Pequeño engendro

Ciertos sectores de la ciudad se apagaron una vez más. Todas las actividades del día fueron congeladas. Mercados, bancos, instituciones, farmacias, kioscos clausuraron hasta que volviera la electricidad. Se trastornó el quehacer. El metro presentó retraso, se descompuso el aire acondicionado dentro de los trenes y las estaciones colapsaron. Al llegar a la casa nos informan que quitaron el agua. Entramos en racionamiento una vez más.  Tobos van y vienen. En la noche el servicio de teléfono lo cortaron. Internet funciona lento o no hay. Esto es vivir en comunismo. Nunca los «gerentes» encargados de los organismos asumen responsabilidad. La élite del sistema derrocha comodidades, la sociedad en general subsiste en la penuria e infortunio.

El pequeño sujeto del mal aparece en televisión, su lema permanente es “rodilla en tierra, fusil al hombro, bayoneta calada”. Desde esa perspectiva de guerra asume la totalidad de las circunstancias sociales y acciones que lleva a cabo. Tiene mucho poder. Mueve el telar. Siendo de bajo rango militar se le cuadran los de mayor nivel. Vive rodeado de espalderos. No camina una calle solo.  En sus programas ha descalificado a personas hasta la saciedad, genera angustias, amenaza, reduce, somete al escarnio público, intriga, insinúa.  Habla de un modelo “tun, tun” el cual en específico es tocar la puerta de hogares o allanar, para llevarse presos a los disidentes o a aquellos con los cuales tiene algún conflicto. Meter miedo es su afán.  Es eje de la tiranía. La edificó con cuerpos militares y paramilitares a su disposición. Aterroriza. Dicen que en los momentos precisos de acontecimientos medulares en el ámbito político no se sabe de su paradero. Corre, se esconde. Cuando el asunto está calmado aparece con algún estratagema o épica. Luego, arenga alimentando emociones.

El poder central es su asunto, nada de puestos secundarios. Comenta que estará siempre en el lugar donde la revolución lo necesite porque es un ser «desprendido de lo material y militante aplicado sin ambiciones». La revolución lo ha solicitado en el centro de la economía, finanzas, vicepresidencias, ministerios, gobernaciones, asamblea, negocios. Jamás lo han llamado para áreas relacionadas con el trabajo comunitario, voluntario o en función de ocupar puestos de menor jerarquía. Habla de “nuestro pueblo” utilizándolo de bandera o escudo. Su familia se encuentra en posiciones claves del régimen. En el núcleo de las decisiones nacionales.  Hace, deshace, nadie lo controla. ¿Dónde radica su ascendencia? ¿Cuál es la red que construyó? ¿Quiénes la conforman?  ¿Sabe de las vidas privadas? ¿Las hurga? ¿Maneja información íntima? ¿Cuáles son sus sistemas de inteligencia militar y policial?  ¿Cuál es la telaraña desplegada?

Algo suena, eventos están discurriendo. Toda la perversidad que ha hecho manifiesta grietas, se derrumba. Los ladrillos caen, el muro se viene abajo. Inmensos espacios reaccionan, expresan rebeldía. El pequeño engendro salta desesperado. Grita. Desnudo, descubierto, repite las mismas palabras, consignas, etiquetas. Son insuficientes las tarimas. La calle no le escucha, no hay lleno en las avenidas, el partido se difumina. El tiempo es cortísimo, ya no tiene prácticamente. La ansiedad  genera mella. Come para compensar, aumenta de peso, el movimiento corporal es lento. Gesticula con agresividad. Las ojeras son pronunciadas.

El reloj activa la alarma. Pierde el control. La reja se abre. El juicio espera en su banco la hora, tranquilo, paciente. El reo viene en camino. La cadena perpetua está atenta, el trabajo forzado aguarda, la sociedad clama justicia. El demonio se inquieta ante el inclemente destino. Se retuerce.  Los cánticos de cambio lo atormentan, enloquecen. No tiene salvación. Las deudas humanas, sociales, ambientales y los fantasmas le acosan, acechan. La noche será su terror, el día la tenebrosidad.  Los visibles e invisibles le reclamarán las razones del por qué diluyó y lesionó tantas vidas causando un inconmensurable sufrimiento. Deambulará en tormento por los precipicios del universo.

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