El contexto de un embargo

Hubo industria petrolera con el crecimiento del parque automotor que venció la trasportación por tranvías eléctricos, por ejemplo, en el norte desarrollado. La producción venezolana actual del crudo está por debajo de lo oficialmente referido y tampoco alcanza para el mercado interno. ¿Hasta cuándo habrá suficiente gasolina? Escena del fiilm “Speedy” (1928), protagonizada por Harold Lloyd y Babe Ruth.

(Desde la Tribuna de Oradores). Señor Presidente, colegas Parlamentarios: Asistimos a uno de los capítulos postreros de lo que fue la pujante industria petrolera venezolana en manos de este socialismo rentístico, paradójicamente un socialismo cuyos prohombres, en este mismo Hemiciclo, rasgaban sus vestiduras reclamando la defensa de la soberanía y de los intereses vitales del país.

Completan el asalto doloso y doloroso de la industria petrolera por esta vía, por este camino,   porque hablamos de situaciones que van más allá de las fórmulas contractuales que hacían ver escenarios como los que ahora estamos padeciendo. E, incluso, ideólogos y expertos petroleros afines a este régimen, como Carlos Mendoza Potellá, habló con una candidez extraordinaria en numerosas oportunidades, incluso en el medio académico, sobre la necesidad – decía – en torno al régimen por entonces presidido por   Chávez Frías, de un consejo de supervisión y de la contraloría social para una industria tan compleja como la petrolera.

Queremos significar es que, en medio de esta complejidad de la industria petrolera, esas voces que decían defender los intereses del país, la trataban con una simplicidad que fue precisamente la que abonó a las condiciones que hicieron posible el asalto deliberado de la industria en manos de los maulas, en manos de quienes perpetran un delito continuo contra el futuro del país, el erario público y que ahora se quejan de que la ConocoPhillips o la Exxon están haciendo las diligencias arbitrales o judiciales del caso, sin importarles que afecten los intereses fundamentales del país.

Es necesario colocar este problema en la perspectiva de una traición histórica de lo que fue una bandera de la venezolanidad, orgullosa de una industria que fue la tercera altamente competitiva y la tercera en el ranking mundial de las transnacionales que rivalizaban en el mercado por comercializar el crudo, incluso por su adecuada transformación petroquímica.

Ya todos sabemos en qué se ha convertido PDVSA –PSUV, PDVSA–partido; una entidad partidista a la que ahora ya tampoco le alcanza el recurso para la asistencia social y que marginalmente realiza actividades petroleras, invirtiéndose precisamente la naturaleza, el objetivo y la razón de ser de esta empresa.

Podemos hablar de las infladas nóminas de PDVSA–PSUV, podemos hablar de las actividades financieras que también son objeto del asalto de todo lo relacionado directa o indirectamente con la industria petrolera, o de la quiebra de la gerencia, pero lo fundamental que acá debemos destacar es que PDVSA- PSUV, ahora bajo la responsabilidad militar –indebidamente militar– se ha convertido en otra de las mayores vulnerabilidades desde la perspectiva de la seguridad y defensa del país. Estas actuaciones, estos embargos de los activos, no tienen otra relación sino que la establecida directamente con los intereses vitales de la República, más aún, en medio de una paradoja sobre la cual llama la atención la fracción parlamentaria del 16 de Julio,  cuando vamos en camino de una presunta recuperación de los precios. Estamos nosotros sufriendo, asistiendo, atestiguando o padeciendo calamidades como estas que amenazan, de acuerdo con los expertos, que en tres a cuatro semanas aproximadamente habrá una parálisis del parque automotor en Venezuela, y por supuesto, va a terminar lo que fue la pujante industria orgullo de los venezolanos, subastada como todas las industrias existentes.

Han tomado por asalto a la industria petrolera y lo han hecho deliberadamente. Eso significa que deben irse quienes la han conducido y quienes, por debajo cuerda, celebran todos estos resultados adversos a los intereses venezolanos, porque hay cómplices de este mismo régimen relacionados con muchas de las empresas que están haciendo la cola para este tipo de diligencia arbitral o  judicial.

Así como del asalto electoral que se avecina debe dimitir el dictador Nicolás Maduro y sus secuaces, de este asalto a la industria petrolera –y con esto termino, ciudadano Presidente, colegas parlamentarios – deben marcharse y dejar que la alternativa plural democrática, con vocación venezolanista y de futuro, tomemos de nuevo las riendas para que el sector privado y el público de la económica enderecemos el camino y volvamos a ser la potencia petrolera que alguna vez fuimos.

Es todo, señor Presidente, colegas parlamentarios.

(*) Intervención en la sesión plenaria de  la Asamblea Nacional (Caracas, 15/05/2018), abierto el debate sobre el embargo de los activos por la ConocoPhillips.

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