¿Maiquetía o la balsa?

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Aquellos venezolanos que cantaban “yo me quedo en Venezuela, porque yo soy optimista”, parecen ser ahora una minoría; o por lo menos así lo demuestra un reciente estudio de la encuestadora Datincorp, en donde revela que el 57% de los ciudadanos desea emigrar del país.

Específicamente el 70% de los jóvenes está dispuesto a emigrar. Y los adultos mayores no descartan esta posibilidad, ya que el 42% de los encuestados afirmó querer irse de Venezuela.

Entre las principales razones que obligan a los venezolanos a la diáspora, es la escasez de alimentos y medicamentos que ha sumergido al país en una profunda crisis humanitaria, la cual ha sido reconocida hasta por el propio Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon quien el pasado mes de agosto manifestó su preocupación por la precaria situación en Venezuela.

Otro de los factores que impulsa el éxodo masivo, es la inseguridad. De hecho, Venezuela ocupa el segundo lugar como el país más violento del continente, según el Índice de Paz Global realizado por el Instituto de Economía y Paz de la Universidad de Sídney, cuya última actualización data del mes de junio.

Tales motivos afectan a todos los venezolanos por igual. Tan es así, que en la encuesta de Datincorp señala que un 25% de los que se consideran chavistas, admitió que se iría del país si tuviera la oportunidad.

Entonces el promedio de quienes optarían por el exilio, es de casi el 60%. Ahora la pregunta qué muchos se hacen: ¿Cuántos se han ido? Difícil de conocer una cifra oficial, en un país donde ni siquiera los organismos del Estado publican mensualmente el índice de inflación o el número de muertes violentas durante un fin de semana.

Por ejemplo, el Centro de Capacitación Migratoria de Venezuela estima que en la última década más de 1 millón 500 mil venezolanos se fueron del país, de los cuales el 90% son profesionales. Mientras que la empresa de capital humano PGA Group, a través de un estudio indica que la cifra de migrantes es de alrededor de 1 millón 800 mil venezolanos. Por su parte, el sociólogo, Tomás Páez en su libro: “La voz de la diáspora venezolana”, afirma que la cifra es de 2 millones de venezolanos que se han radicado en el extranjero.

Pero al drama migratorio se le suma otra disyuntiva y es el hecho de ¿Cómo emigrar? ante un posible “blackout aéreo”, tal como lo advierte la Subcomisión de Industria y Turismo de la Asamblea Nacional. La deuda que mantiene el Ejecutivo Nacional con las aerolíneas internacionales es de aproximadamente 3.750 millones de dólares.

Este retraso en el pago de la deuda, obligó el cierre de operaciones de las compañías: Air Canadá, Alitalia, Lufthansa, Aeroméxico y LATAM Airlines, entre otras. Para aislar así a Venezuela y con ello aislar las aspiraciones de cientos de personas que buscan salir del país.

Al venezolano solo le falta una pieza para completar la “Cubanización” y es la diáspora masiva, que se acentúa día a día. Esta sin duda, es otra cruda realidad que ha sufrido el pueblo de Cuba desde 1994, con la llamada “Crisis de los balseros”, que obligó a más de 230 mil cubanos a iniciar un dantesco periplo en altamar, para emigrar hacia los Estados Unidos.

En la Venezuela de hoy por hoy, esa realidad no es tan ajena. El pasado 8 de agosto del 2016, el diario Noticias de Curazao reseñó que las autoridades de la isla detuvieron a 20 balseros venezolanos que intentaban ingresar a ese país. La censura en la prensa venezolana hizo que pocos medios publicarán esa información, mientras que en las redes sociales surgió todo tipo de versión y especulación al respecto.

Esta oleada migratoria comienza a convertirse no solo en una problemática nacional, sino que torna un carácter internacional. Tal como lo denunció el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos quien el pasado 22 de agosto, aseguró que algunos venezolanos están invadiendo municipios y ciudades de su país, tras la reciente reapertura de la frontera.

Por otra parte, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos,informó que se han duplicado las solicitudes de asilo provenientes de Venezuela, con más de diez mil peticiones durante el último año.

Ante esta coyuntura, pareciera que al venezolano sólo le queda dos caminos: emigrar o seguir sobreviviendo a la crisis. Aquellos que opten por el éxodo tendrán que plantearse la salida entre el aeropuerto de Maiquetía o la balsa al estilo cubano.

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