¿Ya te llegó tu clap?

Hoy te escribo a ti hermano(a) venezolano(a) que te haz acostumbrado a recibir migajas, a ti que le escribes al presidente informándole que lo que ganas no te alcanza ni para un cartón de huevos y le pides que ponga orden, a ti que culpas a la guerra económica o a los empresarios de la hiperinflación que vivimos, a ti que suplicas en organismos gubernamentales que te ayuden a obtener las medicinas que necesitas.

¿Crees que este gobierno que controla todo no está al tanto de la situación?

¿Sabes que el gobierno negocia con dólares preferenciales mientras que los empresarios tienen que hacerlo al valor dólar del mercado?

¿No los ves derrochando en fiestas, cada vez más gordos, con ropas de marca, bailando y tomando bebidas espirituosas mientras tu haces magia para sobrevivir?

¿No te has dado cuenta que han estrangulado, expropiado y acabado empresas productivas que generaban bienes y empleos y las han destruido?

¿Te sientes feliz de pasar largas horas en colas como un rebaño para poder adquirir productos a precios “regulados”?

¿Qué sientes cuando ves a niños muriendo por desnutrición o personas muriendo por falta de medicamentos?

Podría extenderme con muchas preguntas más pero creo que esta es una muestra que puede tocar tu conciencia y digo conciencia porque desde el momento que lo apoyas te transformas en cómplice de estos atropellos.

Entiende que no hay nada que mendigar, que los que gobiernan no son tus jefes sino tus servidores aunque ellos se han encargado de hacerte creer lo contrario; que es imposible que un gobierno que controla TODO culpe a los demás de sus fechorías.

Debes entender también que la MUD, la mal llamada oposición, es cómplice también de esta barbarie.

Toca entender que seguirán hundiéndonos hasta que el bravo pueblo despierte del letargo en el cual se encuentra sumergido, donde tú y yo digamos ¡BASTA!, donde hagamos honor a nuestro himno nacional “La fuerza es la unión” y, todos unidos seremos un escudo más fuerte que todas sus balas.

La vida no se negocia y mucho menos la dignidad, merecemos lo mejor que definitivamente no es esto, seamos cada uno el líder que nuestra patria necesita, somos los dueños del país no sus esclavos y quienes deciden asumir un cargo público están a nuestro servicio y por ello le pagamos.

Llego la hora de despertar, es nuestro país y nos reclama fuerza y contundencia para recuperarlo, no es un tema de doctrina política, es un tema de amor, de ética, de justicia, de dignidad.

Liliana Castiglione
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