Gente de riesgo

¿Cuándo fue la última que hiciste algo por primera vez? Una pregunta simple, pero aunque no lo parezca en la actualidad existen personas que hace mucho tiempo no realizan algo por primera vez. Todo lo aprendieron a hacer hace años y de allí nunca hicieron nada más.

Los venezolanos tenemos la particularidad de ser atrevidos, y aprovechamos las oportunidades de trabajar en aquellos espacios en los que hay algo bueno para dar. La realidad es que el amor a nosotros y a los otros es lo que nos impulsa a echar el resto en aquello que asome un destello de probabilidad para alcanzar con éxito la meta.

Antes que naciera Tribus Café Cultural en nuestro corazón y en nuestra mente, hubo una oportunidad en la que el día estaba tan soleado que no era imaginable por ninguna razón que una lloviznita pudiera aparecer. El ajetreo de la oficina era de tal modo, que lo que deseábamos era salir corriendo para aprovechar la claridad del día.

Ya luego de terminada la jornada y rumbo a casa, inesperadamente nos agarró un “palo de agua” en plena mitad del camino.

– ¿Y ahora?.. había que correr para acampar en cualquier lugar.

– ¿Correr?, pero si ya estábamos empapados, qué sentido tendría ahora correr.

Imagina la escena, pero eres tú quien está allí. ¿Qué habrías hecho? ¿Habrías vilipendiado en contra de la naturaleza? o ¿Te hubieses atrevido a detenerte en medio de la acera de cara al cielo y disfrutar de la lluvia?

Durante mucho tiempo, nos mantuvimos pasando por alto el modo equívoco en el que veníamos manejando la congestión de algunos de nuestros días. Una vez que pudimos notarlo, decidimos poner en práctica algunas cosas que nos permitieran tener la sensación de una mejor calidad de vida, y que aún pareciendo insignificante, no podíamos permitir que el miedo a tener un resultado desconocido o que pusiera en pausa nuestra comodidad, alejara nuestra posibilidad de disfrutar lo que el lado no tan malo de la vida nos tenía para dar.

La dificultad de adaptación a los cambios que son súbitos genera pánico, y cuando decidimos materializar el proyecto de Tribus no hubo ninguna excepción. Sin embargo, algo nos decía que ya era el momento de actuar, el tiempo de atrevernos a abrir nuestras puertas había llegado ya. La mayoría nos decía que era mejor quedarnos quietos, pero en Tribus Café Cultural, consideramos que quedarse quietos en medio del conflicto era una cosmovisión guiada por el miedo a que nos ocurriera algo o a que nos dejara de ocurrir. En esa intersección, fue justamente cuando la ansiedad intentaba apropiarse de nosotros, de dominarnos y de controlarnos para impedirnos tomar las riendas de nuestras acciones. Quizá el hacernos los locos hubiese ayudado a reducir el nivel de ansiedad, pero estamos seguros que al menor pensamiento sobre el tema, ella, la ansiedad, aparecería de nuevo y conduciría nuestros pensamientos al futuro que no deseábamos.

Ahora, ya cercanos a cumplir los seis primeros meses de servirte felizmente, afianzamos nuestra creencia en que pensar para mejorar es el objetivo, no pensar para preocuparse, porque sabemos que si llamamos las cosas como si fueran, así serán.

Indira Rodriguez
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