¿Me dejo controlar por el miedo?

Posiblemente todos sepamos lo que es el miedo por propia experiencia. Se puede sentir miedo a que te puedan capturar, a la violencia de la policía, a una detención… El miedo puede ser a lo desconocido o a lo conocido. Suele entremezclarse y el primero genera mucha incertidumbre que a su vez genera más sufrimiento. En general cuanto más clara sea la amenaza mejor se le puede hacer frente.

El miedo es una emoción. Las emociones son estados (mentales y físicos) que nos mueven a algo. En un grado nos pueden mover, pero pueden llegar a paralizarnos (miedo- terror, rabia – más rabia).

No estamos acostumbrados  a realizar el análisis de  nuestros sentimientos, sino a expresarnos desde nuestra razón, ignorando o racionalizando lo que sentimos. Lo cual no ayuda a identificar el desencadenante de la emoción per sé.

Nuestras emociones se pueden dividir en «positivas» y «negativas».

El miedo es una emoción positiva en el sentido que constituye un mecanismo de supervivencia surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. Es un mecanismo de adaptación al medio.

Sentir miedo por algo es natural. La cuestión es cómo reaccionamos ante él. No podemos permitir que nuestra manera de actuar esté condicionada por ese temor o que nos paralice hasta el punto de que nuestras decisiones y actitudes queden supeditas a él. En la práctica clínica, desafortunadamente he visto muchos pacientes que se han paralizado literalmente por el miedo.

Para poder trabajar el miedo hay que conocerlo:

-La sensación de ser vulnerable: de desprotección y de que fácilmente se puede sentir daño.

El estado de «alerta»: de tensión por lo que pueda suceder, que lleva a estar continuamente en guardia.

-La impotencia individual: sensación de no poder hacer nada, que lo que suceda no depende de ti.

-La alteración del sentido de la realidad: no saber realmente dónde está el peligro que aparece como amenaza difusa, dónde están los límites o qué es lo que realmente sucede.

Miedo «positivo» y «negativo»:

El miedo no siempre es negativo, visto positivamente es un mecanismo de seguridad, permite tomar precauciones en situaciones de amenaza.

Negativamente puede producir:

-parálisis (abandonar el trasporte público, quedarse en casa, paralizarse ante una situación violenta…).

-obsesión (de que te persiguen, desconfiar injustificadamente de compañeros…).

-culpabilidad (sentirse culpable o cobarde por sentir miedo, por no haber hecho tal cosa…).

El conocer la emoción nos permite controlarla y que sea en beneficio de nosotros. Todos los días nos enfrentamos a circunstancias que nos hagan evaluar nuestro comportamiento, pues hagámoslo con la certeza que más vale el esfuerzo de hoy que vivir siempre en la espiral del miedo.

Stefania Aguzzi
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