Ni dioses ni demonios: ¿Por qué se está negociando?
Tenemos demasiados años con un país dividido en dos, en donde unos señalan a los otros como la representación del demonio, las personificaciones de la maldad y la opresión, vampiros que quieren chupar la sangre del pueblo, seres en donde no existe nada bueno ni virtuoso que salvar. Ante esta posición alimentada por la dirigencia política, chavista y opositora ¿Cómo rayos se atreven a negociar y de paso en secreto? Es la pregunta que se escucha entre la ciudadanía, que cada vez pierde más la confianza en los políticos.
El comandante muerto en medio de su verborrea, dejó frases rescatables, que aunque hayan salido de su boca, pueden ser utilizadas para la reflexión, al fin y al cabo la palabra no es de quien la dice, sino de quien la usa, así que me atreveré a hacerle mano a esto dicho por él, en su rendición de cuentas en el 2010: “Ustedes piensan que nosotros somos demonios y nosotros pensamos que ustedes lo son, pues echemos fuera los demonios y que viva lo humano.”
Humanizar la política, liberar a Venezuela de los antagonismos usados por grupos que dominan a las personas con el miedo, es el primer paso para la construcción de la nación del futuro, del país verdaderamente cívico, democrático y ciudadano, que tanto le ha costado nacer en medio de las revueltas, la conflictividad y la demagogia. Es necesario que se aclaren términos y se desvelen verdades históricas, que los demonios citados por uno que tanto los capitalizó en su favor, huyan y nos dejen a nosotros, seres imperfectos,seres en una constante evolución social,ponernos de acuerdo para alcanzar un mayor desarrollo humano.
Dictadura o democracia
En 1990, Mario Vargas Llosa describió a la situación política de México como la “dictadura perfecta” Al concluir que el partido de gobierno PRI (Partido Revolucionario Institucional) había logrado controlar todas las instituciones de aquella nación, permitiendo la creación de una oposición sujetada a las cúpulas que dominaban el país, para legitimar los sucesivos gobiernos que manipulando los medios de comunicación y el sistema electoral, mantenían el poder en las manos de las élites del PRI.
Tal dictadura se asemeja a lo logrado por Hugo Rafael ChávezFrías, que desde el año 2005 dominó institucionalmente a todo el país, acaparando en sí mismo los espacios políticos, que dejaron a cualquier opositor, con pocas opciones para el debate y la negociación.
Durante el periodo anterior a su defunción, El Comandante Muerto contaba con precios del petróleo altos, los 5 poderes públicos bajo su bandera, el apoyo de las mayorías y respaldo internacional, condiciones perfectas para el dominio de un país. Lograr esa clase de poder requirió habilidad y complicidad de situaciones externas, así como de errores en la oposición.
Antes del 2003, sectores adversos al chavismo contaban con espacios, que hacían necesario que el Presidente se sentara a dialogar. PDVSA no estaba manejada directamente por el Gobierno, la CTV tenía influencia en la mayoría de sindicatos y no coincidían con el partido de gobierno, el grueso empresarial venezolano no dependía directamente del Estado y las Fuerzas Armadas no eran rojas rojitas como lo fueron luego.
Desde el 2001, El Comandante muerto respaldado por un fuerte apoyo popular ratificado en las Mega elecciones del 2000, inició una serie de estrategias para quitarle poder a sus adversarios, empezó su movimiento para el dominio absoluto de PDVSA, con leyes especiales y señalamientos a la dirigencia de la Estatal petrolera, relacionada a cúpulas económicas, que a su vez estaban vinculadas a líderes políticos del pasado, que vieron en ese conflicto de intereses, la oportunidad para sacar de Miraflores a quien los había humillado electoralmente en el 98, así mismo nuevos partidos fundados por excluidos de las élites de la 4ta Republica, aprovecharon esa lucha para venderse como paladines de la libertad, intentando capitalizar aquella lucha para sus fines políticos.
La oposición, un crisol de intereses que se contraponían, inició una serie de manifestaciones que movilizaron a muchos venezolanos, a tomar las calles para proteger sus libertades y su forma de vida, ciudadanos que estaban influenciados mediáticamente, para pensar que debían pelear en contra de un dictador, que irónicamente no prohibía elecciones ni encarcelaba opositores. No se percataron que estaban siendo parte de un juego, en donde las élites presionadas por El Gobierno que les quitaba poder, los llevaban hacia una trampa, en la que perderían los espacios que tenían para debatir.
