¡Yo no me quejo!

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Esta semana en consulta, he tenido reiteradas situaciones donde los pacientes han asumido una conducta de queja constante, me refiero a la queja por sistema; no cuando esa persona tiene un problema o pasa por un momento difícil y sencillamente lo comparte; lo cual me motivó a escribir este artículo.

La persona que se queja se pone en posición de víctima frente a las circunstancias (yo estoy mal, la culpa la tienen los otros) y esto tiene sus ventajas: si la culpa es de los demás o de las circunstancias evito hacerme responsable de la parte que me toca.

Hacerte responsable quiere decir asumir que hay una parte sobre la que sí puedes actuar.

Sin mencionar el contexto venezolano, conocido y vivido por todos, la queja no resuelve el problema. Si me mantengo en la posición del vaso medio vacío jamás lograré llenarlo. Debemos aprender a ver lo bueno que nos acontece y cómo el cambio lo generamos nosotros con nuestros comportamientos y las respuestas que damos al entorno pues aquí van algunos tips para utilizar con la gente que se queja:

Fortalecerlo: si bien puede ser difícil porque es probable que piense que no entiendes la gravedad de su problema, puedes intentar desviar la conversación hacia los aspectos positivos. Trata de que vea el otro lado de la moneda, no todo puede ser malo.

No prestar atención: cuando se trata de una queja que se repite una y otra vez,  haz como si no le hubieras escuchado, cambia la conversación.

Proponer soluciones: esto es para las quejas puntuales, para un problema en particular y no para los «quejosos crónicos». Buscar entre los dos respuestas a los inconvenientes, para que el otro se esfuerce en pensar en positivo. Sugiero que no le den ustedes la solución, es importante que la persona resuelva su conflicto.

Preguntar sobre el tema: Responder ¿Qué piensas hacer al respecto? es una buena opción para que el quejoso se ponga a analizar el problema y deje de criticar porque sí.

Prestar más atención cuando no se queje: refuerza las conductas que no se asemejan a la queja, por ejemplo,  cuando dice algo bonito o agradece una situación, muestra mucho interés, todo lo contrario a cuando se queja.

Mantener el rostro en «neutral» “póquer face”: tu cara debe tener una expresión de «ni sí ni no», es decir, que te da lo mismo lo que está diciendo. No te pones del lado de la queja ni del otro.

Preguntar cómo soporta la situación: escuchar atentamente y con devoción, cuando termina su «testamento», dile que es realmente algo muy feo y a su vez, que te cuente cómo hace para sobrevivir a ello. En realidad es una estrategia para que pueda pensar alguna solución sin darse cuenta.

Hoy invito a los lectores a realizar el siguiente ejercicio: un mes sin quejas!!! Sin focalizarse en las cosas negativas y sin importancia que pasan en nuestro día a día. A este ejercicio, podríamos añadir una tarea de agradecimiento: cada noche, dar las gracias por tres cosas que tenemos en nuestra vida (nuestros hijos, una casa, comida, un paraguas, trabajo, una pareja, amigos, etc, etc). Este cambio, seguramente generará cambios en nuestro entorno y seremos generadores de mucha mas armonía. Compartamos nuestros resultados dentro de un mes!

Stefania Aguzzi
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