Venezuela nos necesita desde el creer no desde el miedo

Y un buen día, si no nos damos cuenta, damos entrada a nuestra mente ideas limitantes, negativas, que como hierba mala al no ser arrancada va ganando terreno rápidamente robando el espacio al optimismo, a la buena actitud, al amor, a la valoración…por ello es tan importante tomar conciencia, identificarlos lo más rápido posible y arrancarlos para que no dañen los rosales de nuestra alma, la fe, el amor, la esperanza y por lo tanto nuestro bienestar; tal como narraba el principito cuando hablaba de los baobab.

“En efecto, en el planeta del principito había, como en todos los planetas, hierbas buenas y hierbas malas. Por consiguiente, de buenas semillas salían buenas hierbas y de las semillas malas, hierbas malas. Pero las semillas son invisibles; duermen en el secreto de la tierra, hasta que un buen día una de ellas tiene la fantasía de despertarse. Entonces se alarga extendiendo hacia el sol, primero tímidamente, una encantadora ramita inofensiva. Si se trata de una ramita de rábano o de rosal, se la puede dejar que crezca como quiera. Pero si se trata de una mala hierba, es preciso arrancarla inmediatamente en cuanto uno ha sabido reconocerla. En el planeta del principito había semillas terribles… como las semillas del baobab. El suelo del planeta está infestado de ellas. Si un baobab no se arranca a tiempo, no hay manera de desembarazarse de él más tarde; cubre todo el planeta y lo perfora con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño y los baobabs son numerosos, lo hacen estallar.”

«Es una cuestión de disciplina, me decía más tarde el principito. Cuando por la mañana uno termina de arreglarse, hay que hacer cuidadosamente la limpieza del planeta. Hay que dedicarse regularmente a arrancar los baobabs, cuando se les distingue de los rosales, a los cuales se parecen mucho cuando son pequeñitos. Es un trabajo muy fastidioso pero muy fácil».

Cuántas hierbas malas están en nuestra mente en Venezuela, muchas justificadas porque como he comentado varias veces no es fácil mantener el equilibrio mental con todo lo que sucede, además que es colectivo, se potencia como bola de nieve, incluso cuando intentamos mantener la esperanza solemos hacerlo desde la angustia y el miedo, compartimos cadenas de oración de 20 padres nuestros pero lo hacemos con mucho temor y quizás con poca certeza o dudando en forma considerable si serán escuchadas.

Hoy, con este escrito, mi objetivo es invitarte a que hagamos un trabajo colectivo de creer con real fe, esa que da la certeza y que es la que produce milagros, porque estos se dan para quien cree no para quien teme o reza cargado de angustia.

Te invito a unirte en  esta cadena del creer, en esta cadena de certeza por nuestra Venezuela que será libre en el nombre de Dios.

Liliana Castiglione
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