Libertador, después de su apogeo llegó la caída
Por Daniel Paspirgelis
@Paspirgelis24
Recopilando la historia y queriendo recordar a un héroe de batallas, el 24 de julio del pasado año llegó desde Hollywood la cinta “Libertador” protagonizada por Edgar Ramírez y conducida por Alberto Arvelo, largometraje que estuvo junto a otros 9 finalistas para ser nominados al Óscar al mejor filme de habla no inglesa.
Sin embargo, «Relatos salvajes» de producción Argentina fue la nominada al Óscar junto con «Ida» (Polonia), «Leviathan» (Rusia), «Tangerines» (Estonia) y «Timbuktu» (Mauritania).
El director Beto Arvelo, como se le conoce familiarmente en su país, destacó que su presencia en el grupo de nueve preseleccionadas “ha sido un paso histórico para el cine nacional”.
“Seguimos adelante y sembrando para cosechar en el futuro”, dijo Arvelo a Efe en Caracas desde Los Ángeles (EE.UU.), donde aguardaba el resultado de la votación final de la Academia de Hollywood.
Pero, ¿porque no entró en las nominaciones?
La falla con Libertador quizás no es de forma, su debilidad es una cuestión de fondo. En teoría, busca humanizar a Bolívar, pero termina erigiendo su mito mejor que cualquier otra producción. El Bolívar de Libertador es un tipo romántico, idealista, bien parecido e indomable. Imagen que dista mucho de ese Bolívar que pintan algunos historiadores, un hombre que podía llegar a ser muy cruel, egoísta, mujeriego, paranoico y enfermizo en los últimos días de su vida. De hecho, es en este último apartado donde la película genera controversia. Al margen de los errores históricos que pueda tener (detalles que, además, poco interesan al público), el mayor pecado que comete Libertador es alimentar la teoría conspirativa acerca del asesinato de Bolívar, eliminando por completo años de historia y de documentos que dan fe de su precario estado de salud en sus últimos días. Salvando esto y detalles que son imperdonables (Francisco de Miranda es enano y gordo, Sucre tímido y endeble, Paez cobarde y Santander traidor), Libertador se toma concesiones históricas para alimentar más esa imagen del omnipotente Bolivar, dejando a todos sus colaboradores como cobardes o personajes menores en la lucha por la independencia.
Otro factor fue ver a ciertos personajes épicos de nuestra historia retratados de forma errónea (a nivel psicológico y físico). El final ambiguo de la película. El sutil mensaje político que subyace debajo del film y que pocas personas podrán leer al verse deslumbrados por su puesta en escena.
Por otro lado, no se puede quitar el mérito en cuanto a la estética, la música, escenografía, fotografía, vestuario, las caracterizaciones del elenco son muy bien acabadas. No hay detalles que generen ruido ni que representen errores garrafales. En general en nuestro país es difícil tener una idea de un pasado histórico porque es muy escaso lo que nos queda de esa época. Es por ello que hay mucha cabida para las licencias cinematográficas y a la utilización de escenarios foráneos.
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