Asalto a la Educación

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En tiempos de decadencia la educación no es importante. La sociedad en pleno se sumerge en un círculo vicioso enredado, complicado que va empujando a una nación completa a su destrucción. Muerte, violencia, hambre, pobreza, escasez, no hay medicinas. El círculo vicioso de la decadencia atrapa a la política, la secuestra, la llena de temas irrelevantes y se somete a debates vacíos. Crisis de gobernabilidad, de legitimidad, no hay elecciones. ¡Hay demasiados problemas para pensar en la educación! Una frase que retumba entre la mediocridad y la superficialidad. El presente está agotado.

Venezuela amaneció el año 2017 con una profunda crisis de futuro. Un déficit de nuevas escuelas acompaña la ruina de las que apenas pueden mantenerse en pie. Las viejas edificaciones construidas hace más de 30 años son las acompañantes de una auténtica fábrica de violencia. Para un niño no hay factor diferenciador entre las terribles condiciones de su vivienda del barrio o las que vive dentro de la escuela, su mundo cada vez es más oscuro. Las bandas delictivas tienen tomadas las pequeñas y arruinadas instalaciones deportivas. Todo un diseño urbano al servicio de la barbarie, la pobreza y la violencia.

Los maestros son los profesionales peores pagados del país, sometidos a las más terribles y adversas condiciones laborales. Un docente venezolano, a quien por cierto le entregamos a nuestros hijos para que los forme, gana 34 dólares mensuales, el seguro de salud no le funciona y todo el sistema de seguridad social tiene las santamarías en el piso. Por si fuera poco, están a merced del hampa y de las poderosas bandas delictivas –la mayoría conformadas por niños en edad escolar- que gobiernan dentro y fuera de la escuela.

Esta situación se agrava aún más con el hambre. La terrible escasez y el alto costo de los alimentos invadió a la escuela venezolana. No funciona ningún programa de alimentación escolar y los niños caen como barajitas, desmayados, al son de las estrofas del himno nacional. La malnutrición ya está muy cerca de mutar a la desnutrición, afectando de manera directa el rendimiento y desarrollo de toda una generación de venezolanos.  

En medio de esta ruina, al Gobierno no se le ocurre otra cosa que cambiar, de un solo plumazo y sin consultar a nadie, en mitad del año escolar, todos los contenidos de bachillerato. Un terrible bodrio propagandístico en ahora el eje central de formación de los niños venezolanos. Eliminan materias de incalculable valor científico, afectan horas de formación en idiomas y llenan horas con los llamados “grupos estables” que no es otra cosa que la absurda penetración del PSUV y sus instancias para captar militantes.

La única vía para salir del subdesarrollo y la barbarie está aquí, en la educación. Un sólido proceso de transformación social debe estar anclado sobre el eje de la educación. Sustituir la agenda política vacía por este trascendental tema es una obligación histórica. En la próxima entrega, les comentaré de algunas acciones específicas que el país debe tomar para dar paso una etapa, distinta a estos bochornosos tiempos de decadencia.

Antonio Ecarri Angola
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