Discurso y mentiras… (II)

Una de las principales características del proyecto político autodenominado chavismo es sin duda alguna; la mentira. Durante los últimos veinte años el engaño se ha convertido en la estrategia más sublime para ocultar el fracaso administrativo, productivo, legislativo, judicial y económico que ha sumido al país en la debacle más lamentable de su historia.

Un sinfín de discursos, horas de programas y una poderosa maquinaria propagandística intentaron esconder la corrupción superlativa de proyectos que nunca existieron. El chavismo, además de un régimen de corte opresor y arbitrario (que es demasiado), demostró ser incapaz de garantizar las mínimas necesidades de la sociedad, no obstante, han logrado comprar el apoyo popular, gestionar internacionalmente figuras que les sirvan de emisarios ante la comunidad mundial (como es el caso de José Luis Rodríguez Zapatero) y granjearse el respaldo de las naciones del Caribe quienes en su momento fueron bastante leales.

Sin embargo, la cristalería es muy frágil, el chavismo ha intentado en todo momento mostrarse con una gestión efectiva, siempre con la mirada puesta en la tan ansiada y enigmática meta de convertirnos en una potencia, cuestión irreal, pero reiterativo en sus exposiciones oficiales. En este orden, el para entonces presidente Hugo Chávez, durante la presentación de su memoria y cuenta en el Palacio Federal Legislativo el 17 de enero de 2004, expondría cifras, datos y logros que distan mucho del presente engorroso que transita la república.

El Presidente en aquel momento anunciaba al “pueblo” que la Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas (CASA) había aumentado “…su capacidad de almacenamiento, en los silos, en 425%…” cuestión que permitiría la producción y distribución de una cantidad significativa de rubros agrícolas, Chávez también afirmaba que CASA era una obra del chavismo porque “…eso lo habían desmantelado en la Cuarta República…”, el mesías una vez más extendía su mano sagrada sobre la sociedad oprimida. Sin embargo, en la actualidad llama poderosamente la atención como portales (Aporrea.com) reconocidos como seguidores del oficialismo hoy día publiquen artículos con rótulos tan reveladores como: “¿A quién le sirve la Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas S.A?” donde el autor expone vehementemente la inoperancia y corrupción de ese organismo.

Volviendo al discurso del ex mandatario, surge el caso puntual de la Misión Mercal: “En la Misión Mercal, Casas de Alimentación, equipadas en todo el país, llegamos a 1.047 y esto seguirá creciendo; esto es el Mercal máxima protección” explicaba Chávez en aquella oportunidad. Empero, la realidad es muy distinta, las Casas de Alimentación que eran en teoría un programa “…para atender a los niños de la calle. A los que viven en la más grande de las miserias” (Chávez, 2004), no logró cumplir con sus metas, y en la actualidad la miseria es abundante y los niños hurgan en la basura esperando encontrar algún desecho que mitigue el hambre.

Aunque sin el poderoso fondo que les otorgaba el petróleo, el chavismo ahora bajo los designios de Nicolás Maduro continúa su senda de falsedad, creando fantasmas que expliquen las tétricas condiciones del país; guerra económica, enemigos externos, burguesía, especuladores y otras excusas, que se fusionan con medidas desatinadas y acciones opresivas que buscan silenciar cualquier murmullo que se atreva a disentir, mientras el venezolano sigue resistiendo, esperando en un futuro no muy lejano ver la luz de la esperanza.

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