¿Y entonces qué hacemos?

Aunque parezca increíble, después de tanta debacle, después de que el régimen socialista se encargara de instaurarse a través de una Constituyente fraudulenta, a punta de sangre de hermanos venezolanos, existe un –estéril- debate sobre qué hacer en las próximas “elecciones presidenciales” del 20 de mayo.

Lo primero que se debe aclarar es que el 20 de mayo no hay tal cosa como “elecciones presidenciales”, en todo caso son unas elecciones internas del PSUV, al fin y al cabo, en Venezuela no hay democracia ni libertad, es Maduro quién se auto-adjudicará en el poder y pretenderá elegir “la cara” de su oposición creada a la “perfección”.

Aunque los pro-votos salgan con el vil argumento de que estas “elecciones son legítimas porque están contempladas en la constitución”, olvidan que fueron convocadas por la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente, así como olvidan que hace meses atrás la empresa Smarmatic, quienes durante muchos años fueron los artífices de procesos electorales en el país, admitieron que en las elecciones del 30 de julio de 2017 se alteraron los resultados y por tanto decidían dejar de trabajar en Venezuela ¿y ahora quién cuenta los votos?, así mismo olvidan que los rectores del Consejo Nacional Electoral, además de ser abiertamente militantes del PSUV, tienen sus cargos vencidos, se les olvida incluso que éste régimen se robó el revocatorio, se robó las elecciones regionales y municipales, se roba el dinero para las vacunas de los bebés ¿en serio no se robará los votos de éstas elecciones?. No, éste no es un proceso legítimo, porque para ello se necesita garantías claras de imparcialidad y transparencia en el proceso, para que entonces los ciudadanos puedan reconocerlo, y eso no sucede, ni por parte de la ciudadanía, ni menos por parte de la Comunidad Internacional.

El mundo y la ciudadanía venezolana saben perfectamente que este régimen es abiertamente violador de derechos humanos, que oprime y persigue a sus disidentes y es un enemigo de la libertad; es un régimen de naturaleza criminal que ha bloqueado la “salida pacífica electoral”. Resulta entonces –estéril- enfrascarnos en el debate de si “votar o no votar”, “si condenar a los que legitiman con su voto, o a los que se abstienen en el proceso”, no cabe tal cosa porque ese día no hay elecciones.

Pero surge otro debate, y es que la mayoría se pregunta: no votamos ¿y entonces qué hacemos?

Resulta muy difícil explicar con palabras bonitas y detalladas lo que hay que hacer, yo no dudo de que la gente sepa lo que tiene que hacer, todos sabemos lo que hay que hacer. Actualmente existen dos opciones para cualquier ciudadano simple en el país: emigramos o nos quedamos. Quienes hemos decidido quedarnos debemos tomar en cuenta que se tiene que luchar a sangre y fuego, y como sea; o defendemos nuestras libertades o vemos como nos asesinan, lentamente, de hambre y mengua.

La verdad es que votando o no, hay que hacer algo, y lo primero es que ese hacer debe venir con el desconocimiento total del régimen, de sus acciones y llamados. Posteriormente organizarnos en pro de una ruta, la cual, como hemos dicho, se trata de exigir la salida del régimen  POR LA FUERZA, porque luego de 20 años ha quedado claro que “voluntariamente” no entregaran el poder, tenemos que arrebatárselo.

La organización debe venir en tres planos claves: fuerza popular: donde cada ciudadano, independiente, activista político, gremial, sindical, estudiantil, vecinal, etc; debe unirse y crear las estrategias claras y necesarias para ejercer presión en cada espacio en todo el país; fuerza institucional: la Asamblea Nacional legítima junto al Tribunal Supremo de Justicia legítimo, deben proseguir con el desconocimiento y antejuicio a Nicolás Maduro y sus mafias, quien tiene todo para ser enjuiciado por corrupto, violador de derechos humanos y culpable de toda la catástrofe que hoy estamos viviendo; fuerza internacional: hoy el mundo sabe que las mafias socialistas que tienen secuestrada a Venezuela no sólo afecta a los venezolanos, sino también a la seguridad e intereses del hemisferio; saben que tienen un compromiso mayor con la libertad y democracia de América.

De esta forma, en alianza, con el claro objetivo de exigir la DIMISIÓN del régimen, es que debemos trabajar para avanzar a una transición hacia la libertad.

Nadie dice que sea fácil, ni podemos garantizar cuánto tiempo más llevará a cabo, mucho menos saber qué más es lo que debemos sacrificar, pero lo que sí podemos asegurar es que esta lucha vale la pena y que ante una dictadura socialista y criminal como la que nos ha tocado vivir, no queda otra opción que ¡REBELARSE!, rebelarse contra los que nos quieren comprar con migajas y pseudo cuotas de poder.

Rebelarse, porque es un deber moral ante un país que todos los días sufre.

Rebelarse, para no morir de hambre ni de mengua.

Rebelarse, hasta alcanzar la libertad.

¡Avanzamos!

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