Reflexiones desde el dolor de la pérdida del ser amado
Por Gabriel Reyes
@greyesg
Esta foto es real. Es de ellos, hace un mes en su último viaje.
La esposa, hoy viuda, de nuestro querido hermano y amigo Luis Guillermo Méndez Salazar compartió esta reflexión que consideramos debe ser divulgada para la empatía de todos los hombres y mujeres de bien, que queremos a nuestra Venezuela, pero que en ella perdemos, como Ingrid Daniela, a nuestros seres queridos.
«El viernes 5 de junio me quitaron la vida. Ese día un desconocido, con el alma negra, decidió ser Dios y arrebatarme la vida, llevándose al amor que llenaba mis días de alegrías, risas, bailes, cálidas bienvenidas a casa y felicidad plena.
A diferencia de lo que muchos pueden pensar en este momento, no siento rabia, ni impotencia, ni rencor… Solo un profundo dolor que late sin parar.
Y no, no culpo a Venezuela, pero sí a sus gobernantes por no controlar la inseguridad desenfrenada, y además sembrar tanto odio y violencia en los corazones de los venezolanos.
No culpo a Venezuela pero sí culpo a su gente por no votar, por ser miserable y arrastrarse por limosnas.
No culpo a Venezuela, pero culpo a cada venezolano que siente envidia, odio y rencor.
No culpo a Venezuela, pero te culpo a ti si no has luchado nunca por tus sueños y te encanta que todo se te de «facilito».
No culpo a Venezuela, pero te culpo a ti si no eres capaz de alegrarte por la felicidad de otros. Si eres de los que odia la «sonrisa bonita en cara ajena».
No culpo a Venezuela, pero te culpo a ti si no has vivido para servir, para regalar sonrisas, para amar sin límites, para entregarlo todo sin pedir nada a cambio.
No importa quién gobierne este país mientras su gente siga teniendo tanta miseria en la cabeza y en el corazón (de derecha a izquierda). No importa quién gobierne si tú en tu núcleo familiar no das amor, comprensión, educación y respeto, porque allí comienza todo.
No culpo a Venezuela, no puedo, porque este hermoso país me puso en el camino del hombre que me ha regalado la felicidad más completa y perfecta. Mi hombre y esposo amado, quien daba la vida por ayudar al otro, quien se sudaba cada victoria, quien irónicamente me enseñó a valorar más a mi país, a pesar de nuestros sueños y planes más allá.
Mi héroe rescatista, mi Masón y Shriner. Mi radioaficionado, motero, aduanero, comerciante, gerente, jefe… Esposo perfecto (sí, perfecto). Mi hombre destacado, tú en definitiva estuviste siempre en un nivel superior.
A ti mi amor, te doy las gracias por volver a mi vida de manera inesperada hace dos años. Por haberme amado tanto y haberme pedido matrimonio con el corazón en las manos. Gracias MiAmorMiVida por haberme regalado la Boda de nuestros sueños, siempre hemos sido el equipo perfecto.
A ti te lo di todo, sin egoísmo… Los que nos conocen saben que nuestro amor irradiaba luz. Y eso es lo que somos.
Te amé y te amo con toda la mayor fuerza humana posible, y como sabes que siempre me he creído un poco extraterrestre, TE AMO aún más.
Somos infinitos y eternos.
Siempre nuestros.
Con amor,
Ingrid Daniela de Méndez»
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