(ARGENTINA) ¿Todos unidos triunfaremos?

La foto evoca la algarabía del final de una cursada o la pretensión, por los figurones que allí se dieron cita, de la tapa de los personajes del año de una revista Gente, versión nac&pop venida a menos y conurbanizada. Para otros, rotundamente es el tren fantasma, una imagen con la que el Gobierno, paradójicamente, tampoco se siente tan incómodo porque evoca la de Herminio Iglesias y su cajón quemado.

Se trata nada más, y nada menos, que de la juntada de algunas personalidades del planeta peronista que hasta hace poco no se podían ni ver, se recelaban o se mantenían a cauta distancia. Una vez más hacen honor al «todos unidos triunfaremos» a cómo dé, con tal de ganar en el distrito que por su cantidad de votos puede definir la elección nacional y en el que Cristina Kirchner, particularmente en el Gran Buenos Aires, se siente más cómoda y holgada en votos (un 40% a su favor, según la última medición conocida de Poliarquía).

De lo que no cabe duda es de que se trata de una foto que ayuda a entender algunos comportamientos e intransigencias en la vidriera pública que suelen presentarse como neutrales, pero que no lo son para nada (el caso del gremialista Roberto Baradel y el conflicto docente ya crónico, por ejemplo). «Los argentinos no quieren volver al pasado», acicateó el presidente Mauricio Macri desde Vietnam. En los tres años que lleva en el poder, al Gobierno le resulta más fácil definirse en contraposición con la anterior gestión y sus peores vicios (bolsos, cuadernos, los testimonios demoledores de Pochetti y Manzanares, entre otros; la vuelta a prisión de Boudou y las violentas amenazas de Dalbón y D’Elía) que por sus propias realizaciones en una etapa como esta de pésimas noticias económicas y tras una semana de nuevas incertidumbres en los mercados. El detalle para nada pequeño es que para el votante peronista tradicional, los hechos de corrupción, por más probados que estén, no suelen mover el amperímetro.

Las diferencias en el seno del peronismo, que las tiene y muchas -no por casualidad no pudo definir un nuevo liderazgo que deje definitivamente atrás a la expresidenta-, se subliman cuando la posibilidad de recuperar el poder se aproxima. Por eso kirchneristas y peronistas no K se pusieron de acuerdo en estos días para ir contra el DNU sobre la extinción de dominio. Por eso, Cristina Kirchner viene consensuando listas de unidad en provincias gobernadas por el peronismo. Por eso, en Tucumán, Juan Manzur se alejó del peronismo alternativo para volver al redil K y, por eso también, los renovadores, con Sergio Massa a la cabeza -que también produjo su fotito con Lavagna-, se mantienen cautos, y hasta Eduardo Duhalde propicia una reunión con la multiprocesada senadora. Y ella, jugando al juego que mejor le sale desde que abandonó la Casa Rosada: el silencio enigmático, apenas quebrado, casi una ironía, para felicitar al sitio TKM por el video «Cuando les tenés que poner onda a las malas noticias» que definió como «excelente sátira» a los títulos periodísticos indulgentes a las acciones negativas del Gobierno.

En el oficialismo, en cambio, prefieren procesar sus diversidades con perfil mucho más bajo. Así, el martes último, por debajo del radar, tuvo lugar un encuentro de pensadores e intelectuales organizado por las tres fundaciones de Cambiemos: Pensar (Pro), Alem (Unión Cívica Radical) y Hannah Arendt (Coalición Cívica), que coordinó Iván Petrella. Entre otros, participaron Marcos Aguinis, Marcos Novaro, Santiago Kovadloff, Luis Tonelli, Alejandro Rozitchner, Vicente Palermo y Graciela Fernández Meijide, con presencias políticas como Carmen Polledo, Jesús Rodríguez, Lilia Puig y Maximiliano Ferraro. Allí plantearon dos ejes, si se quiere contradictorios: cómo consolidar a Cambiemos como protagonista central de las próximas décadas (¿sueños de perpetuarse en el poder?), pero por el otro, cómo prepararse también para sobrevivir a una eventual derrota en las urnas. Mientras tanto, los peronistas juegan su mejor carta, la foto que dice mucho, y que recuerda las estrofas de Discépolo: «En un mismo lodo, todos manoseados».

psirven@lanacion.com.ar

Twitter: @psirven

Crédito: La Nación

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