LA CIUDAD EN BERMUDAS
Por María José Castro
Los atenienses no recordaban ningún detalle de esta supuesta gesta de sus antepasados. Probablemente se trata de una mezcla de leyendas y hechos históricos de distintas épocas y pueblos, puesto que Critías cuenta a su nieto Platón lo que había oído de su padre Drópidas, quien a su vez lo había oído en Solón, según les había sido contado por un sacerdote egipcio de la ciudad de Sais.
Atlántida, una isla mítica, la isla de Atlas, mencionada y descrita en los diálogos de Timeo y Critias, escritos por Platón. Un testimonio verbal de acontecimientos que dicen haber sucedido en el año 2.400 a.C. y/o en 1.450 a.C., y que fueron escritos en el año 350 a.C. Una isla que desapareció por una inundación, un gran terremoto o una erupción volcánica hace más de 10 mil años.
“En efecto, nuestros escritos cuentan de qué manera vuestra ciudad aniquiló, hace ya tiempo, un poder insolente que invadía a la vez toda Europa y toda Asia y se lanzaba sobre ellas desde el fondo del mar Atlántico. En aquel tiempo, en efecto, era posible atravesar este mar. Había una isla delante de este lugar que llamáis vosotros las Columnas de Hércules. Esta isla era mayor que la Libia y el Asia unidos. Y los viajeros de aquellos tiempos podían pasar de esta isla a las demás islas y desde estas islas podían ganar todo el continente, en la costa opuesta de este mar que merecía realmente su nombre. Pues, en uno de los lados, dentro de este estrecho de que hablamos, parece que no había más que un puerto de boca muy cerrada y que, del otro lado, hacia fuera, existe este verdadero mar y la tierra que lo rodea, a la que se puede llamar realmente un continente, en el sentido propio del término. Ahora bien: en esta isla Atlántida, unos reyes habían formado un imperio grande y maravilloso. Este imperio era señor de la isla entera y también de muchas otras islas y partes del continente. Por lo demás, en la parte vecina a nosotros, poseía la Libia hasta el Egipto y la Europa hasta Tirrenia. Ahora bien, esa potencia, concentrando una vez todas sus fuerzas, intentó, en una sola expedición, sojuzgar vuestro país y el nuestro, y todos los que se hallan a esta parte de acá del estrecho. Fue entonces, ¡oh Solón!, cuando la fuerza de vuestra ciudad hizo brillar a los ojos de todos su heroísmo y su energía. Ella, en efecto, aventajó a todas las demás por su fortaleza de alma y por su espíritu militar. Primero a la cabeza de todos los helenos, sola luego por necesidad, abandonada por los demás, al borde de los peligros máximos, venció a los invasores, se alzó con la victoria, preservó de la esclavitud a los que no habían sido nunca esclavos y, sin rencores de ninguna clase, liberó a todos los demás pueblos y a nosotros mismos que habitamos en el interior de las Columnas de Hércules. Pero, en el tiempo subsiguiente, hubo terribles temblores de tierra y cataclismos. Durante un día y una noche horribles, todo vuestro ejército fue tragado de golpe por la Tierra, y así mismo la isla Atlántida se abismó en el mar y desapareció. He aquí por qué todavía hoy ese mar de allí es difícil e inexplorable, debido a sus fondos limosos y muy bajos que la isla, al hundirse, ha dejado”. (Platón, Timeo)
Aristóteles, por su parte en su libro de Las maravillas inauditas, cuenta que “algunos cartagineses, habiéndose lanzado a través del mar Atlántico fuera del estrecho de Gibraltar y habiendo navegado durante largo tiempo, descubrieron por fin una isla grande y fértil, cubierta de bosques y regada por anchos y profundos ríos, muy alejada de cualquier tierra firme; y que ellos, y después otros, atraídos por la riqueza y fertilidad de la región, fuéronse allí con sus mujeres e hijos, empezando a acostumbrarse a ella. Los señores de Cartago, viendo que su país se despoblaba poco a poco, prohibieron expresamente, bajo pena de muerte, que nadie fuese más allí y expulsaron a los nuevos habitantes, por temor, según dicen, a que con el paso del tiempo llegaran a multiplicarse de tal forma que los suplantasen a ellos y arruinasen su estado”.
Pero, no será hasta la segunda mitad del siglo XIX, que la historia de la Atlántida adquiera la fascinación que provoca hoy en día. En 1869, Julio Verne escribe Veinte mil leguas de viaje submarino, una novela, que en su capítulo IX, describe el alucinante encuentro de los protagonistas con los restos de una sumergida Atlántida. Tiempo después, en 1883, Ignatius Donnelly, congresista norteamericano, publica Atlántida: El Mundo Antediluviano (Atlantis: The Antediluvian World), cuya tesis se basa en las semejanzas que pueden percibirse entre la cultura egipcia y mesoamericana, haciendo converger una serie de antecedentes y observaciones que lo llevan a concluir que hubo una región, desaparecida, que fue el origen de toda la civilización humana y cuyo eco habría perdurado en la leyenda de la Atlántida.
Por su parte, en 1868, el inglés James Churchward, descubrió en un templo-colegio en la India, unas tablillas con inscripciones antiguas en bajo relieve. Se hizo asistente del Sumo Sacerdote para poder revisar los archivos secretos del templo donde se ocultaban las tablillas de arcilla, redactadas por los Naacales (Hermanos Santos), y que hablaban de la Madre Tierra desaparecida llamada Mu. Las Tablillas explicaban el génesis del mundo y la historia de la sumersión de Mu, doce mil años antes de nuestra era. El pueblo de Mu era conocido como Uighur y su capital se situaba en Asia. Su apogeo habría sido hace 75 mil años, pero el imperio se remontaría a 150 mil años y más.
EL DESCUBRIMIENTO
A finales del mes de Octubre, mediante un robot sumergible, los científicos canadienses Paul Weinzweig y Pauline Zalitzki, confirmaron la existencia de una ciudad sumergida en el Triángulo De Las Bermudas. A una profundidad aproximada de setecientos metros cerca de las costas de Cuba, la metrópoli, pertenece a un periodo preclásico de la historia de América Central, y pudo estar poblado por una civilización avanzada, similar a la Cultura Teotihuacán.
Los científicos iniciaron su investigación hace unos 10 años, aunque su trabajo se obstaculizó, debido a que no contaban con fondos suficientes para la creación del robot sumergible. Las imágenes captadas por el aparato muestran construcciones monumentales, entre ellas, cuatro pirámides gigantes, una de ellas de cristal, así como una esfinge y varios monolitos grabados.
“Es asombroso. Lo que observamos en las imágenes en alta resolución del sonar, son llanuras interminables de arena blanca y en el medio de esta bella arena se aprecian claramente diseños arquitectónicos hechos por el hombre. Es como cuando sobrevuelas un proyecto urbano en avión y ves las autopistas, túneles y edificios… No sabemos con certeza lo que es, pero no creemos que la naturaleza sea capaz de producir arquitecturas simétricamente planeadas, a no ser que sea un milagro”, afirmó Zalitzki.
Hay quienes afirman que nos encontramos ante el descubrimiento de Atlántida, mientras que algunos investigadores insisten en que el gobierno de EE.UU. descubrió el presunto lugar durante la crisis de los misiles en Cuba, en los años sesenta, cuando los submarinos nucleares, que se encontraban de crucero en el Golfo, se encontraron con estructuras piramidales. El sitio inmediatamente fue cerrado, se tomó su control y el de los objetos.
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