En ocasiones solo necesitamos una imagen en la mente
De sueños y eso que llaman emprendimiento

Estábamos tal vez sentados en alguna silla de alguna parte,  y todo lo que necesitamos fue esa imagen que nos perseguía; veíamos los granos de café correr de nuestras manos a la tolva del molino, veíamos las tazas llegar a las mesas y a la gente sonriendo entre una charla y otra, entre un libro o un mensaje de texto, era una imagen agradable, placentera, la luz amarilla de los bombillos subiendo mientras la del sol bajaba, buena música llenando el ambiente y el tintinear de la vajilla tras el soplido de la lanceta de la máquina de espresso, podíamos ver el vapor, podíamos oler el café, podíamos sentir otro camino. Los vellos se erizan y las ansias abundan, la pregunta es una sola hecha de mil maneras distintas, “cómo empezar”, tardamos en darnos cuenta de que ya lo habíamos hecho, de allí en adelante siempre dependería de una cosa, la decisión que tomásemos.

Una de las primeras lecciones que aprendemos es que al Tiempo no le importa nuestro tiempo, él danza, es un niño que danza porque es feliz, o así parece, en otras palabras, materializar la imagen no sucede exactamente como lo esperamos ni cuando lo esperamos, en cuanto a nosotros,  podemos sentir que se atrasa o se adelante y eso puede generarnos incomodidad. Se hace más sencillo cuando nos atrevemos a rompernos, aprendemos a quebrar parte de nuestros pensamientos para poder abrazar las oportunidades en lugar de desistir de las ideas, y aprendemos a danzar, junto al Tiempo. Las mesas de Tribus Café Cultural nos han enseñado cosas preciosas, sus comensales, plácidamente van a situarse en ellas con el sentido de recibir algo, pueden ser momentos, tiempo de calidad o un cafecito y ya, no sabemos si notan lo mucho que terminan dando; hacemos mención de ello porque, precisamente, así fue como aprendimos que a pesar de que hay cosas que no podemos controlar porque no dependen de nosotros y no están a nuestro alcance, sin embargo, no por ello hay que dejar de crecer ni de intentar, todo lo contrario, porque resulta que hay factores que sí controlamos, que de hecho dependen de nosotros y por eso debemos mantenernos firmes trabajando en ellos, ya que simplemente no sabemos en qué momento estos factores ajenos a nosotros y nuestros designios podrían cambiar, así no más, y deberíamos estar listos para aprovecharlos. Esta lección vino de un gran amigo y uno de nuestros mejores comensales. Él solo había ido por un café.

Cuando el equipo de Tribus Café Cultural tuvo en sus manos la oportunidad de poder abrir sus puertas para entregarse a esta ciudad, cuando comenzamos a diseñar los espacios, a cuantificar el inventario, a esparcir las ideas entre reuniones y, finalmente, a estirar el capital en tiempos de dificultades económicas –de las cosas más aventureras–, nuestras vidas cambiaron, por supuesto, nuestras rutinas y nuestro tiempo eran otros, cada uno de nosotros se vio en la necesidad de repensar su presente y por ende su futuro. No fue sencillo y eso era bueno –desesperante también–, nos complacía saber que ninguna cosa grande empezó siendo fácil, pero muchas veces nos encontramos refugiándonos en la fe del optimista de turno; para ser honestos, es muy sencillo perder las esperanzas, sentirse muy triste hasta agotarse. Hubo días en los que alguno daba sus palabras, “ya vendrán tiempos mejores”, pero cuando en cualquier momento esas fuerzas caían al suelo allí había alguien más para darle de las suyas, así pasábamos los días, dándonos esperanzas unos a otros inocentemente, porque la verdad es que creíamos firmemente en lo que estábamos haciendo, así que cuando las esperanzas de alguien se resquebrajaban la fe del otro se exponía de manera tan natural que no se podía dudar de lo que decía.

Debilitarse es muy sencillo, incluso cuando no se atraviesan momentos tan complicados como los nuestros, Tribus Café Cultural ahora sabe que para combatirla hay una receta perfecta: una correcta planificación y organización, y un sólido equipo de buenos amigos. Cada uno estaba lleno de visón, propósito, honestidad y amor, eso nos llevó a vencer las desilusiones, rabias y tristezas de los días difíciles.

Puertas abiertas

En Tribus Café Cultural no emprendimos, porque decirlo así implica que ya está hecho, tampoco podemos decir que luchamos, por el mismo motivo, a diario seguimos emprendiendo, todos los días nos levantamos a luchar, ya no podemos pensar en si nos pagan las horas extras ni tampoco contar los días para las vacaciones, porque hacerlo en este momento es ir contra la victoria y eso sería un suicidio. Sabemos que todo tiene su tiempo, que hay uno para descansar y uno para trabajar, reconocerlos es una clave para construir el futuro de Venezuela. Tribus Café Cultural va más allá de un local que resiste, estar en pie es indispensable pero es solo parte del camino, la meta es multiplicarnos porque así se ganan batallas, y lo vemos a diario cuando nos visitan y se sientan en nuestras mesas a sonrojarse o a lamentarse, entre sorbo y sorbo de la taza son ustedes quienes van creando sus nuevas imágenes ahora, en esa mesita que es otro testigo más y que alguna vez se mantuvo durante mucho tiempo en la imagen de otra persona que la soñaba. La excusa fue el café.

La meta se extiende, porque Tribus Café Cultural persigue una Venezuela viva. Las calles que deseamos caminar, los espacios que disfrutar y las personas que saludar, no las pensamos en otras tierras sino en esta. Hay miles de factores para que esto ocurra que no dependen de nosotros, pero aquí estamos, preparándonos porque es una forma de transformación, con ello aportamos a lo que queremos ver y cuando el Tiempo decida cambiar sus pasos baile, nos va a encontrar con las manos abiertas y los hombros preparados.

Desde los inicios, cuando apenas lo diseñábamos en nuestras cabezas, supimos que no podíamos solos, por ello, aunque no lo sepan, nuestros clientes son más que eso,  son también luces que definirán el futuro; en momentos de incertidumbre quisimos usar nuestros focos para brindar de nuestra luz a quienes la quisieran y Tribus Café Cultural es hacer eso exactamente porque estamos aquí, abrimos nuestras puertas al ver todavía posibilidades, no son solo palabras bonitas, para probarlo allí se alza, dentro de la Galería de Arte Nacional, la imagen que nos perseguía, a pesar de todo y con lo poco que tuvimos para comenzar, resultó ser suficiente.

Todavía seguimos visualizando imágenes en nuestra mente, vemos la escuela, vemos el impulso de tantos otros que quizás, dependen del nuestro para ellos iniciar nuevos caminos que nos beneficiarán a todos, vemos más mesas y más sillas, más espacios que abren en lugar de cerrar, más amigos, aún más futuro, por sobre todo eso, el futuro, nuestro horizonte, todavía seguimos viendo la luz de los bombillos amarillos crecer mientras oscurecen tranquilamente las calles, así las vemos, oscurecer tranquilas, cuando los vemos a ustedes gestando imágenes en su mente, ideando un nuevo país alrededor de una taza, usando al café como excusa.

Barbara Uzcategui
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