El chavismo ha sacado lo peor de los venezolanos
Editorial #405 – Y, de paso, se quejan

Durante mucho tiempo en Venezuela vivimos en la mentira; en lo que parecía, pero no lo que era. Una que el expresidente Hugo Chávez supo construir muy bien incluso antes de llegar al poder, y que millones de venezolanos creyeron.

El éxito del carismático líder, demagogo, populista y mentiroso, atravesó las fronteras. No solamente en la región, sino también alrededor del mundo, muchos veían con simpatía el proyecto del Socialismo del Siglo XXI. Su presentación no encontraba resistencia: buscaba superar la pobreza y convertir a Venezuela en un “país potencia”.

En realidad, no parecían objetivos descabellados. La nación con las reservas petroleras más grandes del mundo –con petróleo para 200 años, como el mismo Chávez solía repetir – y comenzando la década de precios más altos en la historia –más de 100 dólares por barril-, podía haberse convertido en la Dubai de América. Casi 20 años después, el país vive la peor tragedia de su historia. No solamente a nivel económico, sino también a nivel social, institucional, de infraestructura, de seguridad y, sobre todo, moral.

El chavismo, profundizado y acelerado con la llegada del madurismo, ha sacado lo peor de los venezolanos. Es cierto que el espíritu dependiente del Estado existe desde hace décadas y prácticamente todos los gobiernos lo incentivaron de una u otra manera. Pero el Socialismo del Siglo XXI no solo lo incrementó de manera exponencial, sino también se aprovechó calculadamente de éste para arrodillar a la gente y hacerla esclava.

Hoy en Venezuela ya no vivimos lo que parece; sino lo que en verdad siempre fue este modelo. La realidad nos atropelló de frente. Hoy es innegable que este proyecto político arrasó con todo, tanto que no solamente fueron desmanteladas las instituciones y la democracia, sino también la república.

Por eso, estando donde estamos, indigna ver que todavía son muchos los que buscan aprovechar cualquier ventaja para su provecho personal, a pesar de que son conscientes de que eso perjudica a alguien más. O los que piensan solo en el corto plazo, sin darle importancia a que su beneficio seguramente hará más difícil para muchos otros. Jorge Lanata, el reconocido periodista argentino, siempre dice que el problema de nuestras naciones es que “la gente no está dispuesta a trabajar por algo que no va a ver”. Por eso, no somos capaces de comenzar a construir un futuro y menos poner esfuerzo en algo que aprovecharán las próximas generaciones.

Existen quienes han tenido y tienen actitudes que solo van en contra del desarrollo del país y de nuestra sociedad, algunos de ellos incluso son importantes dirigentes políticos que simulan la lucha y no la dan de verdad, porque están sacando grandes beneficios personales de la situación actual.

Mientras la mayoría no comprenda que el verdadero cambio comienza por uno, la agonía del país solamente se va a alargar y va a ser más costosa para todos. Cada día va a ser peor.

Muchos, por acción u omisión, han contribuido para estar donde hoy estamos, y ahora no son capaces de hacer un sacrificio para salir de esta tragedia.

Y, de paso, se quejan.

Miguel Velarde
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