La Rapsodia de Caracas
Cada ciudad tiene su propio sonido, que como el soundtrack de una película arranca en determinado momento y varía su ritmo de acuerdo a la trama. La analogía es especialmente pertinente aquí en Venezuela, donde el límite entre la realidad y la ficción es especialmente difuso y los ciudadanos tratamos de digerir una cotidianidad cargada de episodios distópicos, al punto de convertir a George Orwell y Ray Bradbury en personajes que viajan en el metro…
Y aunque no faltan aquellos, que con sorna aseguran conocer el sonido de la ciudad, vivirlo, celebrarlo y convertirlo en un jolgorio perpetuo, vuelve la pregunta, insistente en los labios del necio y el obstinado, que inquiere con matices de sarcasmo y duda: ¿Cómo es que suena Caracas?
¡Caracas vibra en clave de Rapsodia! no precisamente bohemia, (caótica y Kafkiana) son adjetivos más precisos. Lo cierto es que en la sonoridad de la capital caraqueña se entretejen acordes sublimes y opresivos… melodías magistrales y discordantes. El paso apresurado de quien trajina temprano para ir a trabajar, con el de balas que imponen cortes y silencios. Estallidos y plomo vuelan a lo largo y ancho del territorio nacional, desde los barrios y las aceras a los campos de cacao mirandino.
La masacre de Barlovento puso a diputados de oficialismo y oposición a cantar al mismo son. Ante la mirada y el testimonio de familiares y dolientes, diputados azules y rojos se pronunciaron unánimemente en rechazo al asesinato de 12 jóvenes a manos de efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Sigue sonando el ruido que trae ese rio de Sangre llamado Operaciones de Protección y Liberación Del Pueblo.
En el soudtrack de Venezuela las marchas fúnebres son cosa de todos los días, también los silencios forzados. Con tantos cantos mortuorios en los oídos el director de la orquesta vestido de rojo, se ve obligado a suspender su colorido repertorio: circo (sin pan) que salmodia con toda seguridad: ¡Así Suena Caracas!
- ¡“Honor y Gloria para Fidel Castro, líder libertario de la Revolución Cubana!”, la proclama de tres días de luto como un solo de violín se escuchó en honor al dictador.
Mientras:
Las voces desesperadas de cientos de venezolanos claman de coro en coro: Situaciones cada vez más críticas, soluciones que no aparecen, colapso y declive, sonido que la intransigencia y negación del Gobierno convierte en su música de fondo.
La risa de los niños, el incipiente sonido de la gaita, o algún villancico, calidez y contacto de nuestros seres queridos, el privilegio de pasar otra navidad en familia, eso es música agradable en medio de este concierto. Un país teñido de gris, donde hambre y enfermedad: difteria y desnutrición, son sinfonías que van in Crescendo al igual que el precio del dólar paralelo.