Los que hoy huyen de Venezuela, mañana sueñan con volver
En la actualidad Venezuela no cuenta con cifras oficiales sobre el fenómeno de la migración. Es tarea titánica de conocer cuántos venezolanos se han ido del país, y más aún, categorizarlos: en edades, género, nivel educativo etc. Sin embargo, no es un tema que carezca de interés en la población.
No es casualidad que en ciudades como Miami (Estados Unidos), Barcelona (España), Ciudad de Panamá (Panamá) y muchas otras, existan comunidades enteras de venezolanos en las que puedes conseguir cualquier tipo de información y ayuda, desde cuál es el mejor lugar para vivir en la localidad, hasta donde puedes encontrar harina pan.
El hecho de que no existan estadísticas oficiales sobre la emigración (y que tampoco se recojan los datos para hacer las investigaciones pertinentes) llama mucho la atención, dado a que es un tema que se ha vuelto parte del día a día de todos, no obstante, esto no ha impedido que los venezolanos se apoyen en el extranjero, incluso cuando sólo tienes la idea de irte.
Las redes sociales han sido pioneras en este sentido; existen desde comunidades en Youtube, como personas en Snapchat, Twitter, Facebook e Instagram donde se puede encontrar gran cantidad de material y ayuda, con tan sólo decir “soy venezolano y estoy pensando en irme”.
Tomás Paéz, sociólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela, publicó un libro el año pasado (2015) con respecto al tema llamado “La voz de la diáspora venezolana”, en el que su idea es darle voz a aquellos que se fueron del país y han querido ser invisibilizados; no tomados en cuenta ni siquiera para las estadísticas.
“Vista la carencia de datos, intentamos visibilizar cómo un montón de gente está esparcida en más de 90 países de todo el mundo, ver quiénes son, cómo se sienten, por qué se fueron, qué añoran de Venezuela y su disposición a retornar y a reconstruir el país”. Aseguró Paéz quien se propuso este proyecto al ver como sus mismos alumnos se iban de Venezuela progresivamente, a partir de allí, se puso en contacto con diferentes amigos y conocidos en países que reciben gran cantidad de venezolanos, para hacer el trabajo que otros se han dedicado a ignorar.
¿En dónde están los venezolanos?
Según los cálculos más recientes, hechos por el profesor Paéz y publicados en su libro, la cifra de venezolanos en el exterior está cerca del millón y medio; lo que representa entre el 4% y el 6% de la población total. Un porcentaje alto, para un país que hace más de 3 décadas y por muchos años lo que hizo fue recibir extranjeros.
Con respecto a cómo están repartidos este casi millón y medio de personas, para empezar la mayor cantidad de emigrantes está en Estados Unidos, donde existen casi 300.000 venezolanos residenciados, en España hay un aproximado de 170.000, Portugal se ve con 100.000, Italia cuenta con 50.000, 40.000 en Francia, cercano a los 30.000 el Reino Unido y en Colombia cuentan con un número un poco mayor a 250.000.
¿Fuga de cerebros o las 3 E?
El tema se vuelve mucho más complicado cuando identificamos que la mayoría de las personas que han decidido emigrar son profesionales, a esto es lo que popularmente se le llama ‘fuga de cerebros’. Sin embargo, el sociólogo asegura que él lo ve de otra manera y divide a estas personas en tres grandes grupos: el emprendedor (quienes crean empresas, crean ideas innovadoras), los empleados (se encargan de trabajar en diferentes centros en la ciudad a la que llegan) y los estudiantes (lo que esperan encontrar mejores oportunidades de estudio fuera de su país), esto es a lo que el autor llamó “Las 3 E”.
Declara además, que según los datos recolectados “Más del 90% de la gente que se ha ido de Venezuela tiene grado universitario, el 40% tiene al menos una maestría, el 12% tiene doctorado y post doctorado eso te da una idea del tipo capital intelectual que se fue del país”.
Más que verlo como una pérdida o fuga, Paéz resalta que estos profesionales que hacen su vida y se forman en otras naciones deben verse como potencial para la reconstrucción de Venezuela en un futuro, aprovechar de su utilidad, aun estando residenciados fuera.
Iván de la Vega, sociólogo y profesor de la Universidad Simón Bolívar destacó la importancia de no perder el contacto con estas personas que se van, especialmente, los profesionales «personas de alto nivel de calificación que emigran de un país de menor desarrollo a uno de mayor desarrollo y se reconectan con su país de origen formalmente a través de proyectos de investigación, asesorías, cooperación, visitas, o con agentes de trabajo para impulsar la investigación». Sin embargo, en el caso de Venezuela estas reconexiones no se están realizando por parte del Estado, destaca el catedrático «al Gobierno no le interesa reconectarse con la gente calificada que ha salido del país en los últimos años», afirmó en una entrevista que le realizó el diario El Univesal.
¿Por qué dejarlo todo?
La inseguridad jurídica (no saber qué bienes posees, ni cuánto te pueden durar) y personal (nivel de homicidios, robos, secuestros, etc.), repuntan cuando se trata de las razones por las cuales los venezolanos deciden tomar la decisión de dejar toda la vida que han conocido y construido alguna vez, para empezar de cero donde el futuro es incierto.
Los indicadores que le siguen a estos son, sin duda alguna, el tema de la economía, la escasez, los bajos salarios y la inflación, además de la dificultad para encontrar un trabajo que esté acorde a las necesidades reales.
Las declaraciones en general, se pueden resumir en una sola voz, los venezolanos están dispuestos a irse sin mirar atrás, con tal de encontrar la calidad de vida que su país no les puede, ni les podrá ofrecer por un largo período.
Todo esto ha causado nuevos fenómenos sociales, como el rompimiento de las familias, quienes se terminan de formar en diferentes latitudes del mundo y se visitan, celebran cumpleaños o fechas importantes, a través de Skype, FaceTime o cualquier otra red que les permita interactuar en tiempo real.
El venezolano está replegando su cultura a lo largo y ancho del mundo, con la emigración masiva que se ha registrado en los últimos 20 años, de la misma manera, está adquiriendo nuevos conocimientos culturales que enriquecen su historia.
Aunque el proceso de adaptación es realmente difícil, se ha notado que estas personas de verdad valoran aquello que aquí les ha hecho falta: la seguridad, la paz, la estabilidad económica y social, la eficiencia de los servicios públicos y de los básicos, además no tardan en integrarse a su nuevo estilo de vida, mimetizándose al país, a las tradiciones, a la gente.
¿Volverán?
Muchos nos descartan la posibilidad de algún día volver, obviamente, si las cosas cambian y la realidad mejora, la pregunta en este caso será ¿está el país listo para recibirlos de vuelta? Va mucho más allá de sentimentalismos y emociones, todo el que vio a un familiar o amigo cercano irse, por supuesto que lo quiere de vuelta, pero ¿qué políticas serán aplicadas si más del millón de emigrantes que hoy hace vida fuera decidiera volver?, ¿qué sucede en Venezuela, un país en constante reconstrucción? Claro que lo ideal sería crear un programa que pueda aprovechar todo el talento y capital humano que se encuentra fuera de las fronteras, que si decide volver, sea con nuevos proyectos y no que ayude a volver al pasado, si no a construir un lugar donde todos quepamos con nuestros sueños, aspiraciones y que estos sean posibles aquí, en el país del que nunca se debieron, ni quisieron, ir.
Fuentes:
Noticias de Gipuzkoa.
Revista Venezolana.
El Universal.
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