El ejemplo del club de abuelos “Renacer Todos Unidos”

La vejez puede ser una edad muy difícil, junto a ella, más a menudo de lo que pensamos, llega la soledad, tristeza y aburrimiento, de hecho según la  Organización Mundial de la Salud se estima que al menos un 7% de la población mayor a 60 años en el mundo presenta depresión.

En Venezuela, aunque no existen estadísticas claras, pero se podría intuir que existen muchos ancianos padeciendo las consecuencias de la crisis: falta de medicamentos, soledad, hijos, sobrino y nietos que han dejado el país, entre las miles de calamidades que debemos padecer en la actualidad; esto podría hacerles está etapa de la vida mucho más complicada de lo que de por sí es.

Aquí es donde la población se cuestiona “ajá, ¿entonces que hacemos con este problema?”, pues  los “club de abuelos” han resultado una alternativa en diversas parroquias de Caracas y que se ha replicado en otras zonas del país. La alcaldía Metropolitana, a través de la Gerencia de Gestión de Desarrollo Humano, trabajo en una serie de proyectos en función de seguir beneficiando a los adultos mayores, entre ellos la creación de los clubes de abuelos.

En un principio estos clubes nacieron con el fin de que aquellos que no pudieran cobrar su pensión pudieran gestionar este beneficio que proporciona el Estado, pero algunos se mantuvieron juntos, trabajando en equipo para mejorar la calidad de vida de sus participantes.

“Renacer todos unidos”

El Club de Abuelos “Renacer todos juntos” nace hace unos 3 años, con el objetivo de que los ancianos de la parroquia Macarao, ubicada en Caricuao, pudiera recibir el beneficio de la pensión y actualmente cuenta con la participación de más de 100 abuelos.

Con constancia y empeño el club logró creer y además conseguir ciertos beneficios, todo motivado al empeño de sus integrantes, dispuestos a desarrollar los proyectos que se proponen. Poco a poco se convirtieron una familia, ayudan a los abuelos que más lo necesitan, comparten experiencias, desarrollan amistades y sobre todo se distraen un poco de su rutina.

Se reúnen ahora casi todos los días en un pequeño espacio que les cedieron en el Ambulatorio Humberto Fernández Moran, allí disfrutan diversas actividades recreativas como bailoterapias, Bingo y Domino.

Pero también reciben otros beneficios pues alrededor de 50 abuelos están estudiando para lograr obtener un certificado de culminación de estudios básicos, gracias a la Misión Robinson, también se les enseña a leer y a escribir a los abuelos que no saben hacerlo. Además, complementando los estudios académicos, aprenden diversos oficios como corte y costura y otras manualidades y con los conocimientos ganados en ocasiones organizan pequeños bazares para financiar al mismo club.

Gracias a la ayuda de José Bracho, Concejal del Municipio Bolivariano Libertador por el circuito 6 (Caricuao y La Vega), los abuelos han conseguido varias oportunidades como por ejemplo un transporte que se encarga de llevarlos los días en los que se organizan paseos, los cuales pueden ser desde visitar algún lugar histórico hasta un viaje a la playa.

Los abuelos también padecen la crisis

“En ocasiones organizan bazares donde venden comida y manualidades que ellos mismos realizan gracias a los cursos de formación que reciben en el club”.

Entre las quejas más comunes las mayores preocupaciones son los alimentos y medicinas, en el comienzo del club todos reunían una bolsa de comida y se la donaban al abuelo que más lo necesitara, ahora todos tienen casi las mismas carencias alimenticias.

Para nadie es un secreto que con el pasar del tiempo son más las complicaciones médicas que se pueden padecer al ganar más edad. El caso más representativo en el club es el de la señora Alba, ella padece una gran cantidad de enfermedades, entre ellas problemas digestivos, irregularidades con los niveles de azúcar, problemas con la tensión, quistes y sólo por resumir todas las patologías que padece. Ella relata lo difícil que es vivir con tantas enfermedades y que desde hace varios meses no encuentra las gotas de por vida que debe aplicarse en los ojos para regular el glaucoma.

La señora Alba subsiste sólo con la pensión, no posee seguro médico y hace unos días gasto la cantidad de 80.000bs en dos exámenes, ¿se pueden imaginar la cantidad de dinero que necesita para cubrir sus gastos médicos?, su caso es de bastante gravedad y los otros abuelos del club siempre están pendientes de su estado de salud además de ayudarla a conseguir ciertos medicamentos.

Antes de ingresar al club su vida consistía básicamente de ir de médico en médico, junto con los otros abuelos encontró una distracción a sus adversidades y ella misma afirma que si no va al club es porque su salud no se lo permite, cabe destacar que cuando se le hace imposible asistir se mantiene en contacto con las amistades que cultivó en esta iniciativa.

En el club existen otros casos similares, de hecho tantos que contarlos todos en este artículo se volvería imposible, desde problemas familiares, médicos hasta dificultades económicas graves, como es el caso de una señora que vivía en una casa que estaba a punto de colapsar pero que gracias a las directiva del club logró conseguir una visita de una trabajadora social que se encargara de su caso, pues es de extrema gravedad.  

¿Qué hacemos por mejorar nuestra situación?

Sí, hay crisis, pero ¿nos organizamos para hacer nuestra vida “menos mala”?, los miembros de “renacer todos unidos” han encontrado un apoyo que antes no tenían, juntos se están proponiendo crear un comedor para que los integrantes puedan tomar su almuerzo, son visitados por jóvenes que hacen sus labor comunitaria con ellos, además de otro que otro beneficio que consiguen con un ente del Gobierno, se encuentran activamente buscando la manera de mejorar, de salir adelante juntos, como la  familia que son.

En Caracas y otras ciudades del país otros abuelos se han reunido de una manera similar, además de otras organizaciones civiles que han logrado ayudar a los demás por medio de la cooperación vecinal en otras áreas, ¿qué pasaría si todas las comunidades se organizan?, ¿qué pasaría si trabajáramos en equipo?, ¿hasta cuándo vamos a esperar que alguien haga todo por nosotros?

¡Sigamos el ejemplo del Club de Abuelos Renacer!, la viva imagen de que la gestión social es posible de lograr siempre y cuando se esté dispuesto a trabajar por el bien común, pues las cosas buenas sólo llegan con esfuerzo y dedicación.

Ana Daniela Valero
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