¿Cuán redonda es la pelota?

Un vistazo a las reservas internacionales de Venezuela, aún la no operativas, puede llevarnos a la consternación. La debacle ha sido gigantesca, gracias a un régimen que, insigne productor de papeles, tiene por único objetivo el de cumplir con sus pagos para evitar que se estreche aún más el cerco, sacrificando al resto  de la población. No obstante, el default, término ya entregado a la diaria jerga, se acerca como el indeseable detalle que faltaba.

Escasas las divisas, rasgadas las vestiduras por su pretendida vocación social, la prioridad ha sido – además – la importación de armas y equipos antimotines, mas no la de los alimentos y medicamentos que marcan nuestra más sentida urgencia. Y, luego, no por casualidad, se encuentra la preferencia por el espectáculo que también ayude a olvidar que las empresas aéreas y farmacéuticas, entre otros rubros, se han largado con sus  abultadas acreencias en pie.

Por ello, nada debe sorprender la concesión de más de nueve millones de dólares a la Liga Venezolana de Béisbol Profesional para que intente distraernos por breves meses, como tampoco ocurrió con los festivales musicales de la alcaldía menor de Caracas que no pudo – así –  neutralizar la indignación y rabia de sus sufridos habitantes, evaporando cuantiosos recursos. Poco o nada se sabe de las facilidades concedidas en otros ámbitos, aunque – valga la ocasión – nuestros atletas ya no tienen la oportunidad de viajar al exterior, ofreciendo el mismo Maduro Moros el avión presidencial como un inmenso favor a agradecer, para transportar – por supuesto – a una minoría de comprobados afectos a su causa.

Pocas dudan caben del fervor beisbolístico del país, pretendiendo la dictadura reanimarlo a cualquier precio para romper el ambiente generalizado de luto, tácito o expreso, tras las exageradas e injustas faenas represivas de los últimos meses y por la desesperada situación que reina literalmente en todos los hogares, excepto los de los privilegiados del poder.  Entendiéndola como propietaria, al parecer, la Organización Cisneros ha decidido que los Leones del Caracas no concursarán en el próximo campeonato,  bien porque tendrá que lidiar y sujetarse al cupo de divisas que reporte una intención adicional,  bien porque será una pérdida poco significativa en un mercado decaído o, en definitiva, porque no ha alineado sus supuestos alfiles políticos.

Lo curioso es que versamos sobre un espectáculo que tiene naturales vínculos con el capitalismo deportivo estadounidense que procuró no tocar ni con el pétalo de una rosa el Chávez Frías que, realizando un sueño enteramente personal, si mal no recordamos, enfundado con el uniforme reglamentario, hizo el lanzamiento inaugural de un juego en el norte, cosa de la que nunca se enteraría aquél gobernador carabobeño que se antojó con el Magallanes, años ha.  Valga acotar, no hay noticias del fondo creado por la Ley Orgánica del Deporte que, en el pasado período legislativo, fue aprobado con un entusiasta consenso, obligando al  suscrito salvar el voto.

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