Para emprender en gastronomía, saber cocinar es suficiente

Algunos pensarán que es un atrevimiento hablar de emprendimiento en el contexto venezolano de hoy día, pero soy de los que cree, como me lo dijo una vez una gran amiga: –si somos treinta millones de habitantes, y emigran tres millones, aun quedan veintisiete millones que necesitan productos y servicios–. Así que emprender en Venezuela aún es una opción posible y viable.

Ahora bien, el punto está en cómo hacerlo con la cabeza en el cielo y los pies en la tierra; para soñar en grande pisando firme. Para ello, cuando de gastronomía se trata, lo primero que debemos hacer es distinguir entre ser emprendedor o ser empresario; en segundo termino, determinar las razones que nos motivan a entrar en ese “negocio”; y por último, cómo hacerlo “sin morir en el intento”; sobre esos aspectos trataremos muy brevemente a continuación:

Un empresario es aquel que disponiendo de capital (masa de dinero), lo transforma en recursos materiales y financieros destinados en la producción de bienes y servicios; pero en cuya producción no necesariamente participa directamente con su esfuerzo físico; sino que dispone del talento humano requerido para tal fin. En cambio, un EMPRENDEDOR (con mayúsculas) es aquel que usa su capital, su talento y su trabajo o esfuerzo físico, en producir tales bienes y servicios, hasta donde su capacidad física y económica le permiten, y en los espacios de tiempo que dispone para ello, muchas veces compaginándolo con el resto de sus actividades u obligaciones, según el caso. Así, un emprendedor es alguien que tiene que ponerle el pecho y sudor a su negocio, por lo menos en principio, o hasta llegar a ser un “empresario” que pueda contratar mano de obra para hacerlo y dedicarse solo a dirigir y planificar.

Ahora bien, conociendo ya, que como emprendedor usted debe, por lo menos en principio, hacer todo o mucho de lo corresponde a su proceso productivo, y de comercialización, facturación, etc, etc, etc. Cabe entonces determinar su razones intrínsecas para elegir ese camino.  En este punto, específicamente en cuanto a emprendimientos gastronómicos de refiere,  muchas veces pensamos que si nos gusta cocinar y además lo hacemos muy bien, estamos listos para “meternos en el negocio”. Pues bien, sepa que no es lo mismo cocinar en casa o de vez en cuando, que hacerlo diariamente o en grandes cantidades. El esfuerzo físico que demanda un emprendimiento gastronómico es muy GRANDE (otra vez en mayúscula); sin sumar aspectos como búsqueda de insumos, por ejemplo, que en la Venezuela de hoy día es doblemente complicado. Aunado a ello, tener conocimientos sobre la correcta manipulación y conservación de alimentos es básico, porque está en nuestras manos la salud de nuestros clientes. Así que quien se inicie en ese mundo, debe necesariamente formarse por lo menos en este aspecto, aunque no estudie cocina profesionalmente.  El mundo gastronómico detrás de bastidores no es glamuroso; por lo que, si lo hace por fama y glamour, descártelo de su opciones de inmediato.

Finalmente, en una economía volátil como la nuestra, NO INVIERTA TODO SU DINERO EN EL NEGOCIO (seguimos con las mayúsculas), deje que el mismo le marque el ritmo y genere el capital necesario para crecer, eso le dirá si es un buen producto o si usted lo está haciendo bien. Fórmese o busque asesoría sobre aspectos financieros, legales, contables, impositivos, marcarios; y sobre todo, cálculo de COSTOS. Un emprendimiento rentable y permanente, requiere mucho más que pasión y emoción; si lo ha elegido como plan de vida, hágalo con seriedad; y entienda que usted no llegará donde quiere llegar en un día, sea sobre todo CONSTANTE y de seguro será EXITOSO!

Lester Davila
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