Sin Táchira no habrá Venezuela

El Táchira ha pagado con sangre su rebeldía contra la dictadura. Ya van cuatro personas asesinadas por razones políticas a manos de la Guardia Nacional y Politáchira. A estos hay que sumar la cifra de asesinados en hechos confusos en los últimos 50 días, y que de manera expedita son atribuidos por las autoridades al hampa común, sin que las investigaciones aún hayan concluido.

Por si esto fuese poco, hay literalmente miles de heridos por balas y perdigones que no pueden ser atendidos en hospitales, porque serían detenidos de inmediato por el SEBIN o la Policía del Táchira. Muchos de ellos, heridos de gravedad, no están recibiendo atención médica apropiada y su estado de salud se deteriora con los días.

Las protestas pacíficas que se han realizado en el Táchira han terminado en violencia con saldo mortal, debido a la innecesaria represión del gobierno. No hay razones para que el régimen se empeñe en detener una manifestación en la calle usando la fuerza bruta y armas letales contra la población civil.

Pero a cada agresión por parte de la dictadura, el Táchira responde con más protestas y más resistencia frente a un gobierno que ha perdido completamente el apoyo popular y solo se sostiene por la vía de la represión.

Por ese coraje, heroísmo y valentía, el Táchira se ha convertido en una referencia nacional, símbolo de la lucha contra la tiranía y por la libertad. Cientos de miles de venezolanos han expresado su solidaridad con el Táchira, y piden esperanzados que ojalá haya suficientes gochos para exportar esa determinación a todo el país.

El gobierno teme que una victoria de la resistencia en el Táchira pueda provocar un efecto dominó en todo el territorio nacional. Eso explica la brutal la represión contra los tachirenses. Aunque el anuncio del envío de más de dos mil soldados a reprimir al Táchira no se cumplió, y tan solo llegaron trescientos, es evidente que la intención genocida está latente. Quieren ahogar la protesta del Táchira en un río de sangre. Y esto no lo podemos permitir.

Hay muchas formas de impedir el genocidio que el régimen quiere cometer contra los tachirenses. Y todos los venezolanos en cualquier parte de Venezuela y el mundo podemos ayudar. Una forma indirecta pero efectiva de defender al Táchira es multiplicar los focos de protesta pacífica en cada rincón del país, en cada ciudad, en cada barrio, en cada pueblo. Protestar con firmeza e intensidad como lo hacen los gochos. El régimen se vería obligado, como ya se ha visto, a dispersar fuerzas en todo el territorio. Nunca jamás habrá suficientes armas ni efectivos para reprimir a todo el país.

Otra forma directa de ayudar al Táchira es organizar el envío de comida, suministros, medicinas, y sobre todo antibióticos e insumos de primeros auxilios para la población civil. Esto es algo que se puede hacer desde cualquier rincón del planeta. El régimen confía que, cortando los suministros de comida, medicinas, agua y servicios básicos, podrá derrotar la rebeldía de los tachirenses. Pero eso se puede impedir si nosotros todos nos involucramos y ayudamos.

La lucha por la libertad en el Táchira adquiere una dimensión muy especial, no solo como inspiración para millones de venezolanos que quieren romper las cadenas de la dictadura, sino por su indiscutible valor estratégico. Así como el ejército patriota liderado por Simón Bolívar derrotó a los realistas en la Batalla de Boyacá en 1820, preparando el terreno para la victoria decisiva en la Batalla de Carabobo un año después, hoy la victoria de la resistencia a la dictadura en el Táchira es vital para toda Venezuela. Salvando las distancias históricas, sin Boyacá no habría sido posible Carabobo. Sin Táchira no habrá Venezuela.

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Guayoyo en Letras