Los organismos internacionales empezarán a optar por no tomar en cuenta las cifras de Venezuela
Editorial #469 – Excluidos

Desde hace algunos años, cuando un organismo internacional ajusta sus proyecciones económicas para Venezuela, es motivo de preocupación. Cada vez que lo hacen, es para peor.

Ocurrió nuevamente la semana pasada, cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su más reciente informe regional. Según Alejandro Werner, director para el hemisferio occidental de esa institución, la situación venezolana es un “caso histórico” porque no tiene precedentes en la región y porque es la única entre las principales caídas quinquenales en el planeta que no está vinculada a un conflicto armado o a un desastre natural.

Según el ajuste del pronóstico del FMI, Venezuela sufrirá durante 2019 una contracción de 35% –un incremento respecto al declive de 25% pronosticado hace solo tres meses, en abril– debido a una drástica reducción en la producción petrolera, que ya ha descendido a su mínimo de los últimos 70 años. 

Eso quiere decir que a finales de 2019, el tamaño de la economía venezolana será solo un tercio de lo que era hace seis años. A los venezolanos no es necesario explicarles en detalle el significado de estas cifras, lo viven a diario con una hiperinflación millonaria, una moneda que vale menos que el papel en el que está impresa y la escasez de lo más básico, como comida, medicinas, luz y agua. 

Lo que ocurre en el país es histórico incluso a nivel global. Según el mismo informe del FMI, Venezuela registra la tercera mayor pérdida de riqueza del mundo en los últimos 50 años. Solo es superada por Georgia y Libia. Una verdadera tragedia sin precedente en nuestra región. 

Además, lo más triste de todo esto es que Venezuela llega a este deplorable estado en un contexto de oportunidades. Los países vecinos de la región aprovecharon una década de bonanza y buenos precios de petróleo, gas y materias primas, y en la mayoría de los casos el resultado está a simple vista. 

El FMI pronostica un crecimiento del 0,6% este año en América Latina y el Caribe, pero si el cálculo excluye a Venezuela, el promedio de crecimiento regional este año es de 1,3%. 

Los organismos internacionales empezarán a optar por no tomar en cuenta las cifras de Venezuela para sus análisis regionales porque éstas distorsionan a la realidad regional, mientras los países ya empezaron a poner barreras de entrada en sus fronteras para un creciente éxodo de venezolanos. 

Es así como, tanto en términos reales como en términos oficiales, estamos quedando excluidos de una región de la que alguna vez fuimos referentes. 

Miguel Velarde
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