La distancia que nos separa de Venezuela
Por Mónica Duarte
@M01n1k1ta
A muchos hoy nos abruma esa búsqueda del destino perfecto, la elección de vida que nos marca para siempre, las ansias de tomar ese camino que te lleva a la aventura y al encuentro. Por suerte, hay más de una vía para escoger, una de esas es seguir confiando y dejándote enamorar por los encantos ocultos y contradicciones que tiene nuestra Venezuela. Y, es justo eso lo que le pasa a los personajes de “La distancia más larga”.
Una película venezolana que nos tare una historia familiar marcada por las tragedias y las separaciones. Lucas un niño caraqueño, que conoce la desgracia de la muerte de forma cercana, decide tomar un gran paso y aventurarse solo a la Gran Sabana para conocer a su abuela, Martina. Una española que vuelve a Venezuela, a Canaima, para rescatar la felicidad de sus recuerdos en medio de una enfermedad. Cada uno va al encuentro de su propio destino sin saber que sus vidas cambiarán al conocerse.
Sin embargo, este viaje no lo realizan solos. Lucas encuentra en el camino a la Sabana a Kayemó, un joven solitario y descarriado que quiere recuperar su antigua estabilidad. Mientras que Martina, se topa con su vieja amiga, Lola, quien le enseña el verdadero valor de la familia y la memoria.
“Los personajes están llenos de contradicciones”, confiesa su directora, Claudia Pinto, quien además produce y escribe, esta, su opera prima. Pinto comenta que la historia se narra en medio de extremos, “la edad de los protagonistas: un niño muy pequeño que toma quizá la primera gran decisión de su vida y una mujer que probablemente tome la última”.
Una gran distancia separa a los personajes de esta película, una distancia emocional, que les impide llegar al encuentro, pero que, al pie del Roraima y en medio de la magia de los tepuyes los va conectar más de lo que esperan. Sin duda, es una película que todos los venezolanos necesitamos ver para reconciliarnos con nuestra propia identidad-país.
A través de visuales que te roban el aliento la película muestra los panoramas conocidos y admirados por todos: Caracas y Canaima. “Yo quería hablar de la libertad y el encuentro en muchos niveles. A nivel geográfico era la excusa para poder hablar la distancia emocional que te separa de tus propios sueños, de lo que quieres hacer con tu vida o con tu destino. Elegir Caracas y la Gran Sabana fue por los extremos, el nivel de contrastes que tenemos en el país es digno de mostrar y más si nos puede llevar a pensar en otras cosas”, expresa la directora.
Todos crecimos con una idea y una experiencia particular de lo que Venezuela significa en términos de su belleza natural, pero este film lleva eso un nivel más allá. Esos paisajes que te envuelven te cuentan historias capaces de revelarte el sentido mismo de la vida. Un país que te reta y a la vez te ayuda a sobrepasar esos obstáculos, esa es la Venezuela de La Distancia más larga.
La buena Venezuela, la que vale la pena, la que queremos recordar y vivir. Ese país de las segundas oportunidades, no solo para extranjeros sino para los locales, la que te hace reír y reencontrarte. Ojalá, todos los “exiliados” y, más aún, los venezolanos que vivimos acá sepamos llevar esta visión del país y transmitirla.
La película es el producto de un proceso de escritura entre 2006 y 2010 pero que llevó muchas adaptaciones en el rodaje, aspecto que nos demuestra el trabajo duro de Claudia Pinto, esta mujer cineasta, una más entre las tantas que pisan con fuerza el cine nacional.
La directora, ahora radicada en España, revela que este contacto con dos realidades tan diferentes fue la que le motivó a hablar de los destinos y las elecciones en su guión. La vida en medio de un país como España donde se debate la eutanasia y “la libertad de cómo se quiere morir”, y Venezuela que entre la inseguridad y la muerte se ve obligada a un destino que no desea. “La muerte se usa como contrapunto para aprovechar el tiempo que tenemos delante y mostrar lo que nos pertenece de verdad: el aquí y el ahora”, expresa Claudia Pinto.
Came Elías, española ganadora de un premio Goya, en esta ocasión da vida a Martina. Curiosamente su tránsito hacia el Roraima durante el rodaje le recordó a su experiencia personal en el camino de Santiago en España. Sin embargo, dice que la motivación para aceptar el personaje no fue intelectual ni premeditada. “Me tocó por un lado muy emocional. Me conmovió el personaje hasta tal punto que sentí que de alguna forma me movía muchas cosas internamente, y que quizá era bueno sacarlas a flote y ver lo que iba pasando”.
Por su parte, la inocencia de Lucas arrastra la trama hacia una visión despreocupada y sencilla de la vida. “El personaje se parece mucho a mí. Omar y Lucas, son parecidos, soy atrevido y me dan miedo pocas cosas como él”, comenta Omar Moya, el niño que le da vida a este aventurero.
Galardonada en un festival de clase A con el premio Glauber Rocha, en el Festival des Films du Monde, Montreal; el ReelWomenDirect Award en el Cleveland International Film Festival y el Premio del Público a la mejor película en el 39º Festival Iberoamericano de Huelva. Posiblemente sea la mejor película venezolana del año, y una oportunidad única para sentarse a disfrutar de Venezuela. La pueden disfrutar ya en todos los cines y seguirle la pista en las redes sociales:
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=rBXR9uLscO0
Twitter: @ladistancialapeli
Facebook: Facebook.com/ladistanciamaslarga
Web: www.ladistanciamaslarga.com
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