Sembrar el Petróleo

Haciendo una reflexión en el devenir del proceso histórico de la nación, es evidente el peso que ha tenido el petróleo como mecanismo impulsor del desarrollo de Venezuela, pero  así como ha servido para su construcción, también ha sido una carga para dar con el modelo de desarrollo sustentable que permita generar riquezas no perecederas. Uno de los más insignes intelectuales en la historia del país, escribió un artículo para el diario Ahora, el mismo fue publicado en 1936 y llevaba el título de “Sembrar el Petróleo”, su autor, Arturo Uslar Pietri y la consigna quedó en la historia del país como un lugar común, un frase para pronunciar pero no para seguir.

La idea de Sembrar El Petróleo se basa en el hecho de aprovechar los recursos naturales del país para obtener el capital necesario que permita dejar a un lado la necesidad del commodity. Habla de invertir los petrodólares en educación, infraestructura, tecnología y en el desarrollo de otras energías alternativas. Esto pudo lograrse, de hecho, durante los Gobiernos inherentes a la democracia venezolana hubo muchos avances, pero ¿qué faltó? ¿Qué se hizo mal? ¿En qué se falló? La nacionalización de Petróleos de Venezuela en el año 1976, fue el primer paso en falso que dio el para entonces presidente, Carlos Andrés Pérez, que sin saberlo inició la cultura del Estado todo poderoso, un mal que no pudo ser visto, por la euforia que causó en su momento tal acontecimiento.

La guerra del Yon Kipur, fue causante de uno de los primeros booms petroleros, que experimentó la nación, esto proveyó al Poder Central de una cuantiosa cantidad de recursos que le permitió brindarle a los connacionales una calidad de vida que no poseía ninguno de los habitantes de los otros países de la región. En este sentido, se desarrolló el primer defecto en la cultura endógena, los venezolanos comenzaron a creer que por vivir en un país con muchos recursos naturales, ellos eran ricos también. Tras los primeros años de la nacionalización, todo parecía perfecto, había gasto, consumo, incluso se creó una frase nacional “Ta’ barato, dame dos”, ¿era el país realmente tan rico como para mantener tal cantidad de gasto?

El 18 de febrero de 1983, el país sufrió una terrible devaluación en su moneda, tal día fue conocido como el “viernes negro”, el endeudamiento adquirido durante el tiempo de la bonanza petrolera llevó al país a una crisis financiera, al igual que muchos otros países de la región, Venezuela entró en la crisis de la deuda. El presidente Luis Herrera Campins, “solucionó” el problema con la creación del Régimen Cambiario de Divisas (RECADI), esta medida dio mucho que hablar, se supo de casos de corrupción y el modelo democrático comenzaba a dar los primeros pasos a una crisis político- económica, que daría al traste con el único periodo de la historia nacional, en la que los venezolanos conocieron lo que era la democracia, de la mano de mandatarios civiles.

La poca austeridad en el manejo de los recursos de la renta petrolera, agravó un mal (muy común en las economías parecidas a la nacional), los profesionales le atribuyen el título de “la enfermedad holandesa”, la cuantiosa cantidad de recursos que generó el incremento de los precios del petróleo en el mercado internacional, no permitió desde el principio, generar una economía diversificada. El juicio de los mandatarios fue obnubilado por la facilidad en el ingreso de capital y el trabajo que se había realizado por mantener cierta estabilidad, se perdió. Desde entonces los venezolanos se acostumbraron a vivir en una crisis perenne, los indicadores eran negativos, y todos aquellos que llegaban a Miraflores rezaban porque hubiera un incremento en los precios de la materia prima.

En el año de 1998, una crisis internacional generada por la caída de los valores en la bolsa de Tailandia, disminuyo la demanda mundial de crudo, los precios llegaron a 8 dólares por barril, fue entonces cuando la problemática situación política y social que imperaba en el país, luego de un intento de magnicidio y dos intentonas golpistas, además del obvio agotamiento del modelo partidista, implosionó a la sociedad venezolana. Surgió la figura de Hugo Chávez, un militar golpista que prometía utilizar los recursos provenientes del petróleo para impulsar grandes cambios sociales. Los venezolanos confiaron e n sus palabras y decidieron emprender un rumbo distinto, más radical y que generaba la incertidumbre de una futura crisis que haría tambalear  los cimientos de la nación misma.

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