El problema de mis malas decisiones

Cómo se supone que  te digan como tienes que vivir, cuando todo en la vida es ensayo y error, como es que la gente cree, que sabe que es lo que nos va a hacer felices, cuando solo nosotros mismos, sabemos que nos llena, que nos hace sentir plenos,  que necesitamos, que nos desagrada y que cosas definitivamente,  » NO » queremos.

Cuanto tiempo complaciendo a muchas  personas y al final, obtener cansancio, desgano, tristezas y vació. Si todo fuera tan sencillo, pero nada lo es, todo lo que quieras, siempre va a costarte algo.

El problema de mis malas decisiones, es que no entiendo en que podrían afectarle a los demás, entiendo cuando la gente se preocupa por mi, valoro los consejos, las palabras, las experiencias ajenas que la vida me presenta, para evitar chocar de similares maneras pero, si la gente supiera que me gusta aprender, que me gusta equivocarme, que amo mis caídas y mis lágrimas, porque siempre terminan haciéndome saber, que estoy viva.

El problema de mis malas decisiones, es que no se si son malas, porque apuesto siempre a esa corazonada que le llaman intuición, porque siempre voy en dirección de mis sueños, porque me llevo cualquier cosa por delante, pero llego, porque tomo las cosas que yo quiero. Que aunque quizás no sean las elecciones que alguien más tomaría, son las que yo tome, porque me hacen feliz. 

Voy a confesarles algo, no espero un príncipe azul, me gustan las imperfecciones, las barriguitas, las lineas de expresion, las estrias, las personas humanas, me gustan las autenticas y naturales, esas que no fingen, que aunque tengan mal carácter, son como son, y no cambian por nada.

El problema de mis malas decisiones, es que me las critican, como si esperara la aprobación de alguien, como si tuviera que pedir permiso para ser libre, de hacer y deshacer, y no se dan cuenta de que mis alas vuelan y vuelan a un mundo menos perfeccionista, un mundo lleno de las cosas a las que cualquiera diría que no, a las que yo diría que sí, y diría que sí, porque se parecen tanto a mi.

Lo sé, no encaje jamas, en la sociedad, tampoco en mi familia, muchos menos en el mundo en el que vivimos,  pero mirenme, aquí estoy, escribiendo letras, drenando mi corazón, siendo honesta, libre, porque escogí perder el miedo y arriesgarlo todo, porque si no es el tren a mi destino final, sin duda me acercara más a las metas en donde quiero estar. 

Mi vida no es perfecta, pero así como va me hace seguir apostando a mi porque nadie se imagina, que lo único que quiero para ser feliz, es poder seguir teniendo libertad.

Libertad de pensamiento, libertad de expresión, libertad emocional, libertad espiritual, libertad para poder escoger, para poder crecer, para poder equivocarme, para acertar, para amar, para poder seguir entregando mi esencia y de lo que estoy hecha, para conquistar el mundo con mi sonrisa y mis versos y que no pese nunca, porque no es una apariencia, sino que es el gesto más maravilloso, con el que la vida puede contar. 

Con la honestidad que me caracteriza, el problema de mis malas decisiones, es que no me importa tenerlas mientras aprenda de ellas y me convierten cada día en mujer.

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