¡Yo me AUTOCONVOCO!
Por Gabriela Amorín Padilla
Cuando (no con poca frecuencia) se decía que el pueblo venezolano era conformista, estaba dormido y que no le importaba nada, siempre había algo en mí que me producía incomodidad, descontento y dudas acerca de esas afirmaciones deterministas.
Ciertamente, parecía que estábamos sumidos en un intenso letargo que no se sabe cuando comenzó y parecía que jamás íbamos a despabilar de él.
Durante mucho tiempo los ciudadanos estuvimos involucrados en constantes procesos electorales y campañas que no permitían que lográramos visualizar más allá de los siguientes comicios, sin embargo, los problemas seguían estando ahí, y peor que eso, incrementaban en cantidad e intensidad.
Sentíamos vivir en un país paralelo en el que los problemas intentaban ponerse a un lado, y muy a pesar de los fraudes y burlas electorales de todo tipo, (los cuales muchas veces fueron ocultados para evitar aumentar la abstención), había que concentrarse en elecciones para recuperar espacios perdidos que, en casi todas las ocasiones, los terminábamos perdiendo, cayendo entonces en niveles de frustración y desolación inimaginables. Pero los problemas seguían ahí.
Luego del 14, 15 y 16 de abril donde ya la gente pedía “calle” y Capriles desmovilizó las protestas, los ciudadanos se sentían aún más defraudados. El panorama era que sabíamos que éramos mayoría y que el régimen ilegítimo, pero permitimos su legitimación con el silencio y el apaciguamiento. Rápidamente nos envolvieron en unas nuevas elecciones, con los problemas sociales, económicos y políticos diez veces peores que un año atrás. La violencia e inseguridad desbordada, los enfrentamientos políticos cada vez más críticos, la escasez, inflación desabastecimiento, apagones, racionamientos, etc., mermaban cada día que pasaba la calidad de vida de los ciudadanos. Volvíamos a sentir la necesidad de salir a la calle a protestar, no por lo que nos merecemos (expresión frecuentemente usada por dirigentes políticos) sino por lo que es nuestro derecho constitucional y como seres humanos que somos.
No sé qué día, ni de dónde (porque realmente no me parece importante) apareció una iniciativa denominada “Movimiento Autoconvocados”. Esto no es nuevo, ciertamente, movimientos parecidos han existido ya en diversos países, quizá con distintos nombres y diversos objetivos, pero con una naturaleza similar. Los Autoconvocados no pretenden destruir a la clase política ni los liderazgos actuales, no hacen llamado a la abstención, no hay en ellos ningún discurso electoralista, partidista o con intención de dividir (más de lo que ya estamos). Su llamado fue claro, “#9N se acabó la guachafita”, “Basta Ya #9N”, “Basta es Basta” y el que considero con más poder “¿Buscas al líder? Mira en el espejo”, entre otros.
Los Autoconvocados, que no son más que ciudadanos cansados que claman por calidad de vida, libertad y democracia, dieron en el clavo, por fin alguien decía lo que el pueblo estaba esperando oír de la dirigencia. Mientras los políticos de oposición continuaban en su llamado a las elecciones, ignorando las penurias del pueblo venezolano, cada día más ciudadanos se autoconvocaban para protestar en las calles de todo el país.
El sábado #9N demostró algunas cuestiones interesantes respecto a mi visión de la situación actual venezolana. Pareciera que a partir de ahora, las redes sociales han cogido el rumbo deseable y la pertinencia e importancia requerida en la Venezuela de hoy; la única alternativa exenta de miedo, control y represión. El espacio libre como el que alguna vez lo fue la televisión, la radio y la prensa. Por su misma naturaleza “hiperdemocrática”, reivindicadora de mayorías, se prestan para que la comunicación sea verdaderamente horizontal y colaborativa, construida por los ciudadanos quienes hacemos vida en el mundo digital. Un verdadero termómetro de la opinión pública que aunque para muchos sigue siendo irrelevante y subestiman el poder de estas herramientas, bastará seguir dando ejemplos como el #9N hasta que lo comprendan.
Pero las redes no se quedan en el mundo digital, porque al fin y al cabo están manejadas (o construidas) por personas de carne y hueso que a su vez interactúan con otros que quizá no están en las redes. Quienes tenemos presencia virtual, nos convertimos en una especie de líderes de opinión en el mundo real y logramos que lo que está en Twitter, Facebook, etc., trascienda ese espacio y llegue a lugares más allá de lo virtual. Es así como la red cobra vida y se producen los cambios.
