Los aciertos de Maduro
He llegado a la conclusión de que el régimen maduriano verdaderamente esta compenetrado con la esencia de lo que es el “Hombre Nuevo Socialista” y se proyecta como un caso único de eficiencia perniciosa en la historia de la humanidad. Las ejecutorias y proyectos que anuncia cada vez que siente el llamado divino, eso que algunos atribuyen a influencias como el castrismo, inestabilidad mental, presiones de los factores que lo respaldan y yo defino como chispeantes ocurrencias con destellos de lucidez, constituyen prueba fehaciente de la premisa que sostengo, sin miedo a yerro.
Veamos dos recientes anuncios, con suficiente entidad para descifrar la intencionalidad de las medidas asumidas, reflejo puro de tamaña genialidad. Decisiones que han sido ejecutadas con gran entusiasmo por el modelo de ser humano que ha resultado de la visión de mundo que nos han impuesto a los venezolanos la satrapía comunista. Me refiero al feriado de los viernes y el cambio del huso horario.
En el primer caso se infiere una tremenda empatía entre el líder mesiánico, me refiero a Maduro y es en serio, con el diseño singular sostenido por su antecesor. Desde los tiempos en que aquel, el innombrable, legitimó el robo en una de sus tantas chácharas, alegando que el cometería delito para llevar el pan a su casa, en el preciso momento en que asumió el discurso de instigación a la violencia, se delineo el paradigma del socialista criollo; ese que no trabaja, vive a costa del Estado, es servil, más vivo que los otros y, en definitiva, un hibrido entre depredador y zángano arrimado.
El otro caso también dice mucho de su fortaleza como hombre de Estado. Que haya sido capaz de imponerse a sus miedos y revocar una medida tan singular y representativa del personaje que subrogó, ese que ya nadie nombra y solo se manifiesta en la propaganda oficialista, refleja un aspecto inexplorado de su ser. Esta vez me refiero a su coraje personal. Él ha reconocido la magnitud del bochorno mundial ante una de las medidas más estúpidas en la historia que colocó a Venezuela como caso único de imprevisión, falta de seriedad y, por qué no decirlo, locura singular.
Ahora bien, estas brillantes y valientes decisiones han sido dictadas con mucha resistencia de los propios miembros de la jauría roja-rojita. Muchos detectan la intención subyacente al revocar la medida que colocaba a Venezuela media hora a espaldas de la racionalidad. Entienden que es un mensaje cifrado que transmite mayores cambios y la posibilidad de que se haga el reconocimiento de que el encumbrado e insepulto solo fue uno de esos tantos personajes que llega para destruir y fomentar lo peor que hay en todos nosotros.
Pero donde la protesta ha sido mayor es en el tema del feriado. La plana mayor del régimen alegó que era un error la declaratoria del viernes como día de asueto desde el primer momento. Y no les falta razón. Ellos insisten que ese era el mejor día de la semana y ahora se lo han arrebatado. Era el día de las amantes, el almuerzo tempranero, la hora feliz, el empate con la cena, sin las preocupaciones de continuar los guisos al día siguiente. Resulta lógica la conclusión, el feriado ideal era el de los lunes, un día tan malo que hace del domingo una jornada plena de tristeza ante el solo pensamiento de levantarse temprano, entre las 10 y 11 de la mañana.
Mis fuentes sostienen que ese error produjo un efecto demoledor en los factores que aun apoyan al Régimen. Los ministros manifestaron graves protestas de los viceministros y otros altos funcionarios y los militares dieron su ultimátum. Eso explica la declaratoria del 18 de abril como día no laborable. Se trata de un ensayo para cambiar la medida. En contraste el bufete del Gobierno, espero que entiendan que me refiero al malandraje que está en el TSJ, no descansa. Además de su profusa actividad declarando la inconstitucionalidad de cualquier ley o acuerdo que emana de la Asamblea Nacional, estudia una ponencia para confirmar la legalidad de extender el puente hasta el 5 de julio, en forma ininterrumpida.
El argumento es evidente, todavía ellos no saben si el día de nuestra independencia fue el 19 de abril o el 5 de julio. Ante tal indefinición los patriotas rojos consideran que constituye una deshonra a su forma de ser y actuar el andar promoviendo cualquier tipo de trabajo productivo en ese periodo. Por eso es que la última medida que estudia Maduro es la de establecer un solo día de trabajo obligatorio en la semana que se definiría por el terminal de la cédula, así como se hace con el racionamiento de la comida. Pero ya, a los que les tocaría trabajar los viernes, comenzaron a anunciar un golpe de Estado si les toca sacrificar su día de relax. Así, así, así es que se gobierna.
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