Direcciones para un Marine

Señor Marine, si piensa invadir nuestra tierra de misses, arepas y orquestas sinfónicas, le advierto encontrará una gran resistencia. No será de las Fuerzas Armadas. Será de Google Maps. Esa aplicación no sirve bien en Venezuela. Acá no hay wifi en todos lados, ni roaming, ni luz constante. El internet es más escaso que los Tampax y recargar saldo en un celular es más difícil que invadir Afganistán.

Entiendo por quién viene. No obstante, si desea ubicarse bien, estúdiese un libro llamado “La Guía Valentina Quintero”. Mire que acá las direcciones no son como las de ustedes, que tienen una línea y ya, tipo “201 Lincoln Drive, Scott, LA, 70506”. Acá son cosas como “Urbanización La Boyera, Sector El Cigarral, Calle 2, Conjunto Residencial ‘Los Apamates’, Torre C, piso 3, apartamento 32, Municipio El Hatillo, Distrito Capital, 1083”. Cuando uno la trata de escribir en las etiquetas ésas que dan las aerolíneas, no cabe.

Por eso, si quiere llegar a donde supongo quiere llegar, le daré la dirección tal cual la va a necesitar para que no se pierda. Ponga atención. Se la pongo entre comillas:

“Suponte que vas a invadir por La Guaira, ¿no? ¿Te ubicas? Bueno, entonces cuando vengas navegando, tírate pa’ la derecha. Cuando veas una playa arregladita, con casitas y chozas que está entre unos rompeolas, ahí es. Ése es el Club Marina Grande, que es lo mejorcito que hay por ahí. Apenas bajes el Jeep del barco, sales del club y agarras una subidita. Le das… le das… le das… Tiene unas curvitas, pero no le pares. Tú sigue.

“Al final vas a llegar como a una esquina que tiene una panadería. Baja por la que tiene huecos. Es una cuadra llanera. ¡Tú dale que no vienen carros! Vas a pasar unos edificios, luego vas a ver como una discoteca/restaurante que se llama “Rompeolas”. Es grandota con un estacionamiento afuera y tiene como una moto de agua empotrada en la fachada. Bueno… ahí no es.

“Tú sigue relajado. Vas a llegar a un elevado. ¡Mosca al cruzar! Te paras donde termina la cuadra y vas metiendo la trompa del jeep pelo a pelo hasta que te den paso. Ahí le das y te metes debajo del elevado. Le dices al copiloto que saque la mano para que te den paso otra vez y subes por ésa.

“No le des muy chola porque más adelante hay unos policías acostados o ‘laying policemen’ (no es literal, ojo). Vas a llegar a una alcabala como a la altura del aeropuerto y apenas la pases, dale pata hasta que veas la “Y” del Eurobuilding. Ahí agarras pa’ la derecha y entras a la autopista Caracas-La Guaira.

“Le das… taca… taca… taca… vas a pasar uno… dos… tres… túneles. Subes… subes… subes… ¡No te salgas por ninguna! ¡Sigue erecto por el medio! Ya cuando tú veas que la subida se empieza a poner planita, allí ‘¡juuuuui!’, te metes a mano derecha por la rampla. Eso es Catia. Ahí vas a llegar a un semáforo, ¿verdad? Te lo puedes comer cara ‘e tabla sin rollo y bajas por ésa. Le das como una… dos… tres… cuatro cuadras y cuando veas que el Metro sale de la tierra y hay un campo de sofbol, ahí te paras donde veas al bien cuidao’.”

Señor Marine, disculpe, pero es la dirección más venezolanamente exacta que le puedo dar. Capaz cuando usted termine de comprender esto, ya el tipo se fue. Pero bueno, es lo mejor que puedo hacer. Igual gracias por su gesto. Si por casualidad llega y se ve sin nada que hacer, aproveche y se da unas vacaciones. Seguro va a disfrutar de las misses, las arepas y las orquestas sinfónicas.

Reuben Morales
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