¿El mundo sería mejor sin Dios?
Richard Dawkins ha sido uno de los mayores predicadores del ateísmo de los últimos años, un científico británico que asumió la tarea, de dejar sin argumento a los defensores de un dios creador, para liberar a las personas atrapadas en las religiones organizadas, que bajo su perspectiva, influyen negativamente a la humanidad, compartiendo junto con Karl Marx, el padre del socialismo científico, una sentencia ya conocida “las religiones son el opio de los pueblos.”
Aunque estoy de acuerdo que las religiones han sido sistemas utilizados para la dominación de unos pocos sobre muchos, la posición de Dawkins, “el mundo sería mejor sin Dios” declarada por él, en una entrevista para el documental de CNN “Ateos: El mundo de los que no creen”, es una falacia que muestra una postura sesgada, lejos de la objetividad que predica, puesto que no aborda el problema de la humanidad, tomando en cuenta las verdaderas raíces de la mayoría de los grandes males de la civilización, colocando la responsabilidad de la miseria de nuestra especie, en la espalda de todas las religiones.
Si analizamos la historia del mundo, vamos a conseguir, desde que el hombre lleva registro de su existencia, que los conflictos entre naciones, han estado basados en la acumulación de poder, o en la búsqueda de espacio de un pueblo para existir, que debe enfrentarse a otro que lo enajena, utilizando cualquier pretexto para esa meta, sean los dioses, la patria, la etnia o el gran líder. Indiferentemente del argumento, la codicia y el amor al poder, sobresalen como las motivaciones principales en las guerras de dominación, aunque se escondan tras tratados filosóficos o religiosos.
En Ruanda, durante el año de 1994, se llevó a cabo un genocidio, los Hutus (grupo étnico mayoritario) asesinaron al menos a un millón de Tutsis (minorías) a punta de machete, influenciados por el odio, él miedo y la intolerancia hacia otros grupos, aunque esas dos etnias no tenían diferencias raciales entre sí, lo único que los separaba, eran unas identificaciones de identidad heredadas de la segregación del gobierno colonial belga, impuestas décadas atrás, para evitar cualquier unión nacional, que pusiera en peligro la hegemonía de la metrópolis en ese país, separación explotada luego de la independencia, durante los años 80 y 90, por políticos que deseaban hacerse con el gobierno en la nación africana. Una masacre que no tuvo a la religión como protagonista, sino la ambición de un grupo de poder.
Todas las matanzas y guerras del siglo XX aunque el profesor Dawkins lo omita, realmente tras bastidores, tienen a una serie de intereses, que usan el miedo y el odio, distorsionando las creencias de los pueblos para su beneficio.
Hoy en día, el extremismo islámico es utilizado para los intereses político y económico de algunos líderes mundiales, quienes capitalizan el miedo para sus beneficios (Partidos ultraderechistas europeos por ejemplo) y crean inestabilidad para fortalecer sus posiciones (Con ISIS los precios del petróleo se mantienen bajos, gracias al combustible contrabandeado en las fronteras Turcas) demostrando que el poder y la codicia, son los males reales a combatir.
Es necesario tener presente, que las religiones y las ideologías, los sentidos de seguridad, el confort, entre otras cosas, son el material para que los poderosos, los que anhelan el dominio y control, sigan usando a la gente como piezas de ajedrez. Dios fuera de la vida del ser humano, no evitará que el mundo siga su camino hacia el desastre. Él no es el problema, somos nosotros y nuestros sistemas, tal vez si siguiéramos las enseñanzas de Jesucristo, si dejáramos la hipocresía, el egoísmo, la ambición desmedida, presente en casi todos, aunque lo queramos negar, el mundo fuera diferente y mejor para la humanidad.
- La caída del chavismo depende de la MUD - 23 abril, 2017
- ¿Será que ahora estamos cerca del cambio? - 10 abril, 2017
- ¿Por qué el caso Odebrecht tuvo tanto impacto en Latinoamérica? - 19 marzo, 2017