Séptima jugada

A los pesimistas de profesión, a quienes la situación actual del país les parece irreversible, a aquellos que no ven un efecto directo de las sanciones impuestas en la estabilidad del régimen rojo, a todos mis amigos que se preguntan qué va a pasar y buscan una solución cuasi mágica ante la división y ausencia de estrategia de los factores democráticos, a los que creen en la vía electoral y a los que afirman que no existen las mínimas condiciones para participar en ese teatro, a ellos, va dirigida esta reflexión escrita con fraternidad y ánimo de entendimiento.

NO ESTAMOS SOLOS

Lo aparente es que los venezolanos están cruzando el desierto, en la ruta a su liberación, en absoluta soledad. Nada más falso. Estamos acompañados por la comunidad internacional que comprende la tragedia de un país convertido en un teatro de operaciones de los factores y potencias más poderosas del mundo. Aquí ensayan sus estrategias y políticas para elevarlas después a un plano superior.

Además de constituirse un “Estado Forajido” perfecto, con un definido objetivo de depredación de los recursos económicos bajo la pervivencia de los esquemas políticos y económicos más perversos que se creían superados con la caída del Muro de Berlín, somos un Narcoestado. ¡Qué desgraciado rol! Un laboratorio de política internacional en que se traza la nueva generación de guerra gélida con sus muchos conejillos de india como víctimas. Eso es lo que somos.

LOS MOVIMIENTOS REGIONALES Y LA CUMBRE

Afirmé anteriormente que todos los esfuerzos del régimen rojo y sus aliados estaban dirigidos a sabotear la Cumbre de Las Américas a celebrarse en abril de este año, en Perú. Dos serían las razones fundamentales, la primera está en el alineamiento definitivo de la mayoría de los Jefes de Estado del Continente para “uniformar las sanciones” como contrapeso a la ejecución del fraude electoral dirigido a la reelección de Maduro; la otra viene del lado del régimen, evitar la aplicación efectiva, o al menos mitigar el efecto, de la Resolución 1/18 del 2 de marzo de 2018, emanada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Retrato hablado del régimen de Maduro, eso de centrarse en “el efecto de la corrupción en las Américas”, desde un enfoque de derechos humanos.

La salida de P.P.K de la presidencia del Perú no cambia la animosidad de las nuevas autoridades peruanas pero sí sirve de pretexto para que los que mueven los hilos de poder reajusten su estrategia. Si el fraude que llaman elecciones fue movido por el régimen para el 20 de mayo, ahora reforzado con la convocatoria de municipales y regionales; entonces, tiene sentido el cambio de escenario ante la inestabilidad que se vislumbra en Perú. Argentina o Chile, los foros ideales como campo de batalla, tendrían que prepararse para el evento y el diferimiento de la Cumbre podría ser para el 17 de mayo como fecha clave. Ahí estaría la jugada como contraataque típico en el tablero de ajedrez.

DIFERIR NUEVAMENTE EL FRAUDE ELECTORAL

Pero en lo único que es efectivo el régimen de Maduro es en el manejo de la política y todas las estratagemas asociadas a ella; fundamentalmente, porque la línea es trazada por los cubanos. La respuesta estaría en mover nuevamente el alfil de la separación de los procesos, difiriendo el simulacro de presidenciales, como una fórmula que supuestamente promovería acuerdos y una sincera voluntad de dialogo. En pocas palabras, una carnada para un sector de la oposición y algo de maquillaje en lo externo. Y todo esto justifica un diálogo sincero y fraterno.

El plan parece ideal. Lo primero es diseñar una oposición a la medida del proyecto futuro garantizando una imagen de triunfo. La sensación de competencia se proyectaría cuando los partidos que inscribieron candidatos, especialmente el MAS y AP, obtengan una buena representación en los cuerpos deliberantes. Esto abriría un debate en los otros partidos, especialmente AD y Primero Justicia; el último, hoy en desbandada. Pero la siguiente movida sería reabrir el proceso de postulaciones a las presidenciales, ya que serán diferidas. Todo bajo el manto protector del respeto de la Constitución por la convocatoria de municipales-regionales, vencidas hace tiempo; y unas presidenciales que, en realidad, deberían realizarse en diciembre. Maduro llegaría al final de su mandato contra todo pronóstico.

JAQUE AL PETRO

El famoso PETRO es una construcción ultracapitalista diseñada como medio de pago virtual para eludir las sanciones de USA. El diseño estuvo a cargo de los rusos, casi tan capitalistas como los chinos. La fórmula de afectar la riqueza minera y petrolera a futuro para obtener los primeros 5.000 millones de dólares implicó, en la práctica, garantías en la proporción de 40 a 1. Por cada dólar recibido se da una garantía 40 veces mayor en valor. Era la única forma de obtener dinero fresco ante la destrucción de la industria petrolera y las monstruosas necesidades del Narco-Estado que todo lo devora y nada comparte.

Los rusos ya no cometen el error de subsidiar de gratis o por geopolítica tal como lo hizo la U.R.S.S con Cuba. Lo que parece evidenciarse es que el verdadero capitalismo salvaje es el que el comunismo chino y la reencarnación bolchevique diseñaron para someter al capitalismo light que representa USA y sus aliados europeos. Pero USA también juega y cerró la posibilidad de alguna vida por la vía del PETRO. Jaque a la Revolución.

EL PROBLEMA ES MADURO

La sexta jugada es de los camaradas de Maduro y del cada vez más ínfimo sector militar que lo apoya. Tienen que desalojarlo antes de que todo el régimen se hunda con su peso. Sus principales enemigos lo acompañan, lo aconsejan, se equivocan intencionalmente o no, están haciendo caída y mesa limpia, enfebrecidos en la búsqueda de un sucesor. La declaración de Padrino, sobre que no lo busquen para dar un golpe, más bien es una oferta pública de servicios. El hombre está entre dos aguas, cada cual más estancada y putrefacta que la otra. Cualquier decisión que tome será mala. Y está condenado a salir del juego antes de que caiga Maduro.

Lo ideal para ellos es un cambio con maquillaje electoral. Tienen que pactar y actuar con amplitud para solidificar su base de sustentación. Están obligados a diferir el proceso del 20 de mayo. Su bandera es cambiar todo, comenzando con Maduro, para que todo quede igual. El sueño que los une es comenzar desde cero, entiéndase el 2019, con “nuevas caras y nuevos procedimientos”. La sexta jugada es un acuerdo nacional entre los que se llaman progresistas y revolucionarios; lo que incluye a factores que se autocalifican de socialistas, centro-izquierda e izquierda, en el seno de la oposición. Sin embargo, la séptima jugada la tenemos nosotros para evitar que se materialice ese proyecto y nuestra patria se siga perdiendo en una muerte lenta y dolorosa.

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