Como un aeropuerto expuso las debilidades de la democracia mexicana

Entre el 25 y el 28 de Octubre, los Mexicanos fueron a las urnas, pero no para escoger líderes o reformar leyes, sino para decidir dónde estará el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. Esta «consulta popular» fue convocada por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, que criticó la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), cuya construcción fue anunciada el 2 de Septiembre del 2014.

No es un secreto que la Ciudad de México necesita un nuevo aeropuerto. El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) es uno de los aeropuertos con mayor tráfico a nivel mundial, y el más activo de toda América Latina. Conforme van subiendo los ingresos de América Latina, sube la demanda de vuelos, lo que saturará mucho más al aeropuerto conforme pase el tiempo. Sin embargo, dado la magnitud de la Ciudad de México, el aeropuerto está ahora ubicado en medio de la ciudad, evitando cualquier intento de expansión o construcción.

El NAICM está ubicado en Texcoco, a quince kilómetros del centro de la Ciudad de México, y debido a la cercanía con el AICM, lo reemplazaría completamente. El NAICM está situado en tierras anteriormente ejidales que fueron adquiridas por el gobierno a través de los años. Sin embargo la naturaleza de estas adquisiciones ha sido sujeto a controversia. Hay una plenitud de denuncias por parte de los trabajadores que solían vivir en esas tierras, activistas y los que viven en la vecindad del NAICM, reclamando que el gobierno arrebató las tierras a través de engaños y represión, prometiéndole a los trabajadores que obtendrían parte de las ganancias que genere el NAICM, promesa que nunca se materializó y que el gobierno no ha buscado corregir.

Además de los reclamos de las comunidades de Texcoco, están reclamos sobre el coste ecológico del aeropuerto, que está siendo construido en una zona de alta diversidad ecológica, y podría irrumpir con ella. Además, como en gran parte de la Ciudad de México, existen preocupaciones sobre el hundimiento del terreno, que representará costes adicionales en mantenimiento de las pistas. Sin embargo, existen estudios que aseguran que el hundimiento en el AICM es mayor al hundimiento que estaría presente en el NAICM, y de ser así, representaría un ahorro neto en costes de mantenimiento.

Las finanzas del aeropuerto también han sido sujetas a controversia, dado que los costes parecen ser mucho más elevados de lo que se predijo inicialmente, y la construcción parece andar más lento de lo que se esperaba. No obstante, la construcción del aeropuerto continuó desde el momento que fue anunciado hasta 2018, estando 30% completo para cuando los Mexicanos fueron a votar. Sin embargo, debido al resultado de esta consulta, dónde se preguntaba si debía seguir la construcción del NAICM, o ampliar la base militar de Santa Lucía, ubicada a 40km de la Ciudad de México, para que albergue a más pasajeros, y que el AICM siga operando, los mexicanos votaron a favor de la segunda opción.

La segunda opción también tiene sus controversias y su apasionada oposición. Debido a la cercanía entre el AICM y la base militar de Santa Lucía, varios expertos han declarado sus dudas sobre la posibilidad de que los dos aeropuertos puedan operar al mismo tiempo de manera segura. Además, López Obrador propuso la construcción de un tren de alta velocidad para conectar al distante aeropuerto con la ciudad, lo que representará un coste adicional. También se debe considerar los pagos de compensación que deberá pagarle el gobierno federal a las empresas constructoras por la cancelación del proyecto, además de lo que ya se pagó por la construcción, y por el simple hecho de que, por algún tiempo, la tierra en la que se sitúa el NAICM no podrá ser utilizada para nada más, negando las ganancias que podría haber generado el aeropuerto.

Sin embargo no es la viabilidad o falta de la misma de estas opciones lo que hace a la consulta popular un escándalo, sino la manera como se hizo. La consulta no fue organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), la entidad independiente que organiza todas las elecciones regionales y federales en México. En vez, fue organizada por voluntarios afiliados a MORENA, el partido liderado por el presidente electo López Obrador. Con mesas instaladas en 538 municipios a través del país, con los criterios de por qué se escogió estos municipios siendo ambiguos, la consulta popular fue verdaderamente irregular.

Se puede criticar muchos aspectos de esta consulta. Es extraño que una consulta sobre un aeropuerto ubicado en el Estado de México, diseñado para servirle a la Ciudad de México, sea decidida por toda la nación, cuando seguramente habrán individuos que votaron que no conocen esa región del país. La legitimidad de los resultados es dudosa, ya que existieron varias denuncias sobre personas que pudieron votar múltiples veces en distintas mesas, y el proceso de escrutinio no fue público. Aunque pueda ser que los resultados fueron perfectamente legítimos, también es posible que los números finales sean completamente artificiales, especialmente cuando la gran mayoría de las encuestas favorecían al NAICM, y no habrá manera de saber la legitimidad de los resultados dado que los votos fueron destruidos después de que terminara la consulta.

Pero lo que resulta aún más escandaloso es el irrespeto a la democracia que representa la consulta. El punto de una democracia representativa es que los ciudadanos reconocen que no pueden votar directamente sobre todos los temas debatibles, y por ende le ceden el derecho a tomar ciertas decisiones a individuos mejor informados que son electos por la población. Resulta difícil que la población esté bien informada sobre el proceso de construcción de aeropuertos, cuando este proceso ha requerido la participación y el consenso de expertos en diversos temas como la economía, la aeronáutica, el medio ambiente, finanzas, turismo, transporte y mucho más. Esperar que la población tome la decisión que sea mejor para el país es increíblemente ambicioso, especialmente si la consulta se hace a nivel federal, limitando aún más la proporción de votantes bien informados. Algunos críticos de López Obrador dicen que es un acto populista y demagógico. Cabe destacar que MORENA, el partido de López Obrador, goza de mayoría en la cámara de diputados y en el senado, entonces pasar un decreto de manera oficial no sería particularmente difícil después de que López Obrador tome posesión el primero de Diciembre de este año.

Se debe criticar también al gobierno saliente de Enrique Peña Nieto, que no buscó soluciones cuando se debía. Si el gobierno va a reubicar a trabajadores locales, es su responsabilidad compensarlos de manera apropiada y ayudarlos a encontrar trabajos dignos en nuevas ubicaciones, y fallaron en hacer eso, lo que posiblemente impulsó el rechazo al NAICM y ayudó a que la alternativa ganase en la consulta.

Cabe decir que el gobierno del presidente electo Andrés Manuel López Obrador podría haber considerado otras soluciones que no signifiquen cancelar la construcción de un aeropuerto que, aunque no esté absuelto de controversia, solucionaría problemas muy presentes en el espacio aéreo de la Ciudad de México. Hay que recordar que el coste del aeropuerto se mide no en lo que le va a costar al gobierno construirlo, sino en las ganancias que generará para la economía del país a la larga. Parte de este costo ya se vio cuando bajó el valor del peso mexicano después de la consulta. López Obrador ya declaró que las consultas serán una parte importante de su gobierno. Viendo los métodos implementados esta primera consulta, se ha creado un precedente preocupante para este sexenio que viene.

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