

La realidad nos demostró lo contrario. Ante cada avance de las fuerzas democráticas del país, vino una arremetida oficial que nada tenía que ver con los votos ni con el mandato de la mayoría, sino con las órdenes del grupo que gobierna. A varios alcaldes opositores los destituyeron y persiguieron, a los gobernadores les pusieron entidades paralelas, aún no sabemos si ganamos o no la última elección presidencial y, para colmo, a la Asamblea Nacional opositora se la atropelló y anuló con el Tribunal Supremo de Justicia.

Sin embargo, a pesar de todo eso, todavía un importante número de personas tenía sus esperanzas de cambio puestas en la realización del revocatorio este año. Despertaron de golpe la semana pasada, cuando el CNE anunció que este proceso quedaba “congelado”. No estaban solos en su asombro, la comunidad internacional también quedó perpleja.

Entre todas las malas noticias, a veces cuando una crisis llega a su punto más profundo, puede nacer algo positivo. Eso está ocurriendo en Venezuela. Finalmente, después de años, toda la oposición y el 80% de los ciudadanos que exige un cambio, están comprendiendo que una nueva etapa de lucha ha comenzado.

¿Qué hacer? Varias cosas. A nivel institucional, la Asamblea Nacional debe darse su lugar y, simplemente, empezar a hacer su trabajo: hacer respetar la Constitución. En el plano internacional, los países de la región deben dejar su indiferencia y actuar sobre lo que ocurre en Venezuela acelerando el proceso de la Carta Democrática  de la OEA. Y, finalmente y lo más importante, en el plano ciudadano, cada venezolano debe ejercer su derecho y responsabilidad y tomar las riendas de su futuro.

Ya no hay excusas para que nadie haga la vista gorda ante lo que hoy ocurre en Venezuela. Se acabaron los pretextos de aquellos que por miedo lo único que atinaban a decir era “y tú, ¿qué propones?”.

Llegó el momento de los ciudadanos dispuestos a ser parte de la historia que les ha tocado vivir. Llegó el momento de asumir con coraje el futuro, todos juntos.

Miguel Velarde
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