La propuesta denominada elocuentemente “autoconvocada”, llega en un momento clave a los venezolanos. Escasez desbordada, inseguridad extrema, inflación descontrolada, represión, violencia política, destrucción de las instituciones, injusticia, corrupción nunca antes vista, conflicto político exacerbado, coartación de libertades de todo tipo y crisis económica sin precedentes. Es así como el #9N resultó un experimento exitosísimo. Tomando en cuenta que la convocatoria se hizo en su mayoría a través de las redes sociales, en más de 10 ciudades alrededor de todo el país se congregaron Autoconvocados y en la Plaza Venezuela más de tres mil ciudadanos se dieron cita. Señores, esto fue solo lo que llaman “Twitterzuela”, ¿imaginan cómo sería si los líderes entendieran el mensaje y se lograra que esto llegara a cada rincón del país?
Es hora de que los ciudadanos de a pie nos organicemos y asumamos con responsabilidad el rescate de las libertades y la democracia, entendiendo lo fuertes que somos si luchamos juntos, con un mismo propósito y una misma estrategia, sin eufemismos, sin mentiras, hablando claro, sin miedo, pero en paz.
El #30 el pueblo se vuelve a Autoconvocar, esperemos que los dirigentes comprendan el mensaje que el pueblo le está intentando comunicar, si bien las elecciones no hay que abandonarlas porque es otro espacio de lucha y protesta, no deben electoralizarse las expresiones de protesta en la calle, son el elemento principal en una nación en dictadura, el pueblo en la calle es indetenible e imposible de ocultar.
Y esta vez invito, a quienes no se han autoconvocado aún, a no dejar su futuro y destino en manos de otros, a defender lo que nos pertenece: #30N por tus hijos, por tus amigos, por quienes se los ha llevado la violencia, por quienes se encuentran privados de libertad por alzar la voz, por quienes no tienen dónde dormir ni qué comer, por quienes viven con miedo, por quienes deben callar para poder comer, por quienes se tuvieron que ir, por quienes están siendo perseguidos y amenazados, por quienes necesitan medicamentos y no consiguen, por quienes requieren atención médica y no pueden acceder a ella, por los pequeños que no pueden ir a la escuela pero también tienen derecho a un futuro, por los jóvenes que les ha sido arrebatado el futuro, por la mujer que tiene dos trabajos e hijos que alimentar, por el padre que no le alcanza el sueldo para llevar comida a su casa, por el privado de libertad que ha tenido que tiene que vivir el infierno que significa una cárcel en Venezuela, por los militares que deben callar para mantener sus empleos porque llevan el sustento a sus hogares, por la familia que ha perdido su casa y tiene años viviendo en un refugio que se parece más al infierno, por quienes tienen que vivir chantajeados para que el régimen no les quite sus casas o negocios, por quienes perdieron sus empresas, tierras, negocios, mercancía, trabajo, por las madres que pasan las noches en vela esperando que sus hijos regresen sanos a la casa, por tantos años de estar mendigando los dólares que nos pertenecen a todos, por los medios de comunicación que han desaparecido y las veces que la libertad de expresión ha sido menguada, por las veces que nuestra constitución ha sido violentada, por quienes decidieron decir basta ya y fueron víctimas de torturas y maltratos psicológicos, por nuestras empresas básicas que hoy se encuentran devastadas, por nuestra historia que ha sido ultrajada y transformada en un cuento de ficción escrito por los Castro, por las maestras, obreros, médicos, enfermer@s y trabajadores en general que trabajan para sobrevivir con sueldos miserables, por nuestra soberanía territorial que ha sido ultrajada de todas las maneras posibles, por quienes deben convivir en la frontera con criminales guerrilleros, tráfico de drogas, conflictos armados, contrabando y prostitución, por nuestro territorio Esequibo que siempre fue nuestro y hoy ha sido entregado a Guyana, por nuestros parques nacionales y paisajes inigualables que han sido descuidados y destruidos, por todas las veces que hemos tenido que hacer colas para comprar productos básicos, por todas las veces que no he encontrado algún producto, por todas las veces que no nos ha alcanzado el dinero para comprarlo, por las veces que te has quedado sin luz, por las veces que te han racionado el agua, por las colas, el mal estado de las vías, la anarquía, la irresponsabilidad, el descuido, la destrucción de las vías terrestres y de todo el país, por todos los niños que en este momento son adoctrinados, por todos los votos que nos han robado y todas las veces que nos han mentido diciéndonos que no hay fraude y que el CNE está «blindado», por todas las veces que nos han tildado de apátridas, conspiradores, parásitos, imperialistas, pitiyankees, majunches, escuálidos, hipócritas… simplemente por disentir, por todos los que creyeron y fueron engañados, por todas las mentiras que nos han dicho, porque recordamos que en Venezuela no importaba la raza, religión, origen, destino, creencias, pensamientos, clase o aspecto físico, todos seguíamos siendo venezolanos y podíamos caminar juntos… por todo esto y mucho más, llegó la hora de decir BASTA YA!
Gabriela Amorín Padilla
@Graby_
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