AL GRANO

Por Efrén Rodríguez

INSISTO 

cafe manos1Hace varios años tuve la oportunidad de investigar sobre un mecanismo institucional denominado Shadow Cabinet o Gabinete en la sombra. Cuenta la historia que la sola mención de la idea expresada en 1826 por el liberal John Cam Hobhouse, en el seno de la Cámara de los Comunes, de una de una Her Majesty’s Opposition u oposición leal produjo un cúmulo de risitas burlonas.

 

Ciertamente, la idea de una oposición de semejantes características no fue entendida en su momento. No se trataba de reiterarle lealtad a la Monarquía Británica, cuestión evidentemente risible, sino al conjunto de la nación mediante el ejercicio de una oposición crítica, de una oposición responsable.

 

Si bien la propuesta generó debate, debieron transcurrir cuarenta años, con la aprobación de las Leyes de la Segunda Reforma de 1867 y1868 (ampliación del derecho al sufragio de  propietarios y trabajadores y promoción de un sistema fuerte y disciplinado de bipartidismo), para que lo extraño fuese haciéndose taxativo del Sistema Político Británico. La idea de la oposición leal cobraba fuerza. Los aportes previos de políticos notables como el inglés Henry St. John Bolingbroke (1678-1751) y el escocés Henry Mackenzie (1745-1831) también rendían sus frutos.

 

¿Pero qué es exactamente un Gabinete en la sombra? Una de las mejores definiciones del referente alternativo al gobierno en el poder la podemos encontrar en el libro de Ignacio Molina y Santiago Delgado, Conceptos Fundamentales de la Ciencia Política: “Bajo el liderazgo del jefe de la oposición, que normalmente es candidato a dirigir el gobierno real en el futuro, se determinan las personas encargadas de fiscalizar en concreto la tarea de los distintos ministros. De esta forma, se concibe la actividad opositora como el ejercicio de la crítica responsable”.

 

Ahora bien, esta idea, presentada en su momento tanto a la Secretaría Ejecutiva de la Mesa de Unidad Democrática como a miembros destacados del Comando Venezuela, podría servir como la mejor campaña electoral posible. Me explico: ante unas eventuales elecciones presidenciales, con un candidato oficialista ya designado, el uso indebido recursos públicos e instituciones secuestradas, el candidato opositor carecerá de opción alguna si desarrolla una campaña convencional.

 

La opción más efectiva, desde mi punto de vista, sería contar con un candidato presidencial y su eventual equipo de gobierno (Gabinete en la sombra) que puedan explicar, de la manera más pedagógica posible, los serios problemas que tendrá que asumir un gobierno de transición y las soluciones que deberá implementar.

 

El contraste será notorio. Por una parte, un Nicolás Maduro, rodeado de un gabinete incompetente. Por la otra, un candidato opositor, rodeado del mejor talento disponible para asumir un gobierno de emergencia nacional. Múltiples voceros hablando claramente sobre sus respectivos sectores, un candidato presidencial que se asuma como transitorio por las difíciles medidas que habrá de implementar y un electorado que después de muchos años tendrá el diagnóstico de un país en estado crítico.

 

Otro politólogo, Gianfranco Pasquino, señala que el gabinete en la sombra “acentúa, por necesidad, el papel de las personas, su profesionalidad, su capacidad de comunicar y convencer, de contrastar la acción del gobierno en el poder y de contraponerse a ella”. Para finalmente concluir que “no es previsible ninguna mejora de la calidad de la política si no se mejora la calidad de las instituciones”.

 

Insisto ante la MUD y ante el Comando Venezuela. Necesitamos una campaña no convencional. En lugar de ¡Hay un camino! debemos insistir en que ¡Hay un equipo!

 

Un equipo que haga buena la palabra Unidad para ganar los votos y para cuidarlos, un equipo que le hable claro al país y a los secuestradores del Estado venezolano y un equipo que se asuma como tal y no como el encuentro de egos que esperan el traspiés de uno para el ascenso del otro.

 

Caracas, 8 de febrero de 2013

 

 

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