Rompiendo el cascarón

Siempre la referencia al nacimiento ha sido algo duro, traumático, doloroso. Un proceso que implica sufrimiento y el romper diferentes tipos de cercas, de muros. Bien sea el nacimiento del ser humano que conlleva el choque entre el tibio líquido en el vientre de la madre y el frío del quirófano, hasta el nacimiento de una obra literaria que trae consigo desvelos, sueños, sacrificios.

Nacer es parte de la vida como lo es morir. Realmente, es el mismo acto pero visto desde planos distintos. Al nacer, llegamos a un plano. Al morir, nos vamos a otro partiendo de que nuestro espíritu sobrevive a nuestro cuerpo que es solo un vehículo. Y, aunque huyamos de este proceso, nos encuentra donde estemos, sin escándalo, sin prisas. Solo llega. Nacemos, morimos y renacemos mil veces en la vida, de mil formas  inexplicables.

Hoy, mientras fregaba y meditaba como enfrentar uno más de los aumentos en una crisis que pareciera no detenerse nunca en este país, me encontré naciendo en mi mente una vez más. Retomando el quien soy y qué quiero para remontar la ola diaria en la que vivimos. Esta suerte de marejada en que nos hemos acostumbrado a vivir los venezolanos.

Y comprendí, una vez más, que estamos en esta vida para nacer y renacer con cada crisis. Somos como unos pollitos rompiendo el cascarón a diario. En Venezuela, nos ha tocado convertirnos en lo que no creíamos que podíamos ser, en lo que ni sabíamos podíamos ser.

Ser venezolano se ha convertido en un reto al espíritu, somos una masa cambiante a cada segundo, buscando derrumbar los muros que la realidad nos levanta a cada paso. Renacemos los que seguimos en esta tierra, renacen los que emigraron porque las consecuencias de esta realidad los acompañan. Renacemos todos, dejamos pedazos de nuestra cáscara tras nosotros y volvemos a levantarnos porque somos tercos, obstinados, incansables. Nos negamos a rendirnos, no importa la tierra que pisemos o la tempestad que enfrentemos dentro de nuestras fronteras.

Todos los días decimos ¨esto no puede durar más tiempo¨ y pareciera un chiste del destino que hace el tiempo o muy lento o muy rápido y nos vemos saltando por encima de esa crisis impensable y seguimos de pie.

Nos tocó como venezolanos un reto extremadamente grande: nacer mil veces cada día y estamos decididos a dar la talla en esta contienda. No importa lo duro que sea, dejamos morir a quien éramos y arrancamos con quien vamos a ser a partir de ahora pero nunca nos hacemos a un lado. Y además de todo, decidimos regresar cada día a la pelea siendo mejores y nos vemos emprendiendo, inventando, estudiando. Siendo la mejor versión de nosotros mismos en todos los campos.

Terminamos los días cansados, a veces inseguros de si hicimos lo correcto porque el piso se nos mueve a diario, pero seguros de que al menos hicimos algo para mejorar.

Aprendimos a ver el dolor del otro, a disfrutar la vida sencilla, a criar hijos con menos materia y más espíritu, a levantarnos y dar los Buenos días aunque la carga sea pesada. Estamos aprendiendo a cada paso a ser mejores personas y esa es la gran esperanza cada día.

Seguiremos rompiendo el cascarón las veces que sea necesario, por nosotros, por nuestros hijos, por nuestra tierra pero siempre de pie. Siempre decididos a avanzar. A nacer las veces que sea necesario para recuperar el país que fue un mar de oportunidades y merece otra oportunidad.

Últimas entradas de Esther Vasquez (ver todo)
(Visited 282 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras