Prohibición de la serie “El comandante”

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Al final de enero se estrenó la serie “El Comandante” y como era de esperarse, El Gobierno de Venezuela prohibió la trasmisión de la serie en el país. Para CONATEL, la producción de Sony Picture daña el legado de Hugo Chávez Frías, al mostrar un lado nada divinizado de su imagen. El Gran Hermano no puede ser cuestionado según el partido gobernante, que lleva a cabo una campaña por las redes sociales, así como dentro de las instituciones públicas, en donde se puede leer en carteles “Aquí no se habla mal de Chavez” una frase que encierra o revela, el misticismo con el que el chavismo, planea sobrevivir en estos complicados años que se le acercan. Años en oposición.  

Ante la prohibición de la serie, creo importante visualizar el gran desafió al que nos enfrentamos los demócratas venezolanos. El fantasma del comandante muerto, camina entre las calles de los barrios y las plazas de los pueblos, mientras silva el canto de su mito, que es probablemente, la obra más peligrosa que nos acompaña después de su muerte. Sus seguidores, aquellos que capitalizan su nombre para mantenerse en el poder, se escudaran en ese legado ficticio, lleno de las mentiras que los regímenes totalitarios usan casi como regla. Quieren hacernos creer, que la idea política de Hugo Chávez, es algo trascendental.

Para Hannah Arendt, el uso de lo trascendental en la política es el principio del totalitarismo; idea que al ser contrastada con la historia del siglo XX, le da una veracidad tal, que ignorarla es dar la vuelta hacia la barbarie. Hitler, Stalin, Mussolini, Franco, Perón y demás tiranos del siglo de las revoluciones, tuvieron un  ego que les embelesó el cerebro, los embriagó hasta que ahogaron sus propios destinos, debajo de la manta de la infamia histórica. Cada uno de ellos creó un mito y tuvo seguidores que quisieron trasladar ese mito más allá de la existencia, hasta la dimensión de los dioses, en donde habitan todos los tiranos del universo.

Los dioses son uno verdaderos dictadores, déspotas que utilizan a su antojo a los humanos y luego, exigen de ellos adoración, así que hacer de un hombre un ser cercano  a la divinidad, es avalar y permitir la opresión de un mortal sobre  mortales, es darle poderes más allá de la sangre y de los huesos. Ningún humano se escapa a la muerte, por eso, divinizar a un humano nacido en la llanura, cuya mayor virtud se encontraba en su lengua y en el mover de sus manos frente a un público, es una aberración que necesita ser combatida con la objetividad histórica, para no permitir que su espíritu, reencarne en algún caudillo, que quiera llamarse heredero de un legado pintado en petróleo, que hiede profundamente a muerte y miseria.

En la serie aparece algo, que desmiente bastantes argumentos falaces de los sacerdotes chavistas. Se habla de las razones de las izquierdas radicales venezolanas, que describen un país sumergido en la corrupción y la injusticia, así como su visión de una nación con los cambios sociales profundos, que permitirían la igualdad de oportunidades para las mayorías. Sí Venezuela era un lugar sin oportunidades para el pueblo ¿Cómo un muchacho pobre de Sabaneta, llega a ser oficial del ejército? En casi toda Latinoamérica, solo los hijos de las buenas familias cercanas a las elites políticas, podían aspirar a ser oficiales de las fuerzas armadas, los demás, debían conformarse a ser soldados y en el mejor de los casos, suboficiales mal pagados. Por eso, cuando el golpe del 1992, los generales en otros países del continente, estaban sorprendidos por el fenómeno. Un golpe militar no era algo inusual ¿pero uno militar y de izquierda? ¿Con oficiales llegados de la clase trabajadora y media baja? Eso era una novedad y además, la evidencia de que en el país en donde corre el oro negro, no solo los ricos podían aspirar a una vida profesional. Los pobres tenían oportunidades.

El chavismo es un mito que debe ser desmontado, la verdad histórica debe ser la principal arma, con la que luchar está larga guerra en contra del Chávez divinizado. En los próximos años, las estructuras organizativas que dejara el Gobierno actual (sindicatos y colectivos) serán un enemigo de la estabilidad política, de la democracia, del país, se esconderán en la imagen del comandante bueno, del salvador de sabaneta, de la primera mentira masiva del siglo XXI en Venezuela, para buscar volver al poder y seguir con sus negocios criminales, mientras sus labios envenenan las mentes débiles y desinformadas, que no conozcan la verdad del pasado.

La situación actual, en donde el hambre abunda y las oportunidades escasean; es el verdadero legado de un hombre aferrado hasta la muerte al poder, cuya imagen de dios pintado en color oliva con penacho de sangre, nos perseguirá hasta que su leyenda, la ficción tras el hombre, sea derrumbada por el conocimiento histórico y la convicción del poder democrático en la gente. Los barrios, los pueblos, las escuelas, las aldeas, las asociaciones civiles, los gremios, las iglesias y cada uno de los espacios sociales de Venezuela, deben ser libres del germen totalitario, retrograda, corrupto, falaz, ficticio, que hoy llamamos chavismo. Un cáncer que debe ser eliminado definitivamente de nuestra historia. Que el recuerdo de ese término, sea sinónimo de retraso y opresión.

No hablar mal de Chávez, es ser parte de la mentira.

Jorge Flores Riofrio
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