Venezolano ¿Inmigrante o Desplazado?

Hoy para una familia venezolana es cotidiano hablar de despedidas, a cualquier amigo o conocido que se le pregunte del tema, te dirá que su hijo, hermano, sobrino, tío, novia, mejor amigo o cualquier otro se ha ido del país, en vista de la crisis, el país de los emigrantes se ha convertido en el de los inmigrantes ¿ironías de la vida? ¿Ciclos de aprendizaje? Creo por los momentos no lo sabremos, lo que si tenemos claro es la gran fuga de talentos que hemos tenido en la última década, enfatizando los últimos cuatro años, según Consultores 21 hay un aproximado de 4 millones 400 mil venezolanos que han dejado sus tierras, hogares y familia, para adentrarse en el mundo de “comenzar de cero”, a veces acompañado de la pareja, muchos otros solos, con la esperanza de estabilizarse y poder ahorrar para buscar al resto de sus familiares, casos e historias cercanas me sobran, por ahora mantengo la fe de que la obra de Carlos Cruz-Diez sea próximamente una hermosa obra de reencuentros.

Ante esta cantidad de venezolanos que se han ido de sus tierras, no por capricho, sino por una realidad tan marcada como las vísceras, un país que supera el 2000% de inflación, con más de 26.000 homicidios al año siendo el más inseguro del mundo y con una escases de alimentos y medicinas del 80% (creo que cualquier huida, escape, aventura o como prefieran llamarlo está justificada) habría que analizar si el venezolano hoy es un inmigrante, según el diccionario de la Real Academia Español establece “Dicho de una persona: Llegar a un país extranjero para radicarse en él” esta definición encaja perfecto con la realidad, pero ahora si tomamos la definición de desplazado del diccionario, esté la define como “Persona que a causa de guerra, revoluciones, hambrunas, entre otras, abandona el lugar de donde vive habitualmente”, pregúntele a todos los venezolanos porque se han ido y le darán un respuesta que incluye alguna de las definiciones de desplazado, “me han robado, me mataron un familiar, no conseguía comida ni medicinas, no me alcanza el dinero, me secuestraron” y la más fuerte de mis contemporáneos “no tengo futuro”.

El venezolano de hoy, no debe ser considerado como un inmigrante, hoy somos desplazados, de nuestra propia tierra, de nuestros sueños y de nuestra familia, somos desplazados de un sistema que solo trabaja para sí mismo y subsiste a través de las necesidades, ante esta categoría de “desplazado”, es necesario la solidaridad de nuestros países hermanos de la región, muchas personas han dado la mano para apoyar a nuestros compatriotas, que buscan como Abraham su nueva tierra prometida, pero recientemente ya otros acusan de que la “ola de venezolanos que llegan a sus países” son causas de aumento en la criminalidad, entre robos y hurtos, y aquí les comparto una reflexión, hace unos años se decía que el robo, los secuestros, los paquetes chilenos los trajeron los colombianos y ecuatorianos cuando emigraron a nuestro país buscando futuro, fueron categorizados y señalados, hoy el venezolano es el acusado de ladrón, ¿Vueltas de la vida no?, creo que por eso, uno no debe generalizar ni juzgar a otros, como me decían en una clase una vez “la crítica y el señalamiento, no le hace más daño que a usted mismo” y ciertamente no se equivoca.

Dentro de todas estas situaciones, hay algo positivo, el venezolano está forjando carácter, le está tocando vivir algo nuevo para él, está aprendiendo, conociendo y entendiendo la frase “soy un inmigrante/desplazado”, un gran porcentaje está estudiando afuera, tomando experiencia profesional y muchos tienen ganas de que cuando pase el desastre, volver, volver a su tierra prometida, a reconstruir las ruinas de un pasado que no volverá, a hacer país, y sobre todo a realizar las cosas de manera distinta, a los que aún estamos acá, no desfallezcamos, quedamos mucha gente buena que trabaja día a día para hacer de Venezuela un país distinto, uno con valores, principios, ética y sobre todo con amor a lo suyo, recordemos que nos tocará preparar la llegada de nuestros hermanos a tierra nuevamente.

Cierro citando a Carlos Cruz-Diez “Mi obra del aeropuerto de Maiquetía también será el símbolo del retorno a la patria”

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