Dos días en Cúcuta

El miércoles tuve oportunidad de entrevistar un personaje que aprecio y respeto mucho, al igual que sus padres y hermanos. Es amigo desde preescolar, uno de los pocos compañeros de infancia que aún me quedan en el país.

El sábado 23 de febrero fue testigo de lo sucedido en el puente Francisco de Paula Santander, lugar donde agentes de la PNB incendiaron las gandolas cargadas de ayuda humanitaria que cruzaron la frontera en Ureña. Es por ello que su historia debe ser contada.  

Raúl se encontraba en un viaje de negocios el jueves 21, día en que lo picó la pulga de la curiosidad para contagiarlo con la fiebre de acercarse a Cúcuta. Deseaba ser parte de lo que sería un evento histórico.

-Terminé de cuadrar con Juan, un pana mío, y nos fuimos los tres; él, la esposa y yo.-

Aterrizaron en el Camilo Daza pasado el mediodía del viernes, soltaron las maletas en el hotel y se montaron en un taxi directo hacia Tienditas, lugar del concierto Aid Life.

-Llegamos tarde, después de las cuatro. El taxista nos dejó lejos, caminamos más de media hora. Pero cuando llegamos fue impresionante, no hay manera de describir lo que vi. La cantidad de gente, el sentimiento de la multitud, estoy seguro la transmisión y videos no le hacen justicia a la verdad.-

Pude ver el concierto por Antena3 hasta que tumbaron la señal, justo al momento que ustedes llegaban al sitio. Debo resaltar que me gustó el discurso del Puma y empezara con “Agárrense de las manos”, también hizo falta la voz de Tío Simón y la bandola de Anselmo López en las llaneras.

-Vimos las últimas dos horas del concierto, Ricardo Montaner, Juanes, Maná, luego Alejandro Sánz y Nacho.-

Me pareció que todas las canciones fueron escogidas con el propósito de transmitir un mensaje oculto, desde el inicio con las palabras de José Luís Rodríguez hasta el gran final con la reunión de Chino y Nacho.

-Sin duda. Cada pieza dejó un mensaje. Todo un rompecabezas-

La cercanía de la tarima con la frontera me preocupaba. Mientras veía el espectáculo pensaba que, en cualquier momento, sabotearían el concierto con lacrimógenas o pasando a un grupo de motorizados armados, tácticas bien conocidas de la dictadura.

-Al principio pensé lo mismo, pero me di cuenta que en los techos de los galpones donde acopian la ayuda humanitaria habían francotiradores. En ese momento supe que no iba a pasar nada. El despliegue de seguridad fue impresionante.

Sigue contando, por favor.

-Tardamos un buen rato en salir del concierto, había demasiada gente y una sola salida. Llegamos tarde al hotel y tratamos descansar, fue difícil pegar el ojo esa noche.-

Todos esperábamos emocionados el ingreso de la ayuda humanitaria, imposible dormir la noche del viernes, menos tan cerca y con ganas de colaborar.

-Teníamos pensado ir a Tienditas, pero en el concierto me encontré con Andrés, “El Concejal”. Él me dijo que ese era el puente bloqueado por los conteiners y donde estarían los Presidentes. Nos comentó que iría a Ureña y si queríamos ayudar de verdad el mejor punto era el puente Francisco de Paula Santander. Sugirió estar presentes antes de la nueve, momento en que tenían planeado empezar a organizar el movimiento de camiones.-

¿Y que hicieron?

-Nos levantamos temprano para ir a Tienditas, pero el taxista nos indicó que el acceso estaba restringido tras la llegada de Iván Duque y los Presidentes. Así que seguimos el consejo del concejal y fuimos al otro puente.-

Descríbenos el ambiente del lugar cuando llegaste.

-Llegamos antes de las nueve y no había nadie, pensaba que habíamos perdido el viaje y que ahí no pasaría nada, pero después de un rato comenzó a aparecer la gente, al poco rato ya era multitud.-

¿A qué hora cruzaron la frontera?

-Pasado el mediodía, movimos unos barriles que estaban ahí y pasamos. El primer cordón de seguridad del lado venezolano era de la PNB, no de la GNB como muchos piensan… Me impresionó que la primera línea de defensa eran puras mujeres, no había ni un solo hombre… Que cobardes.-

Según lo que tengo entendido, Gaby Arellano pronunció un emotivo discurso para ablandar esa línea y logró se retirara.

-Sí, ese fue uno de los momentos más emocionantes, vi como lloraban las oficiales de la PNB antes de retirarse. Después de eso, poco a poco, fuimos removiendo obstáculos hasta que finalmente llegamos a territorio venezolano.- 

¿Y que sucedió después? Yo solo vi el video de los camiones en llamas y otro del primer soldado en desertar diciendo que la orden era masacrar al pueblo, pero casi no se escuchaba porque un loco gritaba “Eres valiente hermano… Eres valiente hermano.”

-Déjame echarte el cuento. Yo vi cuando pasaron las gandolas y cómo fue la cosa. Gaby Arellano iba agarrada del retrovisor en la puerta del primero de los cuatro camiones. Imposible describir el espíritu de la gente en ese momento, aplausos, gritos, lágrimas de alegría, de todo un poco. Estaba grabando emocionado, hasta que me di cuenta que frenó la caravana. El plan era que rodaran lento y no los detuvieran en el comando, que la ayuda humanitaria entrara sin resistencia.- 

En ese instante empezó el lío, mucha gente no sabe lo que sucedió, pero tú estabas.

-Un infiltrado logró mezclarse entre la gente abordo del primer camión, apenas entraron tumbó a Gaby y empezó a darle golpes al chofer a través de la ventana. Por eso se detuvo la caravana. En menos de segundos cayó una lluvia de lacrimógenas y la lona del primer vehículo se prendió. Intentamos salvar las cajas de comida, pero funcionarios de la PNB, en vez de echarle agua la rociaron con gasolina. Después de eso fueron más de diez horas de caos total. Menos mal que Juan es médico, prácticamente tomó control del puesto que atendía a los heridos… Los de gravedad, como las dos personas que perdieron un ojo por perdigonazos, fueron trasladados en ambulancia al hospital. Al resto los atendimos en el sitio, sacándoles perdigones, limpiando heridas y cosiendo. Recuerdo un chamo que tuvieron que agarrarle puntos tres veces; apenas salía de la asistencia se volvía a ir al frente.-

Lo que narras dibuja un cuadro espeluznante. ¿Cómo te sientes después de vivir esa experiencia? ¿Cuál es tu conclusión?

-Lo que más me impactó fue observar a las personas que estaban ahí, todos eran jóvenes, muchos ellos sin zapatos, desnutridos, gente pasando penuria. A todos se nos aguaron los ojos en un momento u otro, pero por primera vez en mi vida escuché de verdad un llanto desconsolado. Gente muerta de hambre llorando al ver como quemaban la comida. Eso no tiene perdón de Dios. Tengo seguridad que esto se está cayendo, eso si te puedo decir, no existe mal en esta vida que dure cien años ni cuerpo que lo resista.

Vamos a salir de esta y un día la justicia alcanzará a los criminales que orquestaron la quema de la ayuda humanitaria.

Amén Flaco y que así sea… que así sea.

Jimeno Hernández
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