Después del golpe del 2002 y el paro petrolero del año siguiente, el chavismo marcó a Venezuela con su sello de propiedad. La huelga de PDVSA fue la excusa perfecta para pintarla de rojo, el golpe reveló a los oficiales disidentes que fueron perseguidos o exiliados, muchos líderes de oposición sufrieron el descredito internacional, que miró con malos ojos aquel intento fallido de llegar al poder, mientras observaban a una mayoría popular, lanzada a las calles en rescate de su Presidente. El chavismo obtuvo en esos años, la mayor de sus victorias; la jugada de sus adversarios al no funcionar, les dejó sus cuellos descubiertos, algo que simplemente no podían dejar pasar, dieron su zarpazo jacobino y dejaron a sus contrarios tirados en la lona sin poder.
Después de todo esto, vino el revocatorio del 2004, acto que conllevó a la lista Tascón, a la reafirmación del apoyo al chavismo y al descredito de la oposición, que tenía dentro de sus líderes, a muchos que acusaron al proceso de ser fraudulento, intentando como hoy en día lo hace El Gobierno, desconocer que las mayorías no encontraban en ellos la solución de nada. Luego en una de las más cuestionadas jugadas de la historia política venezolana, llamaron a la abstención de los comicios electorales, que elegirían a los diputados del Asamblea Nacional, regalando los curules, desde donde se terminaría de concretar la dictadura perfecta.
¿Fue el gobierno de Hugo Rafael Chávez una dictadura común como suele señalársele? La respuesta es un no desagradable. Chávez no fue ni Pinochet ni Varela ¿Golpista? Por supuesto, pero no llegó al poder por esa vía, sino por la electoral ¿Esto lo excluye de ser un dictador? No como comúnmente se identifica uno. Sí somos más estrictos en los conceptos políticos, los dictadores latinoamericanos, incluyendo a Fidel Castro, han sido principalmente tiranos, que solo por la vía de la fuerza se han mantenido y llegado al poder, a diferencia de lo que es un dictador desde la perspectiva romana, en donde está figura aparecía, por el consenso del senado, que por motivos de una amenaza externa, le daban a un hombre poderes espaciales para defender la Republica.
Bajo esta mirada, basándonos en los hechos, el día en que personajes como Henry Ramos Allup llamaron a la abstención, convirtieron al Comandante muerto en un dictador, para luego intentar mantenerse vivos en la política, al clasificar a Hugo Chávez como un tirano, cuando fueron sus malas jugadas quienes le permitieron tener en sus manos todo el poder.
Ni ángeles ni demonios
Lo menos que quisiera, es que este articulo fuera convertido en un instrumento del chavismo para justificarse, ya que la historia ha de señalar con todo el peso de su dedo objetivo, la mediocridad con la que los funcionarios de Chávez y el mismo difunto Presidente, manejaron el país durante una época de bonanza sin precedente, como se criminalizaron y terminaron de corromper las instituciones republicanas, hasta convertirse en un Estado mafioso, cuya hediondez, simplemente no puede ser tapada con discursos antiimperialistas que han perdido vigencia.
Mi objetivo es que se pueda visualizar, que la transición necesaria para iniciar un proceso de restauración, necesita del diálogo de las dos partes en conflicto, sin pretender que unos son peores que los otros, ni mintiendo por televisión, esto para que la población en general, no termine de decepcionarse de los partidos, que son necesarios para la gobernabilidad, evitando que nuestro país sea expropiado por verdaderos tiranos, que niegan a la democracia como el sistema necesario para la protección y el ejercicio de nuestras libertades, que al final son lo que nos permiten reflexionar y seguir avanzando, hacia una nación con un mejor futuro, sin pretender que tenderemos algún día una Venezuela perfecta.
Hoy la negociación es necesaria, como lo es dejar de hacer dioses de barro y ver demonios por todas partes, quienes se sientan a discutir los próximos pasos para la estabilidad, no son Dios y el diablo, son solo políticos que buscan no perderlo todo y seguir teniendo vida en “La cosa pública” pero que como han demostrado en el pasado, aun les cuesta tener una sana comunicación con la calle, que ya no quiere más “predialogos” en secreto.
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